- ¿Qué está sucediendo aquí? -Repitió Eleonor
-Señora Eleonor yooo… yo – Mi capacidad de hablar se fue al carajo
– Querida -dijo Eleonor - ¿qué te hizo mi hijo?, y no intentes negarlo que tu cara de espanto lo dice todo
miré mi aspecto y claramente era mucho mejor que el de él, aun así, volví mi rostro hacia Terry cuando me susurro -Tú solo sal de aquí que yo arreglo todo
-Sí, pero…– Me calló colocando sus dedos en mi boca
-Prometo que aclarare todo contigo -Su mirada me devolvió algo de la tranquilidad que necesitaba. Sali de ahí rodeando a la señora Baker, dejándolos solos y con una enorme curiosidad de como rayos me había metido en tantos líos.
– ¡¡Calla hijo!!! -la sonrisa pícara de Eleonor no me sorprendió -Sabía que había alguien especial -y entonces grito con júbilo - ¡¡Siii!! gane la apuesta -Solo había confusión en mi mirada
- ¿de qué hablas? ¿Cuál apuesta?, ni siquiera sabía que trabajaba aquí.
-Ahh!! ¿Lo admites?, tu querido padre y yo apostamos que por fin había alguien especial en tu vida, Ahh…ahora entiendo tu reticencia a llamar últimamente, y por tu amigo juguetón, veo que no pudiste resistir más.
Mi madre lograba abochornarme con solo referirse a mis partes intimas como si fuera aun, un niño - ¡Madre! quieres dejar de parlotear y decirte lo que pasa -Mi paciencia estaba llegando al límite.
-No es necesario Terry, solo es ver la forma en que la miras, en como le susurraste, y en como brilla todo tu ser, me queda mas que claro, lo demás, son solo detalles, que ya me contaras después, no tienes que preocuparte por Candy, por lo poco que he podido ver cuando me he pasado por acá, es que es una chica responsable y muy trabajadora, sabes que tu padre y yo no sufrimos de prejuicios de clases. Eso si -Se acerco a mi como cuando tenía siente años y me iba a castigar -Abstente de lugares como mi restaurante, para tus muestras de amor, te imaginas donde hubiera sido Alex. Bueno por ahora lo que importa es el aniversario hablaremos después, ¡¡¡Ahh!!! Por cierto, Buena elección, es muy bonita e inteligente.
-Mi madre era la mujer más fantástica que conocía, y la vez desesperante, no me había dejado contarle nada y se había hecho su propio concepto, y no se en que momento, pero se puso a favor de Candy y terminé siendo yo el que casi la viola...¡¡DIOS!! esos labios alrededor de mi polla, había sido la gloria, salí de esa bodega con el deseo a flor de piel.
Busque a Candy en medio del mar de gente que se fue aglomerando poco a poco en el lugar, celebridades, amigos de mi madre, políticos, amigos de mi padre, y periodistas de espectáculos, los cuales querían captar hasta el ultimo detalle y si era posible, algún escandalo ocasional que casi siempre ocurría en eventos como ese, mi madre en todo su esplendor daba inicio a la celebración, con un discurso, que estaba seguro lo había realizado el consejero de mi padre, y como brillaba por su ausencia, mi madre procedió a explicar el inconveniente, de repente una mano se posó en su cintura y su sonrisa se ensancho , mi padre estaba allí dándole la sorpresa y como siempre apoyándola con todo su amor.
Era muy raro ver una pareja como ellos, en un tiempo quise algo así, antes de ... ella, deseché los pensamientos y volví a mi misión inicial, encontrar a Candy. Finalmente la encontré sirviendo ayudando en la barra de bebidas, cuando me vio su rostro se puso de todos los colores, de seguro en su mente pasaban las imágenes de lo que hace menos de dos horas hacíamos en la bodega.
- ¡Hola! – La saludé algo nervioso, al ver que frunció el entrecejo, cuando me acerqué -Creo que deberíamos hablar -Sus labios se movieron, pero una voz detrás de mí, me hizo volverme, era mi padre.
- ¡Terry!, necesito hablar contigo, en su voz había preocupación y estaba mas serio de lo común -Eso me decía dos cosas, la primera, que no había venido expresamente para sorprender a mi madre, la segunda, que estaba cabreado conmigo y la tercera, que era algo serio para que él hubiera dejado su agenda tan ocupada para atravesar el Atlántico.
- ¡Padre!, Candy palideció al saber quien era aquel hombre – Podrías darme unos minutos, necesito hablar con Candy.
-Dirigió su mirada a la hermosa rubia, frente a mí, su sonrisa fue sincera y disculpándose me respondió -Me encantaría darte ese tiempo, pero no es posible hijo -Esa respuesta me hizo alarmar, Richard Grandchester, no era un hombre quien exigía algo a menos que las circunstancias lo requirieran.
-Ve tranquilo Terry, ya tendremos tiempo de hablar – Me dijo Candy, su sonrisa me tranquilizó – Espérame, por favor -Solo asintió con su cabeza.
Mi padre me condujo a la oficina de mi madre, ella estaba ahí esperándonos – Ahora, me puedes decir por favor, que es tan urgente -su expresión era de enfado y al mismo tiempo preocupación, fue hacia el escritorio y me extendió un sobre café, lo miré extrañado, procedí a abrirlo, mi madre estaba a mi lado, cuando comencé a mirar que el contenido era unas fotos, de un niño, ¿un niño?, si, era un niño idéntico a mí, excepto su cabello, que era de tono algo rojizo.
