Parte IV aquí
Grandchester se movía de un lado al otro en el salón del apartamento de Albert… estaba exasperado, como un drogadicto sin su dosis, Fleur d’argent se negaba a quedar con ellos, otra vez
-Pero ¿Qué le pasa? ¿Por qué de presto ahora no quiere verme?
-“Vernos” Terry “Ella no quiere vernos”
Le aclara de mala gana Albert, termina de teclear un mensaje donde le dice a su amiga cuán intenso y odioso se encuentra Grandchester en ese momento… segundos después recibe respuesta y sonríe, su amigo al ver eso revienta
-¿De qué te desternillas? ¿Qué te está diciendo?
-Nada que no te haya dicho antes… que “no es de tu propiedad” … que “ella queda cuando quiere” … y, sobre todo: “acepta si quiere, no porque lo ordenes tú”
-¡Aasssh! Esto es increíble
-Te lo advertí, esto es sólo sexo… no esperes que ella se enamore de ti por tu linda cara si nunca te la ha visto… además, las intenciones no eran que te camelaras con la primera
-Ya lo sé, no hace falta que me lo recuerdes… además, si estoy bien con la primera ¿Para qué buscar más?
-No Terry, las cosas no funcionan así… debes pensar muy bien lo que vas a hacer. Si pretendes emparejarte con Fleur d’argent, ya te digo que pierdes tu tiempo, en éste círculo no se consigue amor. Puedes tener una pareja, pero no ella… y puede que la encuentres y con la cual disfrutarás, pero al final es sólo sexo, recuérdalo ¡Sexo! Si andas con pendejadas de romanticismo, mejor búscate una amante y salte de éste mundo, porque no es para ti
-Albert
Susurra el castaño, está molesto por el comportamiento de Fleur d’argent, dolido por las palabras de su amigo y triste con su dura realidad… el rubio comprende la de pensamientos que estarán cruzándose por la cabeza de Grandchester por lo que intenta calmar los ánimos
-Oye, ya sé que tienes un matrimonio difícil… y que te sientes culpable, se te nota en la cara. Dejaste ir a una mujer de la cual estabas enamorado para cumplir como un hombre a Susana tras el accidente. Decidiste darle todo, la cuidaste y ayudaste en su rehabilitación. No tienes que sentirte culpable porque al final le hayan amputado las piernas
-Pero lo soy… soy el autor y culpable de todas sus desgracias
-No pienso gastar energías y saliva para volver a aclararte eso. Pero conste que ella te dio la libertad y has sido tú quien sigue firme en permanecer a su lado, aunque te ha echado de su cama
-En el altar le dije que estaría con ella en las buenas y en las malas
Terrence observa por la ventana el paisaje de la ciudad y sus rascacielos. Sí, había prometido estar con ella en las buenas y las malas; quiso ser su marido, pero la joven se negó. Tras haber perdido sus piernas no quería que él la viese desnuda y sin su cuerpo completo, sino que con dos muñones; no podía evita sentirse miserable, un monstruo, un ser indeseable. Nunca dejo que le tocara de la cintura para abajo y con ropa.
Tras varios episodios de depresión y haber sido ingresada en psiquiatría, tras el consejo del especialista Grandchester nunca más le volvió a mencionar o proponer la idea de intimar. Por lo que se esmeró en ser su mejor amigo, confidente y compañero; mientras enfocaba todas sus fuerzas en los negocios y que a su esposa nunca le faltara de nada.
La voz de su amigo le atrae nuevamente al lugar:
-¿Te vas a quedar ahí parado? ¡Muévete Terry!
-¿Cómo dices?
-Fleur d’argent nos espera en el “Suffer” en media hora
-¿Qué? ¡Ni hablar! No pienso ir a un lugar público
-Tonto… no es cualquier lugar… además, dice que hay una fiesta de disfraces, puedes llevar el antifaz ese
Le señala el objeto mientras se coloca la americana, observa su aspecto en el espejo del recibidor, cuando se da cuenta que su amigo no se ha movido aún.
-¿Qué pretendes? ¿Qué te lleve de la mano?
-No… es que… sólo que…
-Entiendo… estás nervioso. No te preocupes, Fleur d’argent cree que es momento que entres al club, está dispuesta a presentarte a unas personas… ese será su regalo de despedida
-¿Despedida?
