Parte VI
CONTINUARÁ....
"FLEUR D'ARGENT"
PARTE VII
Albert observa el vaivén de su amigo soltando incongruencia, reproches sin sentido y toda esa rabia desbocada. Se está cerrando en su locura, como si se tapase los oídos incapaz de escuchar alguna explicación o de poder razonar. Llega un momento que se cansa de la perorata y le dice
-En primer lugar… a ella la conocí en Escocia antes que a ti en ese lugar zarrapastroso que estabas… la primera vez que te vi estabas hecho todo un estropicio con alcohol hasta las cejas y peleando con unos tipos por vete tú a saber qué estupidez… por lo que no, no me hago cargo de que digas que sólo quería joderte. No tenía ni idea de que era Candice la mujer de la que estabas enamorado y tuviste que desprenderte.
-¡Claro que sí! Yo te lo conté todo
-Sólo me dijiste que era el amor de tu vida… nunca mencionaste su nombre ¡Yo no soy un adivino, carajos!
-¡Oh sí, claro! Y por eso le dijiste a tu sobrino que “es una mujer excepcional, que vale millones” porque es tu furcia
-A diferencia de ti, puedo separar mi cabeza de mi polla… concentrarme cuando se trata de negocios y disfrutar cuando es el momento del sexo
-Y te vino muy bien hacer negocios con la misma fulana con la que follas
-¡Ashhh! Desisto, intentar razonar contigo en estos momentos es imposible, te ciegan los celos.
Sin añadir más palabras el rubio lo deja en la habitación para que se calme los corajes él solito. Ahora mismo tenía algo más importante que indagar. Cuando regresa a la terraza Alistear y Archibalt se ha hecho cargo de la parrilla, por lo que toma asiento y espera a que regrese Anthony. Cuando finalmente éste aparece, le pregunta directamente sin andar con tantas dilaciones.
-¿Pasa algo entre tú y Candice?
-¿Algún problema con ello, tío?
-No se responde una pregunta con otra
-Tienes razón… pero dime una cosa antes que nada… ¿Me preguntas eso como un tío que se preocupa por mí, o como un Ardlay que vela por los negocios?
-Claro que me preocupo por ti… digamos que tiene un poco de ambos
-Está bien… de pasar, no pasa nada… pero está empezando, la estoy cortejando
-¿De verdad?
Albert no puede evitar sorprenderse, su sobrino le sonríe y aclara
-Sí… puede que en un principio le di el puesto de asistente sólo para tenerla cerca y que no entorpeciera los negocios, por eso no la ubiqué en su puesto, pero eso va a cambiar… a raíz del tiempo que hemos compartido me he dado cuenta que es tan bella por fuera como lo es por dentro… cuando la veo siento que es mi epicentro, deseo estar siempre junto a ella, no lo puedo reprimir
-Realmente te has enamorado… pero ¿Qué pasa con Annie Brither?
-Rompí el compromiso con ella hace un mes… decidí que no podía seguir esa absurda relación sólo porque la tía abuela le haya dado el visto bueno… no es lo que quiero para mi vida. Soy yo el que decide qué quiero en mi vida, no Elroy
-Entiendo… si es eso lo que has decidido y deseas, cuentas con mi apoyo… si los Brither quieren tomar represalias utilizando los contratos que tienen con nosotros, cuenta conmigo para lo que sea
-Muchas gracias tío… espero que no sea necesario llegar hasta ese extremo… aunque…
-¿Qué sucede?
-Ella aún no termina de aceptar la ruptura, está como una desquiciada… me tiene harto
El rubio no pudo evitar reírse ante el puchero de Anthony, en eso sus otros sobrinos le llaman la atención para que les eche una mano. Por lo que continúan con su encuentro familiar dominguero.
El lunes Candice White recibe la notificación que es asignada a un nuevo puesto, ahora es jefe de departamentos, le pesa un poco dejar su despacho que está cerca de Brower, pero éste le dice que siempre pueden seguir viéndose en todas partes y salir a las reuniones y consejos, aparte de como amigos. Por lo que en varias noches quedaron para cenar, y siendo Anthony un hombre de negocios muy deseado y popular, no era de extrañar que fuese retratado junto a Candice en varios lugares y protagonizando un artículo en la revista de sociales.
