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CURITAS para un corazón roto.
Capitulo 2.
Se sentia incapaz de llegar al piso de Anthony. No creia poder soportar estar en un lugar donde todo le recordaba a él. Volvio a su pequeño apartamento, Candy cerró la puerta, y se apoyó contra ella, muy lenta se deslizó hasta quedar sentada rompiendo a llorar otra vez. Desconsolada, desesperada. Jamás volvería a verlo. Pero haría cualquier cosa para descubrir al culpable. Candy lo lograría tarde o temprano. Estaba dispuesta a averiguarlo. Con cada minuto que pasaba se convencía que la muerte de Anthony no era un simple accidente como creían, estaba segura de que había algo más. La relación con Anthony los últimos días había estado muy tensa, él había estado bastante nervioso esos últimos días, Anthony había descubierto algo que lo mantenía en estado de alerta. Se pasó la mano por la frente, agobiada. ¿Qué iba a hacer? Era posible que todo fuera un simple accidente, algo que no descartaba del todo, o tal vez hubiese ocurrido algo que Anthony descubrio y por eso lo mataron. Aquella segunda idea comenzó a cobrar fuerza en su mente. Debía hacer paso a paso lo que Anthony le había hecho entrenar día a día. Ellla sabía dónde Anthony guardaba los documentos más importantes. Pero era importante desviar a intrusos primero. Era una locura. Pero aquello era lo único que aclararía todo , volvió a decirse a sí misma para darse ánimos. Iba a ir a la oficina de Anthony y sustraer información confidencial aquello más que una locura era un tercer grado de estado. Si la descubrian. Lo mínimo que harían sería mandarla a prisión acusada de espionage, o incluso terrorista. Pero tenía la certeza que encontraría respuestas de por que Anthony estaba muerto. Recordó cuando Anthony y ella se habían conocido, las interminables charlas que habían mantenido hasta altas horas de la madrugada mientras tomaban una copa, los momentos tiernos. Anthony había hecho que su vida fuera perfecta. Contuvo la respiración mientras notaba cómo los ojos se le humedecían y cómo su corazón se aceleraba ante los recuerdos. Aquellas imágenes de esos momentos marcarían su vida. Volvio a pensar en el echo de que Anthony se había asegurado de que aquellos documentos misteriosos estuvieran en sus manos justo antes de su boda. Era por que sabía lo que pasaría , simplemente por que eran importantes que eran. Notó cómo el vello se le ponía de punta al atar cabos. Puede que fuese una mera coincidencia, que no fuese más que un simple accidente como los que ocurrian, pero lo cierto es que Anthony, se había asegurado que aquellos documentos estarian protegidos con ella.
Lo que estaba claro es que aquello debía ser peligroso, no solo porque se tratase de un mensaje oculto, que por tanto ocultaba algo que no quería que fuese descubierto, sino también por los lugarez de procedencias. Baréin, e Inglaterra. ¿Que tenían que ver esos lugares con aquellos mensajes ocultos?. Al estacionar el automóvil miró los papeles. Los mensajes solo estaban escritos simbolos mezclados con numeros. Noto que parecian tener un orden con la numeración. B-17H001 / IN-17N002 / AM17N003 Aquello no tenía ningun sentido para ella, pero para Anthony se habia vuelto muy importante, lo unico que ten8a claro es que eran muy peligrosos. Tomo aire antes de salir del automóvil.
Puedes hacer esto Candy
Cuando cruzo la puertas de las oficinas de Seguridad Nacional y sin mirar nada camino hasta el puesto de trabajo de Anthony, sintió como su corazón se rompió al conducir su mirada hacía aquella mesa que había él ocupado. No pudo evitar las lágrimas en sus pupilas a medida que iba avanzando y tenía más a la vista aquel lugar. Sin perder ni un minuto más se puso a buscar abriendo cajones y buscando en estanterías abrió el cajón con llave pero no encontró nada nada que tuviera relación con los papeles que Anthony había puesto en su bolso. Guardo las cosas más personales de el en una bolsa de plástico.
