Parte III
Continuará...
"FLEUR D'ARGENT"
PARTE IV
Candice se acomoda en el sillón de su mesa… intenta controlar el torbellino de recuerdos y prepara la documentación requerida. No se había preparado para un encuentro con Grandchester, pero tampoco tenía intenciones de tener comunicación con él, lo que realmente la tenía perturbada era la confesión que le había hecho su jefe.
Le ha dicho que lo hizo… ha roto su compromiso con su prometida Annie Brither, la había visto un par de veces cuando se presentó en las oficinas para ver a su novio, o como acompañante en algún almuerzo ejecutivo; esa mujer no había cruzado más de cuatro palabras necesarias con ella, pues la consideraba con alguien de bajo rango con quien no hay que gastar palabras ni energías, a no ser que sea para darle órdenes. Y ahora resulta que en menos de 48h él había mandado al garete una relación de casi tres años, temía las represalias de esa mujer. No quería volver a pasar por aquello otra vez.
No puede negar que siente algo por Anthony Brower, de eso no le queda la menor duda, pues… desde que le confesó sus sentimientos hacia ella, no ha podido sacarlo de su cabeza. Hacía mucho tiempo no se perturbaba así por un hombre. Por lo que temía que fuese de esos que no son capaz de estar sin mujer a su lado y termine siendo sólo un capricho.
Hace varios años conoció a Grandchester, la cortejo e hizo que le brotaran mariposas en el estómago, se enamoró, pero él nunca le dijo que estaba prometido con Susana Marlow. Cuando Candice descubrió todo, Terrence se explicó diciéndole que ellos habían discutido muy fuerte y que ella abandonó la ciudad, por lo que había dado por terminada la relación; y justo la tarde que Susana partía a la casa de su abuela se conocieron en la barra de un bar. Un mes después había vuelto tras la muerte de la anciana.
Granchester le juró y perjuró que a quien amaba era a ella y que estaba muy dispuesto a terminar su compromiso para estar a su lado. Y así lo hizo. Claro, para la joven novia le sentó como un balde de agua fría en pleno invierno. Susana intentó convencerle de seguir adelante, lloró y suplicó, pero él ya había decidido. Le pidió disculpas por causarle tanto dolor, pero que lo mejor sería que cada quien siguiera por cuenta propia; atrás dejaba a una mujer gimoteando e iba al encuentro de Candice que le esperaba al otro lado de la calle. Se sentía feliz y libre para poder vivir su amor con la joven de ojos verdes, esa sensación exultante vibraba en cada fibra de su ser, que sentía que su corazón podía estallarle dentro de su pecho.
Terrence podía volar, si quería, pues no podía ser más feliz. Al salir del edificio le fue fácil divisar a la rubia en la acera de enfrente, la llamó por su nombre e hizo un gesto con su mano para atraer su atención; tenía la imperiosa necesidad de estrecharla entre sus brazos que ni si quiera se fijó si había coches cuando estaba por cruzar la calle. La sonrisa cargada de amor con que lo veía Candice demudó en uno de terror al saber que sería testigo de cómo un auto arrollaría a su novio.
Todo pasó en fracción de segundos… la cara de espanto de ella… el grito agudo diciendo “Terry Cuidado…” girar su rostro a su diestra para ver el vehículo al que le rechinaban los neumáticos… un toque en su espalda y todo volverse borroso… el sonido de un cuerpo siendo impactado… una rubia cabellera que se posaba en el oscuro asfalto
-¡Susana!
Fue el sonido que salió de su garganta… ella lo había empujado para evitar que fuese atropellado, y fue quien había salido lastimada. Alguien llamó a la ambulancia y de presto estaban en un hospital, él estaba casi ileso mientras que su ex prometida estaba siendo sometida a una cirugía de emergencia.
Bien le hubiese valido a Candice no haber estado esperándole, no haber presenciado el accidente… no estar ahí en espera de noticias… ni siquiera haber conocido a Terry. No podía evitar sentirse culpable, inútil. La mujer a la cual acababan de romperle el corazón le había salvado la vida, y ella sólo había sido una simple espectadora… mejor le hubiese valido no haber visto nada… la escena se repetía en su mente una y otra vez.
Los doctores lograron salvarle la vida, pero sus piernas habían quedado muy destrozadas que tuvieron que reconstruirlas con placas y clavos, tendría una recuperación lenta y muy dolorosa. ¿Cómo podría ella alejarla de su novio? ¿Cómo podía ella ofrecerse siquiera a cuidarla? Eso le recordaría que es la causante de su tragedia, algo que al final los llenaría de odio, rencor, remordimientos, torturas y quién sabe qué más.
No, Candice no podía seguir siendo participe en todo ello, por lo que tomó la decisión, dolorosa… pero la mejor para todos. Susana ama tanto a Terry que fue capaz de arriesgar su vida para salvarlo, aun teniendo en su mano la posibilidad de no hacer nada, a expensas de haberle roto el corazón.
Con un beso fugaz en los labios y tras decirle que era lo que se tenía que hacer, la rubia decide dejar que vuelva con su prometida, no se interpondría entre ellos; Grandchester quiso impedírselo, pero ella no se dejó. La vio marcharse bajo una tormenta de nieve, se sentía impotente, indeciso, frustrado, atado de manos… pero consciente de todo lo que eso implicaba. Con su diestra estruja la cortina de la habitación del hospital para intentar drenar un poco esas sensaciones, entonces escucho esa voz
-Terry… deberías irte… ve tras ella… es… es a quien amas
-No me iré Susana
-¿C-cómo dices?
-Me quedo contigo… decido quedarme contigo
-¿De verdad?
