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Buenas tardes mi queridas combatientes,
les comparto la segunda parte de mi fic.
Es una historia diferente a las que hemos leído,
espero les guste.
CAPITULO DOS
El AMOR VUELVE.
Fue muy doloroso perder a mi mamita, ver esa cruz es su tumba, me devasto a mi corta edad. El invierno paso y llego la primavera los árboles se vistieron de colores, el cantar de los pájaros se escuchaba por doquier, se respiraba la alegría en la naturaleza, pero estaba de luto con mi corazón, adolorido por su repentina partida.
Los años pasaron mi papá cuida de mí, siempre estaba al pendiente, nada me faltaba, comencé a ayudarle en el taller de carpintería, mi papá me está comenzando a instruirme en el arte de crear cosas con la madera. Me ha enseñado a prender el hogar y prepararme algunos alimentos que son fáciles de cocinar. Pero todo inicio tiene un final.
Las cosas que mi papá hace con la madera tardan mucho en venderse, por eso tiene que ir al pueblo más próximo para ofrecer su trabajo. A veces tarda en regresar unos dos días, por lo que ya estoy acostumbrado a su ausencia, trato de asear la casa, limpio y barro todos los días, trato de hacer una sopa caliente para cuando regrese tenga algo que comer. Me prometió que iría a la escuela para aprender a leer y a escribir, pero esa promesa no la ha cumplido.
Ahora cada vez que mi papa va al pueblo regresa borracho, me culpa de la muerte de mi mamá. Dice que murió porque no supe cuidarla, oírle decir esas palabras me duelen en lo más profundo de mi ser. Ya no hay que comer en la casa, ni siquiera un trozo de pan duro. Tome la decisión de ir al pueblo a buscar un trabajo para ganarme unas monedas, para poder comprar algo para comer.
Por suerte una señora se compadeció de mí y por unos mandados que le hice me ha regalado un poco de fruta, pan y un tazón de sopa caliente y hasta un poco de ropa y unos zapatos que eran de su hijo que creció y ya no le vinieron. Voy muy contento de camino a mi casa, porque la señora me dijo que cada que me hiciera falta comida fuera a buscarla y así lo he hecho.
Un día que iba a toda prisa por una de las calles a hacer un mandado, escuche el repicar de la campana de la iglesia, había algo que me llamaba en ese lugar, sin saber porque entre y ahí estaba el párroco barriendo el lugar. Cuando me vio me sonrió, me acerque a él y me dijo con voz suave.
─ ¿Necesitas algo hijo?
─Nada padre, pero me gustaría ayudarlo en la limpieza del templo.
─ ¿Estás hablando enserio?
─Si.
─Te espero mañana, ven temprano.
─Si padre, hasta mañana.
Cuando salí de la iglesia me sentía muy contento, me gustaba servir a la gente. Tiempo después el señor cura me conoció un poco más, le conté sobre mi mamá y ni papá.Me animo a salir adelante.A veces me quedo a dormir en la casa parroquial cuando el señor cura me invita a cenar y ya es muy tarde para irme a mi casa. En este lugar siento una gran paz y me siento muy ajusto, sera por que me siento cerca de dios.
El tiempo ha pasado, mi papá a veces tarda en venir a casa hasta un par de semanas, siempre esta alcoholizado, me duele verlo en ese estado tan deplorable, pero que puede hacer un niño de mi edad para ayudarlo a dejar ese vicio tan horrible.
Hoy termine temprano con mis tareas en la parroquia, el señor cura muy amable me ha regalado un poco de comida, voy de regreso a mi casa muy contento, cuando llego, la puerta de la entrada a mi casa está abierta de par en par, se me hace raro porque por la mañana que salí la cerré bien. Entro con cautela y lo primero que veo es a mi padre tirado en el suelo boca abajo, corro a ayudarlo, lo llamo, pero no contesta, cuando toco su cuerpo esta helado, corro en busca del señor cura para que me ayude.
Cuando vengo en camino con el sacerdote, también pasamos por el médico del pueblo que amablemente nos acompañó, cuando llegamos a mi casa entran primero el doctor, el señor cura me pide que espere afuera, pero mis piernas no me obedecen, con pasos torpes entro y veo como el doctor le dice al señor cura que ya no hay nada que hacer. Mi amado padre murió por una cogestión alcohólica. Un padre que no supo cuál es el valor de un hijo.
Lloro de dolor, rabia e impotencia, mi padre se olvidó de mí, de su único hijo. No supo cómo enfrentar su dolor por la pérdida de mi madre y se olvido por completo de su hijo. Pienso que en el momento que mi mamá murió, yo morí con ella.