Dejó de buscar cuando notó una mano sobre su hombro. Se giró hacía atrás para observar al hombre que reconoció al instante. Era el primo que se había presentado en el piso de Anthony. No compredia por que razón Anthony no le dijo del lazo familiar entre ellos. Ahora lo recordaba. Neil como Anthony trabajaban en el departamento de SeguridadNacional. Por esa razón se habia enterado primero que las autoridades de su muerte. Candy noto que Neil la observaba de los pies a la cabeza, como evaluándola. Ella abrió los ojos, asustada, lo miró sin poder disimular el pánico que sentía, La boca se le secó al reconocerlo cuando recordo lo poco que Anthony le había hablado de Neil. Le precedían su fama de mujeriego y su crueldad en el trato con el personal de los compañeros de trabajo. La miraba con un brillo raro en los ojos que ella no supo interpretar, pero que le provocó escalofríos y un cierto temor. Era un hombre elegante, pero nada fuera de lo normal. No era muy alto como le parecióen un principió, ni robusto, más bien delgado y de complexión fuerte. La mirada de sus ojos marrones que le producía una rara sensación para nada parecida a la que Anthony le había hecho sentir, este hombre le provocaba desasosiego. El reciente bigote le adornaba el labio superior. Le llamó la atención una extraña y pequeña cicatriz en su frente despejada. Sus cabellos, engominados, brillaban y tenían un color marrón castaño. A pesar de haber compartido con Anthony, su esposo y de el lazo familiar, Anthony nunca lo puso en su círculo de amigos de confianza, ella no lo conocía lo suficiente mente bien como para considerarlo amigo, lo poco que sabía de la relación entre Anthony y Neil, se basaban solo en lo laboral. Así qué al verlo ahí en ese momento dirigiéndose a ella y después de la manera en que había entrado en el pisó de Anthony la puso en Alerta.
—Candy, ¿podrías acompañarme un segundo? Por favor. Aquello la dejó descolocada y miró a su alrededor durante unos segundos, intrigada, finalmente y sin decir nada lo siguió. Mientras caminaba hacia el despacho de aquel tipo al otro lado de la sala, no pudo evitar mirar hacia la oficina de Anthony. Notó cómo la piel se le ponía de gallina cuando finalmente Neil abrió la puerta de su despacho y le indicó con un gesto que entrase. El despacho tenía poca luz y era pequeño, pero muy lujoso.
—Por favor — Le indico un sillón con amabilidad autoritaria.
—Gacias. Algo confundida por el tono se sentó, preguntándose por que Neil le causaba desconfianza cuando era tan amable con ella. Neil rodeó el escritorio y se sentó quedando frente a ella.
—Lamentó la pérdida — Candy se pasó la mano por los ojos, intentado mantenerse serena. Abrio los ojos cuando escucho al tipo suspirar, como si la muerte de Anthony le afectase considerablemente. —Anthony era un chico muy reservado– Qué debía decir. Anthony era un chico discreto, alegre y muy noble, pero reservado, quizás si lo era —, Lamento haber sido el portador de la noticia, Sabes ahora recuerdo qué lo escuche hablar de ti. Aquella la tomo por sorpresa, Anthony no hablaba de ella y no por que no quisiera hacerlo, si no por que éra su manera de protegerla. — Todos veiamos lo enamorado que estaba. — Siguió Neil, mientras Candy se contenia para no tener la boca abierta. —Has recordado alguna conversación sobre lo que habia estado haciendo en los últimos días? Aquella regunta le sorprendió. ¿Era posible que quisiese investigar la muerte de su primo? ¿Que él sospechase algo?
—No . Neil aceptó y la miró fijamente, evaluándola, luego se echó sobre la mesa y la miró con determinación.