-Sí… no te dejaré sola
Por inercia se acercó hasta ella y le tomó de la mano y con la otra le acariciaba el rostro, los ojos de la joven se colmaron de lágrimas que él dulcemente limpió.
Le ha dicho que lo hizo… ha roto su compromiso con su prometida Annie Brither, la había visto un par de veces cuando se presentó en las oficinas para ver a su novio, o como acompañante en algún almuerzo ejecutivo; esa mujer no había cruzado más de cuatro palabras necesarias con ella, pues la consideraba con alguien de bajo rango con quien no hay que gastar palabras ni energías, a no ser que sea para darle órdenes. Y ahora resulta que en menos de 48h él había mandado al garete una relación de casi tres años, temía las represalias de esa mujer. No quería volver a pasar por aquello otra vez.
No puede negar que siente algo por Anthony Brower, de eso no le queda la menor duda, pues… desde que le confesó sus sentimientos hacia ella, no ha podido sacarlo de su cabeza. Hacía mucho tiempo no se perturbaba así por un hombre. Por lo que temía que fuese de esos que no son capaz de estar sin mujer a su lado y termine siendo sólo un capricho.
Hace varios años conoció a Grandchester, la cortejo e hizo que le brotaran mariposas en el estómago, se enamoró, pero él nunca le dijo que estaba prometido con Susana Marlow. Cuando Candice descubrió todo, Terrence se explicó diciéndole que ellos habían discutido muy fuerte y que ella abandonó la ciudad, por lo que había dado por terminada la relación; y justo la tarde que Susana partía a la casa de su abuela se conocieron en la barra de un bar. Un mes después había vuelto tras la muerte de la anciana.
Granchester le juró y perjuró que a quien amaba era a ella y que estaba muy dispuesto a terminar su compromiso para estar a su lado. Y así lo hizo. Claro, para la joven novia le sentó como un balde de agua fría en pleno invierno. Susana intentó convencerle de seguir adelante, lloró y suplicó, pero él ya había decidido. Le pidió disculpas por causarle tanto dolor, pero que lo mejor sería que cada quien siguiera por cuenta propia; atrás dejaba a una mujer gimoteando e iba al encuentro de Candice que le esperaba al otro lado de la calle. Se sentía feliz y libre para poder vivir su amor con la joven de ojos verdes, esa sensación exultante vibraba en cada fibra de su ser, que sentía que su corazón podía estallarle dentro de su pecho.
Terrence podía volar, si quería, pues no podía ser más feliz. Al salir del edificio le fue fácil divisar a la rubia en la acera de enfrente, la llamó por su nombre e hizo un gesto con su mano para atraer su atención; tenía la imperiosa necesidad de estrecharla entre sus brazos que ni si quiera se fijó si había coches cuando estaba por cruzar la calle. La sonrisa cargada de amor con que lo veía Candice demudó en uno de terror al saber que sería testigo de cómo un auto arrollaría a su novio.
Todo pasó en fracción de segundos… la cara de espanto de ella… el grito agudo diciendo “Terry Cuidado…” girar su rostro a su diestra para ver el vehículo al que le rechinaban los neumáticos… un toque en su espalda y todo volverse borroso… el sonido de un cuerpo siendo impactado… una rubia cabellera que se posaba en el oscuro asfalto
-¡Susana!
Fue el sonido que salió de su garganta… ella lo había empujado para evitar que fuese atropellado, y fue quien había salido lastimada. Alguien llamó a la ambulancia y de presto estaban en un hospital, él estaba casi ileso mientras que su ex prometida estaba siendo sometida a una cirugía de emergencia.
Bien le hubiese valido a Candice no haber estado esperándole, no haber presenciado el accidente… no estar ahí en espera de noticias… ni siquiera haber conocido a Terry. No podía evitar sentirse culpable, inútil. La mujer a la cual acababan de romperle el corazón le había salvado la vida, y ella sólo había sido una simple espectadora… mejor le hubiese valido no haber visto nada… la escena se repetía en su mente una y otra vez.
Los doctores lograron salvarle la vida, pero sus piernas habían quedado muy destrozadas que tuvieron que reconstruirlas con placas y clavos, tendría una recuperación lenta y muy dolorosa. ¿Cómo podría ella alejarla de su novio? ¿Cómo podía ella ofrecerse siquiera a cuidarla? Eso le recordaría que es la causante de su tragedia, algo que al final los llenaría de odio, rencor, remordimientos, torturas y quién sabe qué más.
No, Candice no podía seguir siendo participe en todo ello, por lo que tomó la decisión, dolorosa… pero la mejor para todos. Susana ama tanto a Terry que fue capaz de arriesgar su vida para salvarlo, aun teniendo en su mano la posibilidad de no hacer nada, a expensas de haberle roto el corazón.
Con un beso fugaz en los labios y tras decirle que era lo que se tenía que hacer, la rubia decide dejar que vuelva con su prometida, no se interpondría entre ellos; Grandchester quiso impedírselo, pero ella no se dejó. La vio marcharse bajo una tormenta de nieve, se sentía impotente, indeciso, frustrado, atado de manos… pero consciente de todo lo que eso implicaba. Con su diestra estruja la cortina de la habitación del hospital para intentar drenar un poco esas sensaciones, entonces escucho esa voz
-Terry… deberías irte… ve tras ella… es… es a quien amas
-No me iré Susana
-¿C-cómo dices?
-Me quedo contigo… decido quedarme contigo
-¿De verdad?
-Sí… no te dejaré sola
Por inercia se acercó hasta ella y le tomó de la mano y con la otra le acariciaba el rostro, los ojos de la joven se colmaron de lágrimas que él dulcemente limpió.
Continuará...
Última edición por Cherry Cheddar el Jue Abr 22, 2021 5:30 pm, editado 1 vez