CANDY:
- ¿Sería por mí? ¡¡Dios!!, Estoy arruinando un hogar, y todo por el afán de creerme la bomba sexi, que tonta e irresponsable he sido, pero en mi defensa, en verdad estoy enamorada de él, siento rodar lagrimas por mis mejillas y justo cuando logro parar un taxi en la salida del callejón siento como una mano, me toma desde atrás justo antes de subir.
Sus hermosos ojos zafiro me miran angustiados, y mis piernas empiezan a temblar.
-Candy por favor, déjame explicarte.
-No hay nada que explicar, no quiero, ni necesito de tus explicaciones, no somos nada así que no las requiero.
-Por favor, no me hagas esto, no ahora que por fin nos estamos liberando de estereotipos y prohibiciones por ser mi alumna; yo estoy listo pa… -Lo calle instante con una bofetada.
-Escúchame bien!! No me interesa ni lo que piensas, ni lo que sientes, ni lo que necesitas, -Mi cuerpo temblaba por el llanto que ya no podía controlar y continué -Solo me importa lo que siente, lo que quiere y lo que necesita tu hijo y tu mujer, que por cierto, te debe estar esperando -me liberé de su agarre y subí al taxi lo más rápido que pude.
-Tu no entiendes, no es como tú piensas -gritaba descontrolado Terry.
-No, no es como yo lo pienso, es como yo lo vi, no tuve que esperar que nadie me lo contara -el taxi acelero y él se quedó atrás y debía seguir así.
- ¡Hola! -me dice el pequeño cuando me ve -Tu quien eres -en sus ojos veo incertidumbre, me pregunto ¿dónde rayos estará Karen?
-Hola, como te llamas- le pregunto cauteloso
-Su nombre es Harry, -Responde una voz a mis espaldas - ¿Ya le aclaraste la situación a tu aventurita? - Pregunta Karen con un tono bastante molesto.
-El solo hecho de que tu volvieras, no quiere decir que me quede contigo -le dije casi perdiendo la paciencia -Pero como este no es ni el lugar, ni pienso discutir contigo frente al niño, ahí la dejamos.
-Terry, yo se que volverás a mi –“Era una cínica”, pense.
-¡Primero muerto! -su rostro palideció, de repente ya no estaba confiada -Te pediré el favor de no volver a referirte a ella como “aventurita” por qué créeme, no es nada de eso -ahora mas que nunca entendía lo que le decía, Candy no era una aventura, ni era sexo, quería algo más, lo que alguna vez, soñé con Karen, pero con mas intensidad, sus ojos, su mirada en el momento en que subió a ese taxi, fue lo que me basto para decidirme.
¡Al diablo con todo!, ¡Al diablo con la academia!, estoy dispuesto a dimitir si con ello logro mi objetivo y más grande sueño, pero primero debía arreglar todo este desastre, y para eso necesitaba a mi madre, así parezca cliché.
- ¡Señora Eleonor! ¿Qué hace usted aquí? - la verdad era la última persona que presentaría en mi puerta.
-Candy, vengo a traerte eso -En sus manos traía mis pertenencias – Dejaste todo en tu casillero, Hummm también creo que debo hablar contigo.
¡¡RAYOS!! había olvidado que ella nos había visto, de seguro me iba a despedir por largarme a mitad de turno y por enrollarme con su hijo en pleno lugar de trabajo.
-Conozco esa cara, y no, no es por encontrarte con mi hijo que vengo aquí, ni tampoco a despedirte, no te preocupes por eso -Suspiré de alivio – Supe lo que paso ayer, Terry me lo conto todo.
-Señora yo… no se debe preocupar, no soy una rompe hogares, me alejare de el y le aseguro que no...
- ¡Calla ya Candy!, - Me sobresalte -Ni siquiera dejaste que el se explicara, y por tu actitud no creo que lo dejes acercar, Terry no sabia nada de ese niño hasta ayer y ni es casado ni te ha engañado.
-Estaba confundida, Eleonor me veía muy fijamente, en su rostro se reflejaba la sinceridad.
-Terry tuvo una historia con ella, pero no soy quien te la deba contar – solo te pido un favor, ¡escúchalo!.
