Hermosas!, esperamos que puedan disfrutar de los capítulos siguientes; no queremos tocar temas sensibles como religión o creencias... solo que disfruten desde la perspectiva de la espiritualidad. Por favor recíbanlo desde nuestros corazones para ustedes.
EL AROMA DEL CIELO.
Capítulo 2.-
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>>POV CANDY.
Aquel joven de ojos azules e intensos me ha dejado sola, me vuelvo al escudo que fascinó mi atención. Es tan grande e imponente que me intimida; si, es lo que representa a este lugar, al igual que ese hombre cuyo nombre ha tenido un efecto inmediato en mí.
—Terrence.. —Susurro sin más. Sí, soy una tonta, he venido a la casa de un total desconocido que ahora resulta tiene enlaces reales y yo sin conocer sus verdaderas intenciones. Sin embargo, no lo siento así... Por su nombre que, entre mis sueños se cuela de cuando en cuando, sé que estoy segura.
Si, él aparece en mis sueños desde que era una niña, me ofrece su mano para seguirlo a través de un enorme campo verde para que bailemos bajo el sol, y entre el calor de su abrazo me besa mientras yo me paralizó ante la calidez de su boca y el latir de nuestros corazones.
Sus ojos son lo primero que veo cada que aparece en mis ensoñaciones, ese aroma a lavanda me embarga y hace que duerma placida durante las noches. Gracias a Dios me recompuse luego del impacto inicial que tuve al verlo, pues de inmediato entendí, él es la razón de mi viaje a este lugar.
A lo largo de los años he buscado esos prados, colinas, flores y hasta la época del año que me diera una pista del sitio que visito noche a noche cuando Morfeo se apodera de mi mente… sin duda hay algo que me atrae desde siempre a Escocia; solo fue hasta ahora que al fin pude obsequiarme este viaje, y hoy descubro que es probable que los sueños si pueden hacerse realidad.
Quizás esto solo sea un Dejá vu, y aunque he leído mucho sobre el tema de los viajes astrales, desdoblamientos y etc., por lo general tiendo a ser bastante escéptica. A estas alturas y aunque me produzca temor voy a dedicarme a disfrutar de su cercanía, después de todo, eso me dará una pista del porqué he soñado con Terrence desde siempre.
Doy la vuelta y encuentro un enorme mueble antiguo frente a la chimenea, es elegante y con gracia, junto a él una mesita dónde hay muchos libros. Me acerco a ella y visualizo uno de ellos, no puedo evitar sonreír al descubrir que es Romeo y Julieta, me llevo la mano al pecho porque hace que algo que me ahoga. Y entonces, empiezo a soñar despierta.
Estoy justo en este mismo lugar, el fuego está encendido como ahora, sentada en el mismo mueble, estoy admirando desde mi plano observador a ese joven de ojos azules con cabello largo y oscuro, miramos las llamas como si fuera el mejor espectáculo del mundo, su aroma a lavandas es penetrante y me contagia sin más las ganas de permanecer a su lado. Sin embargo, hay silencio, un silencio que es delicado e irrompible.
Un golpe me saca de mi ensoñación, me estrujó los ojos y veo a Terrence venir hacia mi ¡Se me sale una carcajada al ver que es lo que trae!
—¡Oh Terrence! ¿Es en serio?
—Bueno... A estas alturas manejar está cosa yo solo haría que mi orgullo inglés acabara en el suelo lleno de lodo. Así qué, pienso que la altanería americana va de la mano con esto.
—¡Oh por Dios! Es perfecto y genial.
—¿Lo dices en serio? —Me pregunta con un hermoso brillo en sus ojos azules y una sonrisa que hace que se le formen tiernos hoyuelos en las mejillas.
—Claro que sí.
— Si quieres puedo hacerle mantenimiento.
—¿Eres mecánica acaso?
—Con 4 hermanos mayores por obligación tienes que aprender mecánica básica —Le respondo mientras me recojo el pelo y me voy a la par de él.
Salimos nuevamente al establo para hacer el mantenimiento requerido. Sí, soy yo la que se llena las manos de grasa y mugre porque el señor duque rebelde o como sea el título que porte no le gusta ensuciarse las manos. Observo encima nuestro un enorme aeroplano que parece tener un siglo de antigüedad, era el escenario que menos espere ver en Escocia.
—¡Eres un talento, turista con pecas! Ni yo puedo hacer esas cosas.
—Porque tienes gente que lo hace por ti —Le bromeó mientras verifico el estado de las llantas y que las cadenas ya estén bien lubricadas como para soportar el trajín —Pensé que los niños aristócratas solo andaban en autos con guardaespaldas.
—Bueno, mi hermana y yo cada que veníamos aquí podíamos usar nuestras bicicletas sin problemas. Pero lo admito, yo no era muy bueno con acrobacias. Me raspe muchas veces las rodillas —Se rasca la cabeza de modo divertido.
—Pues ahora "milord" aprenderás de parte mía a ser experto en manejar una bicicleta —Expreso mientras doy un giro a mi mano y descubro que está sucia —Claro, después de lavarme un poco.
—Te acompañó —Nos dirigimos a una pequeña tina cercana, dónde me estrujó las manos con agua y con jabón, la grasa cuesta mucho para quitar. Me doy la vuelta y Terrence me observa.
Sus ojos me siguen de un lado a otro, y la verdad, no me molesta que me vea así, al contrario, es como si nos conociéramos mutuamente y esto apenas es una revisión de que todo sigue igual que antes.
—¿Necesitas ayuda?
—Estoy bien —Sin embargo, aún siento las manos con grasa.
—Mi abuela... que en paz descanse, una vez me enseñó un truco para lavar las manos —Se agachó y tomo un puñado de tierra con aserrín del suelo, vino a mí y tomo mis manos para embadurnarlas.
El corazón me salta en el pecho, al sentirlo cerca, sus manos son delicadas y suaves a comparación con las mías. Lo veo con cuidado mientras él se encarga de limpiarme, sus ojos son tan azules como el enorme océano que me separa de mi hogar. Gira la cabeza y me descubre examinándolo con ahínco, ahogo un jadeo, pensara que soy una idiota.
—Ahora sí, tus manos están limpias —Susurra con esa voz esposa que me hace tragar en seco.
—Pues... he de invocar a tu abuela solo para agradecerle el hecho de enseñarte cosas básicas e importantes —Siento que la voz me tiembla al hablar y él sonríe.
—Bien... Venga conmigo mi lady su transporte la espera. –Me dice socarrón, y yo aludiendo a su comentario le sigo el paso... sin soltarnos de las manos.
Continuará..