—Candy, Anthony estaba trabajando en varios asuntos importantes. Es importante recuperar su ordenador para extraer toda la documentación —Automáticamente sacó de su cajón documentos y lo puso a la vista de Candy.— No sé si importará, pero prefiero que seas tu a otra persona. Me gustaría que vieras estos documentos y que que trataras de recordar muy bien lo que estaba investigando Anthony, si sabes algo, agradecería que me mantuvieras informado, sólo a mi. Aquella petición la dejó totalmente descolocada. Prefirió quedarse callada y coger los papeles que le ofrecía. — Sé que Anthony contrajo matrimonio. Candy abrió los ojos como platos y sus manos comenzaron a temblar. —. No tienes que decir nada, comprendo por que Anthony decidiera esconderte. Eres una mujer muy hermosa — Si candy no estuviera sentada se hubiera ido de espalda al suelo,— Imagino que vienes aquí por sus cosas personales — siguió diciendo Neil, mientras ella observaba los documentos al mismo tiempo que estaba intentando mostrarse relajada. Los documentos eran palabras y números pero no tenía relación con los que ella guardaba en la caja en la oficina de la correspondencia postal que Anthony pagaba al año. Durante unos segundos dudó. Ella no pertenecía al Departamento de Seguridad Nacional, Anthony no podía divulgar información que era totalmente confidencial, por no hablar de que la mayoría de aquella información la conseguían de forma poco lícita y sin autorización de un juez. Ella no podía decir que Anthony confiaba en ella y que estaba al tanto de lo que hacía el departamento de seguridad Nacional, pero sobre todo teniendo en cuenta que realmente no sabía a quién se enfrentaba, tampoco le diría que conocía la última investigacion relacionada con alguna organización ubicada en algún lugar de los Emiratos Árabes, y que esta red de narcotraficantes se asociaban con personas en el Reino Unido, lo que no sabía siquiera era el significado de aquel mensaje. Tampoco podia decirle que ella tenía el ordenador. En aquel momento supo que si Anthony no habia confiado en Neil , era por que algo habia descubierto.
—Anthony siempre dijo que su trabajo era confidencial— dijo —, si usted lo conocía entonces entiende que no hablo conmigo de su trabajo. Neil se quedó observándola unos segundos hasta que al final suspiró
—Supongo que tienes razón —Candy aceptó—. De acuerdo, —Le tendió una tarjeta—. Es mi número de teléfono. Cualquier cosa, o algún dato que pueda ser de nuestro interés —remarcó aquellas palabras—, No dudes en llamar, y si necesitas algo. Solo una petición se discreta. Candy levantó la mirada ante esa petición. —Entiende el riesgo que implica este trabajo. —Ella asintió. No muy segura. — Encontraremos a los responsables.
—Por supuesto —respondió con convicción.
Estaba claro que ocultaba algo y que sus intenciones pasaban por averiguar lo que le había ocurrido a su primo, según sus palabras. Él, como ella aunque no se lo hubiese dicho abiertamente, sospechaba que quizá alguno de los casos podía haber sido la causa de la muerte de Anthony, pero por otro lado estaba el hecho de que Anthony hubiese escondido aquellos documentos en su bolso. Algo no encajaba. Podía fiarse?
Cuando salió de las oficinas de Seguridad Nacional una mujer con la melena rojiza, la estaba esperando junto a su automóvil. Candy la reconoció al instante, Elisa, compañera de trabajo de Anthony. Aunque siempre había tenido la sospecha que había estado enamorada de su esposo. Mientras iba acercándose, noto que Elisa parecía nerviosa, pues miraba a los lados constantemente, como si estuviese escondiéndose.
— Hola, Candy.
— Elisa — respondió educadamente.
—Siento lo qué a sucedido. — Candy cerró sus ojos por un segundo, y por el dolor que implicaban aquellas palabras —. Anthony era más que mi compañero laboral, él era mi amigo y me duele que ya no este con nosotros. Candy la miraba con desconfianza pero también entendía que era sincera. —Escucha. No te parece sospechoso la muerte de Anthony? ¿Qué ocurriera de esa manera?. Candy sintió como rasgaba la herida en su corazon, pero aún así se mantuvo en silenció, soportando aquella conversación. —Se que Anthony tenía en sus manos unos mensajes encriptados. —Aquello paralizó a Candy. Miró directamente a los ojos de Elisa.
— ¿Qué has dicho?
— No podemos hablar aquí.
—Qué has dicho? — Volvió a preguntar
–Vamos a otro lugar— Candy no se movió.
— Confía en mi. Esto es muy importante. Yo no puedo hacer nada. Tú lo sabes. — Aquello era verdad, Elisa como Anthony tenían un documento firmado de confidencial. Elisa miró de un lado para otro como escondiéndose.
— Está bien— Finalmente accedio.
continuara...
Capitulo 2.