-señora Eleonor, así sea verdad lo que dice, y no es que lo ponga en duda, un hijo es sagrado el deber de él, es estar a su lado.
- ¡A su lado si!, apoyarlo, siempre, pero no al lado de una mujer que le hizo daño, solo piénsalo Candy -me dio un beso en la mejilla y salió por la puerta, mi corazón se quedó igual de abatido.
Un mes después…
Karen seguía insistiendo en que me debía quedar con ella, y cada vez se me hacía difícil hacerle entender de manera que no fuera agresiva frente a mi hijo.
-¡¡Entiende de una puñetera vez!!, que no me interesas como mujer, daré todo por mí hijo, y no tampoco te perdonare que me hayas alejado de el sabiendo que era mío, porque no soy tan tonto como tu marido para comerme el cuento. - Perdí la paciencia, pero no me dejo opción.
De ahí en adelante, se comporto amable frente a mis padres, saqué un departamento a su nombre y me dispuse a reconocer a Harry con mi apellido y reponer en algo mi ausencia de estos dos años de su vida, pero cada vez que Karen me veía, lo hacía con odio, con rencor, ¡¡me vale madres!!
Lo peor de todo, era que Candy, ni me miraba, ni dejaba dar un paso hacia ella, y para completar el cuadro un chico nuevo a llegado a la clase y se ha ganado su atención inmediatamente, su nombre es Albert y en menos de una semana ya los veía juntos por todos los rincones robándole miradas y sonrisas que yo quería para mí, e interactuaba genial con el resto de la clase y amigos de ella, por mí parte ya había dado mi decisión de abandonar la academia y lo había manifestado al rector y al decano, afortunadamente tenía muchas ofertas llamativas de empleo y no me fue difícil encontrar la oferta adecuada para mí, necesitaba que Candy se diera cuenta que tan serio iba todo, y que mejor que dando mi discurso de despedida frente a la clase.
Cuando entro, todos dejan de hablar, voy hacia el frente, ella está ahí como siempre, hermosa, lleva una blusa de seda rosa, una falda y unas botas que me ponen a mil, trato de concentrarme en lo que debo decir, pero me desconcierta su mirada fría, la cual se relaja cuando Albert toma su mano y me llega la sangre a la cara, quiero asesinarlo, ¡Nadie toca lo que es mío! Y ella lo es.
-Buenos días, hoy voy a darles un anuncio a todos -Su interés fue total -Bueno, como todos saben mi experiencia como catedrático, empezó hace tres años aquí, pero dado a que mi experiencia en literatura antigua y el teatro ha sido de gran acogida en muchos lugares, me han ofrecido una plaza en otro lugar, una oferta que no podía rechazar, así que, a final de este mes, tendrán otro profesor.
Las caras asombradas y de preocupación no se hicieron esperar, pero la de Candy era la más abatida de todas -me miro con ojos brillosos, se levantó y salió del salón corriendo; sus amigos quisieron salir tras ella más se los impedí.
-No se preocupen, la señorita White, estará bien, continúe el discurso, conteniendo mis ganas de salir corriendo tras ella. En cuanto terminé, ellos se quedaron hablando entre sí y yo Sali a buscarla desesperado, me llevó casi veinte minutos encontrarla cuando la vi entrar a la biblioteca.
Candy:
- ¡Por favor no llores! - salto de la sorpresa, su voz viene en un susurro a mi oído.
-Tú no entiendes -siento que me estas arrancando el corazón -En esas palabras le estaba entregando mi alma.
-Lo sé, estaba esperando que pudiéramos hablar, pero es que no me has dado la oportunidad, por favor escúchame -Que mas daba si hablaba, ya estaba agotada de tanto luchar contra la corriente, llevaba un mes de tortura, diciéndome una y otra vez, que todo estaría bien, que lo podía superar. hasta Albert había sido mi paño de lagrimas y apenas lo conocía, gracias a Dios era gay , de eso me di cuenta en cuanto empezamos a hablar más, me di la vuelta y lo enfrente.
- ¡Esta bien!, te escucho.