-Eso es lo que me ha dicho… se alejará de todo ésto un tiempo
-¿Es por mi culpa?
-Ha, ha, ha… no te creas el ombligo del universo… ha, ha, ha…
-Eres insoportable
-No más que tú, colega.
Y sin más, salen del apartamento y un chofer los lleva hasta el lugar; una vez dentro ambos buscan esa máscara plateada que conocen muy bien. La divisan en la barra hablando con un hombre, se acercan hasta dónde están y saludan. La mujer les sonríe amablemente y les presenta a su amigo Stevenson, luego se excusa un momento dejando a los hombres hablar un rato. Fue entonces que Grandchester se da cuenta que el vestido de la rubia tiene un escote en la espalda que le llega hasta donde inicia su trasero, traga grueso de solo imaginarse penetrándola y pasando su mano por esa nívea piel.
De presto Albert les dice que deben ir a otra sala más apartada… mientras se dirigen a ella, Monsieur X se da cuenta que hay varias personas sin pudor alguno, toqueteándose, besándose… y en los privados copulando a lo bárbaro. Llegan a una habitación donde les espera Fleur d’argent junto a Eliza y una mujer, la presentan como Karen; un par de minutos después llega Michael con dos botellas de cava y copas. Brindan como si fuesen conocidos de toda la vida y acto seguido, los hombres empiezan a acariciar a las damas.
Monsieur X fue directamente por Fleur d’argent, recibió sus caricias en primer momento como si nada… pero cuando él estaba por querer quitarle la ropa le toma de la mano y le indica que debe acariciar a Karen. Por un momento se imaginó que estaría con las dos, por lo que accedió sin decir nada… esa mujer se lo devoraba no solo con la mirada, sino que también con las manos y su boca. Había algo en ella que la hacía más hambrienta, una fiera, la come hombres. Por lo que ni cuenta se dio que la rubia dejaba la habitación.
Desde el umbral de la puerta los observa, posa su diestra sobre el marco de la puerta y presiona con un poco de fuerza como le gustaría que le estrujaran el trasero ahora mismo. Estaba ansiosa, la imagen ante ella la excita, pero se ha prometido que, de momento, eso debe parar.
Un taxi se detiene frente de un restaurante con cuatro estrellas Michelin, una joven de cabellos dorados desciende de éste mientas que guarda un objeto en su pequeño bolso de mano. Le dice al metre el nombre con que se hizo la reserva y éste la lleva a su mesa. Un hombre de cabellos rubios y mirada azur se levanta de su asiento para recibirla, la saluda con un beso en la mejilla y su mano; acto seguido mueve la silla para ayudarle a que se acomode, es entonces que ve el gran escote en la espalda… éste llega hasta donde inicia trasero, por lo que no pudo evitar tragar grueso y decirle
-Cielos Cancide… luces arrolladoramente bella y sensual
-Se agradece… pero como te dije, tenía planes. Me has hecho dejar una fiesta con los amigos por venir a cenar contigo, más vale que éste lugar sea muy bueno… estoy famélica
Le dijo la verdad a medias, pues tampoco pensaba quedarse en la fiesta en el Suffer, y la llamada de él pidiéndole quedar para cenar, le pareció una buena excusa; la aterciopelada voz de Anthony le responde a su broma
-Ha, ha, ha… puedes pedir lo que desees
-Me parece bien, pienso dejarte en la bancarrota
-De acuerdo… si es la manera con la tengo que purgar mi culpa, entonces debo darte esto
Le dice a la vez que saca una rosa de su saco, Candice reconoce rápidamente el color, es de una especie especial que él tiene en su jardín… y sin poder evitarlo, su corazón empieza a aletear a lo tonto y miles de mariposas se dan contra las paredes de su estómago. Siendo el hombre con tanto dinero que es, pudiendo comprar todas las rosas de la ciudad, va y le da una de su jardín, su refugio, el escondite, ese lugar especial, y muy seguramente la escogió el mismo pensando en ella… todo eso valía más que las miles de todas las floristerías. Sin duda alguna, ese hombre es especial.
Continuará...