Se sentia incapaz de llegar al piso de Anthony. No creia poder soportar estar en un lugar donde todo le recordaba a él. Volvio a su pequeño apartamento, Candy cerró la puerta, y se apoyó contra ella, muy lenta se deslizó hasta quedar sentada rompiendo a llorar otra vez. Desconsolada, desesperada. Jamás volvería a verlo. Pero haría cualquier cosa para descubrir al culpable. Candy lo lograría tarde o temprano. Estaba dispuesta a averiguarlo. Con cada minuto que pasaba se convencía que la muerte de Anthony no era un simple accidente como creían, estaba segura de que había algo más. La relación con Anthony los últimos días había estado muy tensa, él había estado bastante nervioso esos últimos días, Anthony había descubierto algo que lo mantenía en estado de alerta. Se pasó la mano por la frente, agobiada. ¿Qué iba a hacer? Era posible que todo fuera un simple accidente, algo que no descartaba del todo, o tal vez hubiese ocurrido algo que Anthony descubrio y por eso lo mataron. Aquella segunda idea comenzó a cobrar fuerza en su mente. Debía hacer paso a paso lo que Anthony le había hecho entrenar día a día. Ellla sabía dónde Anthony guardaba los documentos más importantes. Pero era importante desviar a intrusos primero. Era una locura. Pero aquello era lo único que aclararía todo , volvió a decirse a sí misma para darse ánimos. Iba a ir a la oficina de Anthony y sustraer información confidencial aquello más que una locura era un tercer grado de estado. Si la descubrian. Lo mínimo que harían sería mandarla a prisión acusada de espionage, o incluso terrorista. Pero tenía la certeza que encontraría respuestas de por que Anthony estaba muerto. Recordó cuando Anthony y ella se habían conocido, las interminables charlas que habían mantenido hasta altas horas de la madrugada mientras tomaban una copa, los momentos tiernos. Anthony había hecho que su vida fuera perfecta. Contuvo la respiración mientras notaba cómo los ojos se le humedecían y cómo su corazón se aceleraba ante los recuerdos. Aquellas imágenes de esos momentos marcarían su vida. Volvio a pensar en el echo de que Anthony se había asegurado de que aquellos documentos misteriosos estuvieran en sus manos justo antes de su boda. Era por que sabía lo que pasaría , simplemente por que eran importantes que eran. Notó cómo el vello se le ponía de punta al atar cabos. Puede que fuese una mera coincidencia, que no fuese más que un simple accidente como los que ocurrian, pero lo cierto es que Anthony, se había asegurado que aquellos documentos estarian protegidos con ella.
Lo que estaba claro es que aquello debía ser peligroso, no solo porque se tratase de un mensaje oculto, que por tanto ocultaba algo que no quería que fuese descubierto, sino también por los lugarez de procedencias. Baréin, e Inglaterra. ¿Que tenían que ver esos lugares con aquellos mensajes ocultos?. Al estacionar el automóvil miró los papeles. Los mensajes solo estaban escritos simbolos mezclados con numeros. Noto que parecian tener un orden con la numeración. B-17H001 / IN-17N002 / AM17N003 Aquello no tenía ningun sentido para ella, pero para Anthony se habia vuelto muy importante, lo unico que ten8a claro es que eran muy peligrosos. Tomo aire antes de salir del automóvil.
Puedes hacer esto Candy
Cuando cruzo la puertas de las oficinas de Seguridad Nacional y sin mirar nada camino hasta el puesto de trabajo de Anthony, sintió como su corazón se rompió al conducir su mirada hacía aquella mesa que había él ocupado. No pudo evitar las lágrimas en sus pupilas a medida que iba avanzando y tenía más a la vista aquel lugar. Sin perder ni un minuto más se puso a buscar abriendo cajones y buscando en estanterías abrió el cajón con llave pero no encontró nada nada que tuviera relación con los papeles que Anthony había puesto en su bolso. Guardo las cosas más personales de el en una bolsa de plástico.