Cuando Annie Brither observa las imágenes no puede evitar estallar en rabia y celos, siente que Anthony le ha tomado el pelo cuando le decía que no había nadie más, y odiaba a esa rubia de ojos verdes que aparecía a su lado siempre tomados de la mano o él pasándole un brazo por la espalda de manera posesiva. No permitiría que nadie le robara a su prometido… y si no era de ella no permitiría que fuese de alguien más.
En el jardín especial de Brower, se encontraba él con Candice, disfrutaban mucho de ese espacio mágico, se confesaban, prodigaban besos, caricias y hasta bromas. La rubia se sentía en el cielo cuando estaba rodeada por esos brazos cálidos y firmes. Estaban tan absortos en su universo que no se percataron que con ellos había alguien más hasta que les espetó con rabia
-¡Infeliz! No permitiré que te quedes con él
Anthony reconoció la voz de Annie, por lo que rápidamente deja de besar a Candy y la descubre que está a escasos metros de ellos apuntándoles con un arma. Su mente es cruzada por un rayo que le dice que la rubia está en peligro… todo pasa tan rápido ante sus ojos.
El sonido ensordecedor indicando que el arma ha sido disparada… el fogonazo del cañón por donde sale el proyectil… sentir que todo su entorno gira… el dolor atroz que cruzó su espalda al sentir el impacto… el líquido rojo que empieza a brotar de la herida y sus piernas a fallarle.
A Candice le cuesta asimilar todo en esa fracción de segundos… estaba por mover su rostro para ver al intruso cuando Anthony le había hecho girar; es entonces cuando reconoce a Annie Brither empuñando un arma. Él la había cubierto con su cuerpo para que no le hicieran daño y ahora se estaba desangrando en sus brazos… sentía que a causa de la detonación se había quedado sorda… movía sus labios pidiendo ayuda, pero no escuchaba su voz; su amado le acaricia la mejilla barriendo una lágrima, la mira con ternura para hacerle ver que está bien.
La señorita Brither se queda de piedra impresionada por la escena, su intención no era hacerle daño a su prometido… no fue capaz de moverse de su lugar, escuchaba los alaridos de esa mujer pidiendo ayuda y le decía que era culpa de ella…
-No quería matarlo a él… ¡Tú tienes la culpa que Anthony muera!
-En primer lugar… a ella la conocí en Escocia antes que a ti en ese lugar zarrapastroso que estabas… la primera vez que te vi estabas hecho todo un estropicio con alcohol hasta las cejas y peleando con unos tipos por vete tú a saber qué estupidez… por lo que no, no me hago cargo de que digas que sólo quería joderte. No tenía ni idea de que era Candice la mujer de la que estabas enamorado y tuviste que desprenderte.
-¡Claro que sí! Yo te lo conté todo
-Sólo me dijiste que era el amor de tu vida… nunca mencionaste su nombre ¡Yo no soy un adivino, carajos!
-¡Oh sí, claro! Y por eso le dijiste a tu sobrino que “es una mujer excepcional, que vale millones” porque es tu furcia
-A diferencia de ti, puedo separar mi cabeza de mi polla… concentrarme cuando se trata de negocios y disfrutar cuando es el momento del sexo
-Y te vino muy bien hacer negocios con la misma fulana con la que follas
-¡Ashhh! Desisto, intentar razonar contigo en estos momentos es imposible, te ciegan los celos.
Sin añadir más palabras el rubio lo deja en la habitación para que se calme los corajes él solito. Ahora mismo tenía algo más importante que indagar. Cuando regresa a la terraza Alistear y Archibalt se ha hecho cargo de la parrilla, por lo que toma asiento y espera a que regrese Anthony. Cuando finalmente éste aparece, le pregunta directamente sin andar con tantas dilaciones.
-¿Pasa algo entre tú y Candice?
-¿Algún problema con ello, tío?
-No se responde una pregunta con otra
-Tienes razón… pero dime una cosa antes que nada… ¿Me preguntas eso como un tío que se preocupa por mí, o como un Ardlay que vela por los negocios?
-Claro que me preocupo por ti… digamos que tiene un poco de ambos
-Está bien… de pasar, no pasa nada… pero está empezando, la estoy cortejando
-¿De verdad?