Después del entierro voy a mi casa, desempolvo las herramientas de mi padre y comienzo a tallar en la madera una cruz, no le puedo poner su nombre porque no se leer, ni escribir. Cuando la termino, la llevo al cementerio, para colocarla en la última morada de mi padre. El cura me acompaña en todo momento, me da el consuelo que necesito y el amor que no tuve.
Después de dos meses, el señor cura platica conmigo, me dice que hay un lugar donde hay muchos niños con los que podrá jugar y serian mi compañía para que no me sienta solo, además de dos mujeres amorosas que cuidaran de mí. En ese lugar hay personas que van en busca de niños para adoptarlos como hijos y brindarle un hogar. Se me viene a la mente, que el sacerdote quiere deshacerse de mi, porque puedo ser una carga para él. Pero escuchar la manera en la que me habla, se que ese no es el motivo, él solo quiere que yo pueda encontrar una mamá y un papá. Tal ves tener una nueva oportunidad.
Acepto partir aquel lugar donde sueño con ser feliz.
*
*
*
*
*
─Candy ahora entiendes, el porqué de las cruces.
─Si señorita Pony, Bob es un niño que ha sufrido mucho.
─Y por lo mismo, lo dejamos poner las cruces.
─Además ha sido un estímulo para Bob, porque de esta manera ha puesto mucho empeño para enseñarse a leer y escribir.
─Entiendo. ─dice meditando la rubia.
─Ya sabe escribir el nombre de todos los que vivimos en el hogar, incluso de los que vienen a dejarnos algunas donaciones.
Candy entiende muy bien las explicaciones de sus madres, pero ese chico no se va a escapar de un buen regaño de su parte. Después de merendar Candy ayudo a lavar los platos, mientras las damas se encargaban de acostar a los niños. Cuando termino con su labor, salió a tomar un poco de aire fresco, fue entonces cuando vio una luz en el pequeño granero, se dirigió con cautela al lugar, la puerta estaba entre abierta, vio que Bob estaba tallando la madera de una cruz.
─¿Tú eres Bob? ¿verdad?
─Si soy yo.
─No te parece que es de muy mal gusto, andar poniendo cruces por todos lados con los nombres de todo los que viven en este lugar.
─Y si lo hago a ti que más te da.
─No me gusta que lo hagas, es de muy mal gusto. Cuando las personas las ven, piensan que efectivamente la persona que tiene inscrito su nombre en la madera murió. ─Candy recuerda el momento que vivió cuando llego al hogar. Entonces el chiquillo se da vuelta, pone la cruz en el suelo y comienza a escribir con mucho afán.
─¿Qué haces? Intrigada Candy le pregunta a Bob.
─Mira, para que no te quejes. ─El chiquillo le enseña la cruz a Candy, que dice “Aquí ya hace la señorita pecas.” Cuando Candy lo lee, trata de serenarse y hablarle lo más calmada posible.
─Lo siento Bob, yo tengo un nombre y es Candy White. Porque mejor no haces algo diferente con la madera, que te parece un cartel.
─Un cartel, ¿para qué?
─Ya te explico, mira.
Candy comienza a externarle su idea al chiquillo, que después de un rato de pensarlo acepta la proposición de la rubia. Candy le tiende la mano y hacen las paces, caminan juntos a los dormitorios.
Cuando Candy llega dormitorio que le han destinado la señorita Pony y la Hermana María, les platica a donde se dirige, el dolor se refleja en los ojos de las dos mujeres, pero Candy las consuela.
─Señorita Pony, hermana María, no estén tristes, es un trabajo como cualquier otro. Voy porque me siento orgullosa de mi vocación.
─Como ustedes que cuidan y aman a tantos niños.
─Si Candy, tenemos hijos maravillosos como Tom, tú y Bob que amamos entrañablemente. ─Afirmo la señorita Pony, entonces un llanto detrás de las buenas mujeres llama su atención.
─ ¿Qué ocurre Bob?
─Lo siento hermano María, es que hace mucho tiempo que yo no escuchaba a nadie decir que me quiere. Usted y la señorita Pony son buenas personas y yo no me he portado bien.
─Bob, aunque nos hayas puesto una cruz, no quiere decir que no te amemos como a un hijo y tampoco quiere decir que moriremos pronto. Primero te convertirás en el mejor carpintero de la región y Candy será la dulce esposa de un chico bueno. ─ Afirma con convicción la hermana María. El chiquillo deja de llorar cuando siente el cálido abrazo de la monja y el dulce beso en la mejilla de la señorita Pony. Se siente amado nuevamente, regresa a él la cálida sensación como cuando su mamá vivía.
FIN.
Espero que la lectura haya sido de su agrado.
Mis queridas Valkirias he cumplido el reto
que se llevo acabo dentro de nuestra hermandad.
Gracias por su motivación.
NO LO HE TERMINADO 