Dejó de buscar cuando notó una mano sobre su hombro. Se giró hacía atrás para observar al hombre que reconoció al instante. Era el primo que se había presentado en el piso de Anthony. No compredia por que razón Anthony no le dijo del lazo familiar entre ellos. Ahora lo recordaba. Neil como Anthony trabajaban en el departamento de SeguridadNacional. Por esa razón se habia enterado primero que las autoridades de su muerte. Candy noto que Neil la observaba de los pies a la cabeza, como evaluándola. Ella abrió los ojos, asustada, lo miró sin poder disimular el pánico que sentía, La boca se le secó al reconocerlo cuando recordo lo poco que Anthony le había hablado de Neil. Le precedían su fama de mujeriego y su crueldad en el trato con el personal de los compañeros de trabajo. La miraba con un brillo raro en los ojos que ella no supo interpretar, pero que le provocó escalofríos y un cierto temor. Era un hombre elegante, pero nada fuera de lo normal. No era muy alto como le parecióen un principió, ni robusto, más bien delgado y de complexión fuerte. La mirada de sus ojos marrones que le producía una rara sensación para nada parecida a la que Anthony le había hecho sentir, este hombre le provocaba desasosiego. El reciente bigote le adornaba el labio superior. Le llamó la atención una extraña y pequeña cicatriz en su frente despejada. Sus cabellos, engominados, brillaban y tenían un color marrón castaño. A pesar de haber compartido con Anthony, su esposo y de el lazo familiar, Anthony nunca lo puso en su círculo de amigos de confianza, ella no lo conocía lo suficiente mente bien como para considerarlo amigo, lo poco que sabía de la relación entre Anthony y Neil, se basaban solo en lo laboral. Así qué al verlo ahí en ese momento dirigiéndose a ella y después de la manera en que había entrado en el pisó de Anthony la puso en Alerta.
—Candy, ¿podrías acompañarme un segundo? Por favor. Aquello la dejó descolocada y miró a su alrededor durante unos segundos, intrigada, finalmente y sin decir nada lo siguió. Mientras caminaba hacia el despacho de aquel tipo al otro lado de la sala, no pudo evitar mirar hacia la oficina de Anthony. Notó cómo la piel se le ponía de gallina cuando finalmente Neil abrió la puerta de su despacho y le indicó con un gesto que entrase. El despacho tenía poca luz y era pequeño, pero muy lujoso.
—Por favor — Le indico un sillón con amabilidad autoritaria.
—Gacias. Algo confundida por el tono se sentó, preguntándose por que Neil le causaba desconfianza cuando era tan amable con ella. Neil rodeó el escritorio y se sentó quedando frente a ella.
—Lamentó la pérdida — Candy se pasó la mano por los ojos, intentado mantenerse serena. Abrio los ojos cuando escucho al tipo suspirar, como si la muerte de Anthony le afectase considerablemente. —Anthony era un chico muy reservado– Qué debía decir. Anthony era un chico discreto, alegre y muy noble, pero reservado, quizás si lo era —, Lamento haber sido el portador de la noticia, Sabes ahora recuerdo qué lo escuche hablar de ti. Aquella la tomo por sorpresa, Anthony no hablaba de ella y no por que no quisiera hacerlo, si no por que éra su manera de protegerla. — Todos veiamos lo enamorado que estaba. — Siguió Neil, mientras Candy se contenia para no tener la boca abierta. —Has recordado alguna conversación sobre lo que habia estado haciendo en los últimos días? Aquella regunta le sorprendió. ¿Era posible que quisiese investigar la muerte de su primo? ¿Que él sospechase algo?
—No . Neil aceptó y la miró fijamente, evaluándola, luego se echó sobre la mesa y la miró con determinación.