"FLEUR D'ARGENT"
PARTE V
Grandchester se movía de un lado al otro en el salón del apartamento de Albert… estaba exasperado, como un drogadicto sin su dosis, Fleur d’argent se negaba a quedar con ellos, otra vez
-Pero ¿Qué le pasa? ¿Por qué de presto ahora no quiere verme?
-“Vernos” Terry “Ella no quiere vernos”
Le aclara de mala gana Albert, termina de teclear un mensaje donde le dice a su amiga cuán intenso y odioso se encuentra Grandchester en ese momento… segundos después recibe respuesta y sonríe, su amigo al ver eso revienta
-¿De qué te desternillas? ¿Qué te está diciendo?
-Nada que no te haya dicho antes… que “no es de tu propiedad” … que “ella queda cuando quiere” … y, sobre todo: “acepta si quiere, no porque lo ordenes tú”
-¡Aasssh! Esto es increíble
-Te lo advertí, esto es sólo sexo… no esperes que ella se enamore de ti por tu linda cara si nunca te la ha visto… además, las intenciones no eran que te camelaras con la primera
-Ya lo sé, no hace falta que me lo recuerdes… además, si estoy bien con la primera ¿Para qué buscar más?
-No Terry, las cosas no funcionan así… debes pensar muy bien lo que vas a hacer. Si pretendes emparejarte con Fleur d’argent, ya te digo que pierdes tu tiempo, en éste círculo no se consigue amor. Puedes tener una pareja, pero no ella… y puede que la encuentres y con la cual disfrutarás, pero al final es sólo sexo, recuérdalo ¡Sexo! Si andas con pendejadas de romanticismo, mejor búscate una amante y salte de éste mundo, porque no es para ti
-Albert
Susurra el castaño, está molesto por el comportamiento de Fleur d’argent, dolido por las palabras de su amigo y triste con su dura realidad… el rubio comprende la de pensamientos que estarán cruzándose por la cabeza de Grandchester por lo que intenta calmar los ánimos
-Oye, ya sé que tienes un matrimonio difícil… y que te sientes culpable, se te nota en la cara. Dejaste ir a una mujer de la cual estabas enamorado para cumplir como un hombre a Susana tras el accidente. Decidiste darle todo, la cuidaste y ayudaste en su rehabilitación. No tienes que sentirte culpable porque al final le hayan amputado las piernas
-Pero lo soy… soy el autor y culpable de todas sus desgracias
-No pienso gastar energías y saliva para volver a aclararte eso. Pero conste que ella te dio la libertad y has sido tú quien sigue firme en permanecer a su lado, aunque te ha echado de su cama
-En el altar le dije que estaría con ella en las buenas y en las malas
Terrence observa por la ventana el paisaje de la ciudad y sus rascacielos. Sí, había prometido estar con ella en las buenas y las malas; quiso ser su marido, pero la joven se negó. Tras haber perdido sus piernas no quería que él la viese desnuda y sin su cuerpo completo, sino que con dos muñones; no podía evita sentirse miserable, un monstruo, un ser indeseable. Nunca dejo que le tocara de la cintura para abajo y con ropa.
Tras varios episodios de depresión y haber sido ingresada en psiquiatría, tras el consejo del especialista Grandchester nunca más le volvió a mencionar o proponer la idea de intimar. Por lo que se esmeró en ser su mejor amigo, confidente y compañero; mientras enfocaba todas sus fuerzas en los negocios y que a su esposa nunca le faltara de nada.
La voz de su amigo le atrae nuevamente al lugar:
-¿Te vas a quedar ahí parado? ¡Muévete Terry!
-¿Cómo dices?
-Fleur d’argent nos espera en el “Suffer” en media hora
-¿Qué? ¡Ni hablar! No pienso ir a un lugar público
-Tonto… no es cualquier lugar… además, dice que hay una fiesta de disfraces, puedes llevar el antifaz ese
Le señala el objeto mientras se coloca la americana, observa su aspecto en el espejo del recibidor, cuando se da cuenta que su amigo no se ha movido aún.
-¿Qué pretendes? ¿Qué te lleve de la mano?