Albert no puede evitar sorprenderse, su sobrino le sonríe y aclara
-Sí… puede que en un principio le di el puesto de asistente sólo para tenerla cerca y que no entorpeciera los negocios, por eso no la ubiqué en su puesto, pero eso va a cambiar… a raíz del tiempo que hemos compartido me he dado cuenta que es tan bella por fuera como lo es por dentro… cuando la veo siento que es mi epicentro, deseo estar siempre junto a ella, no lo puedo reprimir
-Realmente te has enamorado… pero ¿Qué pasa con Annie Brither?
-Rompí el compromiso con ella hace un mes… decidí que no podía seguir esa absurda relación sólo porque la tía abuela le haya dado el visto bueno… no es lo que quiero para mi vida. Soy yo el que decide qué quiero en mi vida, no Elroy
-Entiendo… si es eso lo que has decidido y deseas, cuentas con mi apoyo… si los Brither quieren tomar represalias utilizando los contratos que tienen con nosotros, cuenta conmigo para lo que sea
-Muchas gracias tío… espero que no sea necesario llegar hasta ese extremo… aunque…
-¿Qué sucede?
-Ella aún no termina de aceptar la ruptura, está como una desquiciada… me tiene harto
El rubio no pudo evitar reírse ante el puchero de Anthony, en eso sus otros sobrinos le llaman la atención para que les eche una mano. Por lo que continúan con su encuentro familiar dominguero.
El lunes Candice White recibe la notificación que es asignada a un nuevo puesto, ahora es jefe de departamentos, le pesa un poco dejar su despacho que está cerca de Brower, pero éste le dice que siempre pueden seguir viéndose en todas partes y salir a las reuniones y consejos, aparte de como amigos. Por lo que en varias noches quedaron para cenar, y siendo Anthony un hombre de negocios muy deseado y popular, no era de extrañar que fuese retratado junto a Candice en varios lugares y protagonizando un artículo en la revista de sociales.
Cuando Annie Brither observa las imágenes no puede evitar estallar en rabia y celos, siente que Anthony le ha tomado el pelo cuando le decía que no había nadie más, y odiaba a esa rubia de ojos verdes que aparecía a su lado siempre tomados de la mano o él pasándole un brazo por la espalda de manera posesiva. No permitiría que nadie le robara a su prometido… y si no era de ella no permitiría que fuese de alguien más.
En el jardín especial de Brower, se encontraba él con Candice, disfrutaban mucho de ese espacio mágico, se confesaban, prodigaban besos, caricias y hasta bromas. La rubia se sentía en el cielo cuando estaba rodeada por esos brazos cálidos y firmes. Estaban tan absortos en su universo que no se percataron que con ellos había alguien más hasta que les espetó con rabia
-¡Infeliz! No permitiré que te quedes con él
Anthony reconoció la voz de Annie, por lo que rápidamente deja de besar a Candy y la descubre que está a escasos metros de ellos apuntándoles con un arma. Su mente es cruzada por un rayo que le dice que la rubia está en peligro… todo pasa tan rápido ante sus ojos.
El sonido ensordecedor indicando que el arma ha sido disparada… el fogonazo del cañón por donde sale el proyectil… sentir que todo su entorno gira… el dolor atroz que cruzó su espalda al sentir el impacto… el líquido rojo que empieza a brotar de la herida y sus piernas a fallarle.
A Candice le cuesta asimilar todo en esa fracción de segundos… estaba por mover su rostro para ver al intruso cuando Anthony le había hecho girar; es entonces cuando reconoce a Annie Brither empuñando un arma. Él la había cubierto con su cuerpo para que no le hicieran daño y ahora se estaba desangrando en sus brazos… sentía que a causa de la detonación se había quedado sorda… movía sus labios pidiendo ayuda, pero no escuchaba su voz; su amado le acaricia la mejilla barriendo una lágrima, la mira con ternura para hacerle ver que está bien.
La señorita Brither se queda de piedra impresionada por la escena, su intención no era hacerle daño a su prometido… no fue capaz de moverse de su lugar, escuchaba los alaridos de esa mujer pidiendo ayuda y le decía que era culpa de ella…
-No quería matarlo a él… ¡Tú tienes la culpa que Anthony muera!
CONTINUARÁ....