—Candy, Anthony estaba trabajando en varios asuntos importantes. Es importante recuperar su ordenador para extraer toda la documentación —Automáticamente sacó de su cajón documentos y lo puso a la vista de Candy.— No sé si importará, pero prefiero que seas tu a otra persona. Me gustaría que vieras estos documentos y que que trataras de recordar muy bien lo que estaba investigando Anthony, si sabes algo, agradecería que me mantuvieras informado, sólo a mi. Aquella petición la dejó totalmente descolocada. Prefirió quedarse callada y coger los papeles que le ofrecía. — Sé que Anthony contrajo matrimonio. Candy abrió los ojos como platos y sus manos comenzaron a temblar. —. No tienes que decir nada, comprendo por que Anthony decidiera esconderte. Eres una mujer muy hermosa — Si candy no estuviera sentada se hubiera ido de espalda al suelo,— Imagino que vienes aquí por sus cosas personales — siguió diciendo Neil, mientras ella observaba los documentos al mismo tiempo que estaba intentando mostrarse relajada. Los documentos eran palabras y números pero no tenía relación con los que ella guardaba en la caja en la oficina de la correspondencia postal que Anthony pagaba al año. Durante unos segundos dudó. Ella no pertenecía al Departamento de Seguridad Nacional, Anthony no podía divulgar información que era totalmente confidencial, por no hablar de que la mayoría de aquella información la conseguían de forma poco lícita y sin autorización de un juez. Ella no podía decir que Anthony confiaba en ella y que estaba al tanto de lo que hacía el departamento de seguridad Nacional, pero sobre todo teniendo en cuenta que realmente no sabía a quién se enfrentaba, tampoco le diría que conocía la última investigacion relacionada con alguna organización ubicada en algún lugar de los Emiratos Árabes, y que esta red de narcotraficantes se asociaban con personas en el Reino Unido, lo que no sabía siquiera era el significado de aquel mensaje. Tampoco podia decirle que ella tenía el ordenador. En aquel momento supo que si Anthony no habia confiado en Neil , era por que algo habia descubierto.
—Anthony siempre dijo que su trabajo era confidencial— dijo —, si usted lo conocía entonces entiende que no hablo conmigo de su trabajo. Neil se quedó observándola unos segundos hasta que al final suspiró
—Supongo que tienes razón —Candy aceptó—. De acuerdo, —Le tendió una tarjeta—. Es mi número de teléfono. Cualquier cosa, o algún dato que pueda ser de nuestro interés —remarcó aquellas palabras—, No dudes en llamar, y si necesitas algo. Solo una petición se discreta. Candy levantó la mirada ante esa petición. —Entiende el riesgo que implica este trabajo. —Ella asintió. No muy segura. — Encontraremos a los responsables.
—Por supuesto —respondió con convicción.
Estaba claro que ocultaba algo y que sus intenciones pasaban por averiguar lo que le había ocurrido a su primo, según sus palabras. Él, como ella aunque no se lo hubiese dicho abiertamente, sospechaba que quizá alguno de los casos podía haber sido la causa de la muerte de Anthony, pero por otro lado estaba el hecho de que Anthony hubiese escondido aquellos documentos en su bolso. Algo no encajaba. Podía fiarse?
Cuando salió de las oficinas de Seguridad Nacional una mujer con la melena rojiza, la estaba esperando junto a su automóvil. Candy la reconoció al instante, Elisa, compañera de trabajo de Anthony. Aunque siempre había tenido la sospecha que había estado enamorada de su esposo. Mientras iba acercándose, noto que Elisa parecía nerviosa, pues miraba a los lados constantemente, como si estuviese escondiéndose.
— Hola, Candy.
— Elisa — respondió educadamente.
—Siento lo qué a sucedido. — Candy cerró sus ojos por un segundo, y por el dolor que implicaban aquellas palabras —. Anthony era más que mi compañero laboral, él era mi amigo y me duele que ya no este con nosotros. Candy la miraba con desconfianza pero también entendía que era sincera. —Escucha. No te parece sospechoso la muerte de Anthony? ¿Qué ocurriera de esa manera?. Candy sintió como rasgaba la herida en su corazon, pero aún así se mantuvo en silenció, soportando aquella conversación. —Se que Anthony tenía en sus manos unos mensajes encriptados. —Aquello paralizó a Candy. Miró directamente a los ojos de Elisa.
— ¿Qué has dicho?
— No podemos hablar aquí.
—Qué has dicho? — Volvió a preguntar
–Vamos a otro lugar— Candy no se movió.
— Confía en mi. Esto es muy importante. Yo no puedo hacer nada. Tú lo sabes. — Aquello era verdad, Elisa como Anthony tenían un documento firmado de confidencial. Elisa miró de un lado para otro como escondiéndose.
— Está bien— Finalmente accedio.
continuara...
esto está muy bueno
Yo se que tus intensiones no son buenas señorita!! 