- ¿Qué es esto?, no entiendo -Replico mi madre -Pasa, que tu terrence tiene un hijo ilegitimo -Gritó mi padre ya no podía contener su ira, sin embargo, mi cara era de sorpresa y de confusión.
-Te juro por Dios que no tengo idea de lo que hablas padre, Siempre he tenido cuidado con quien me meto y jamás he tenido ningún problema -dije ya con la desesperación en mi voz.
-Pues al parecer, con ella no -seguí sin entender -Eleonor nuestro retoño no solo tiene un hijo ilegitimo, Noooo, ese no es el verdadero problema, el verdadero problema es con quien lo tuvo -estaba mas que cabreado con el regaño de mi padre, me miraba como si fuera mujer y hubiera perdido mi virtud con un don nadie.
-¡¡Habla ya padre!! -dije exasperado
-Me puedes decir, como demonios te fuiste a meter con la mujer de uno de mis mejores amigos- palidecí en ese momento, mi madre me miro horrorizada
- ¿Karen? Fue lo que salió de mi boca.
-Entonces lo admites, no puedo creerlo, de todas las mujeres del mundo, te revolcaste con la mujer de Anthony Brower -Me apresure a hablar.
-Primero que todo, no me revolqué con ella conscientemente.
- ¿Entonces lo hiciste borracho y así se lo clavaste? -Dijo mi padre con sarcasmo.
-No, lo que quiero decir es que ni siquiera sabia que era su mujer, ¡¡por Dios!! -Les explique toda la historia, obviando algunos detalles claro está.
-Pues como hubiera sido ya no importa, pues Anthony pidió el divorcio al enterarse casualmente por unos exámenes de rutina que era estéril y que su adorado hijo, su orgullo no era suyo y su mujer le había puesto los cuernos -Tuve que sentarme, para asimilar todo lo que me decía mi padre.
- ¿Él sabe la verdad? Pregunte mirando hacia la nada
- ¡Si! Ella le dijo todo, fue entonces cuando Brower fue y me la llevo a mi despacho pasando como un loco y la dejo en medio de una multitud de empresarios -pasé mis manos por mi cabello, sentí como todo el peso de mis equivocaciones caía de repente sobre mí. sin embargo, en lo único en quien podía pensar era, Candy, como rayos le voy a explicar esto.
-Yo solucionare las cosas padres, viajare hoy mismo y si en verdad, el es mi hijo, lo reconoceré como tal -Mi padre relajo su semblante, para luego agregar.
-No será necesario que viajes -Se dirigió a la puerta y al abrirla ahí estaba ella, y en sus brazos el pequeño de 2 años que afirmaba era sangre de mi sangre, “MALDITA SEA” pensé para mis adentros, estaba aquí justo aquí, y Candy estaba en el mismo lugar, definitivamente la suerte me había abandonado.
-Hola Terry -Fue el escueto saludo que me dio, mi padre me miro a mi y con un gesto le indico a mi aun aturdida madre que debían salir, para dejarnos hablar. En cuanto mi padre nos dejó a solas ella puso al niño en el sofá adjunto a la oficina y se lanzó a mis brazos.
-¡¡Terry!! Dios, cuanta falta me hiciste amor, por fin lograremos estar juntos, por fin deje de fingir, ahora sí que seremos felices como lo querías – Tomo mi rostro y beso mis labios con pasión, me apresure a deshacer su abrazo – Amor, no puede ser que sigas molesto, ya todo quedara en el pasado, ahora el pequeño Harry, tu y yo seremos la familia que debimos ser.
- ¿En serio crees que puedes venir como si nada? – Mis ojos se dirigieron a la única criatura inocente en toda esta pantomima – Si en verdad es mi hijo, me hare cargo de el y de toda su educación y le daré todo el amor del mundo, pero no pienses ni por un instante, que tú serás parte de mi vida de nuevo Karen porque para mí, estás muerta como mujer.
Sus ojos se abrieron y parecía que iba a llorar, no se espero que yo le diera esa respuesta, eso era mas que obvio por su expresión – Por favor Terry, no me hagas esto, tu me amas, yo lo sé, lo que pasa es que estas resentido, ya veras que con el tiempo ni si quiera te volverás a acordar de nada de eso, sé que sufriste y te entiendo, yo también sufrí -Se acercó a mí y empezó a acariciar, pero sus caricias me fastidiaban y sentía repugnancia por ella, era una descarada y sínica, cuando me beso ya no pude mas y la tome de las caderas y la separe de mi bruscamente.
-¡¡No me interesa!! Tu puedes irte al infierno si quieres, para mí, eres peor que una puta -Le respondí con todo el rencor que llevaba dentro, definitivamente ya no había nada ahí, más que mi “HIJO”.
-No me puedes hacer esto, yo te necesito, tu hijo te necesita.
- ¿HIJO? ¿Tienes esposa y un hijo?
Una voz entrando que venia de la puerta abierta me dejo helado -¡¡CANDY!! , fue lo único que salió de mis labios antes de ella salir de ahí como alma que lleva el diablo.