-No… es que… sólo que…
-Entiendo… estás nervioso. No te preocupes, Fleur d’argent cree que es momento que entres al club, está dispuesta a presentarte a unas personas… ese será su regalo de despedida
-¿Despedida?
-Eso es lo que me ha dicho… se alejará de todo ésto un tiempo
-¿Es por mi culpa?
-Ha, ha, ha… no te creas el ombligo del universo… ha, ha, ha…
-Eres insoportable
-No más que tú, colega.
Y sin más, salen del apartamento y un chofer los lleva hasta el lugar; una vez dentro ambos buscan esa máscara plateada que conocen muy bien. La divisan en la barra hablando con un hombre, se acercan hasta dónde están y saludan. La mujer les sonríe amablemente y les presenta a su amigo Stevenson, luego se excusa un momento dejando a los hombres hablar un rato. Fue entonces que Grandchester se da cuenta que el vestido de la rubia tiene un escote en la espalda que le llega hasta donde inicia su trasero, traga grueso de solo imaginarse penetrándola y pasando su mano por esa nívea piel.
De presto Albert les dice que deben ir a otra sala más apartada… mientras se dirigen a ella, Monsieur X se da cuenta que hay varias personas sin pudor alguno, toqueteándose, besándose… y en los privados copulando a lo bárbaro. Llegan a una habitación donde les espera Fleur d’argent junto a Eliza y una mujer, la presentan como Karen; un par de minutos después llega Michael con dos botellas de cava y copas. Brindan como si fuesen conocidos de toda la vida y acto seguido, los hombres empiezan a acariciar a las damas.
Monsieur X fue directamente por Fleur d’argent, recibió sus caricias en primer momento como si nada… pero cuando él estaba por querer quitarle la ropa le toma de la mano y le indica que debe acariciar a Karen. Por un momento se imaginó que estaría con las dos, por lo que accedió sin decir nada… esa mujer se lo devoraba no solo con la mirada, sino que también con las manos y su boca. Había algo en ella que la hacía más hambrienta, una fiera, la come hombres. Por lo que ni cuenta se dio que la rubia dejaba la habitación.
Desde el umbral de la puerta los observa, posa su diestra sobre el marco de la puerta y presiona con un poco de fuerza como le gustaría que le estrujaran el trasero ahora mismo. Estaba ansiosa, la imagen ante ella la excita, pero se ha prometido que, de momento, eso debe parar.
Un taxi se detiene frente de un restaurante con cuatro estrellas Michelin, una joven de cabellos dorados desciende de éste mientas que guarda un objeto en su pequeño bolso de mano. Le dice al metre el nombre con que se hizo la reserva y éste la lleva a su mesa. Un hombre de cabellos rubios y mirada azur se levanta de su asiento para recibirla, la saluda con un beso en la mejilla y su mano; acto seguido mueve la silla para ayudarle a que se acomode, es entonces que ve el gran escote en la espalda… éste llega hasta donde inicia trasero, por lo que no pudo evitar tragar grueso y decirle
-Cielos Cancide… luces arrolladoramente bella y sensual
-Se agradece… pero como te dije, tenía planes. Me has hecho dejar una fiesta con los amigos por venir a cenar contigo, más vale que éste lugar sea muy bueno… estoy famélica
Le dijo la verdad a medias, pues tampoco pensaba quedarse en la fiesta en el Suffer, y la llamada de él pidiéndole quedar para cenar, le pareció una buena excusa; la aterciopelada voz de Anthony le responde a su broma
-Ha, ha, ha… puedes pedir lo que desees
-Me parece bien, pienso dejarte en la bancarrota
-De acuerdo… si es la manera con la tengo que purgar mi culpa, entonces debo darte esto
Le dice a la vez que saca una rosa de su saco, Candice reconoce rápidamente el color, es de una especie especial que él tiene en su jardín… y sin poder evitarlo, su corazón empieza a aletear a lo tonto y miles de mariposas se dan contra las paredes de su estómago. Siendo el hombre con tanto dinero que es, pudiendo comprar todas las rosas de la ciudad, va y le da una de su jardín, su refugio, el escondite, ese lugar especial, y muy seguramente la escogió el mismo pensando en ella… todo eso valía más que las miles de todas las floristerías. Sin duda alguna, ese hombre es especial.
Continuará...