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LAS ESTRELLAS DE BROADWAY PRESENTAN CURITAS para un corazón roto
CAPÍTULO 12
Centro de Investigaciónes. CIA
Tres semanas antes.
Diga. —La voz de patricia se coló hasta su oído. —¿Cómo van las cosas? —Pregunto Tom.
—Los chicos creen que alguien bloqueó el móvil de Anthony. No hemos recibido noticias de él. La última noticia llegó dos días atras, Anthony había quedado de llevarles los papeles incriminatorios antes de su boda, pero no había llegado.
Tom se enderezó en la silla. Había perdido a Anthony del radar pero se negaba a decirle algo a su compañera, que esa tarde se había excusado.
—¿Y cuándo se sabrá si el aparato está intervenido por otra persona? —inquirió a la mujer
—No tengo idea. Tambien los hermanos Legan se traen algo entre manos. Hemos recibido informes. Al parecer se han visto en diferentes lugares a altas horas de la noche.
—Pondrán la excusa de su trabajo.
—Tendremos que reforzar la vigilancia de Neil, necesito saber qué se traen entre manos ese par. —adujo Patricia.
—Lo más probable es que ya se huelan qué les seguimos los pasos.
—Si para mañana no sabemos nada de Anthony, llevaré mis narices hasta la oficina del edificio de Seguridad Nacional y los interrogaremos. ¿Se sabe algo de la novia de Brower, si se ha visto o hablado con Anthony? .
—No se nada aún.
Jimmy entró con paso apresurado en el despacho interrumpiendo la llamada de Tom.
— Anthony Brower está muerto. De Candy no se sabe nada.
—Quiero la lista de todas las personas que trabajen en el departamento de seguridad nacional. Quiero saberlo todo sobre ellas.
Patricia se apartó del ordenador para dejarle espacio a Jimmi el cual se puso manos a la obra al momento.
—¿Habéis entrado en el ordenador de Neil Legan? jimmy sonrió.
—Es lo primero que hicimos —dijo volviendo la mirada a la pantalla—. No hay nada. Aquello la descolocó.
—¿No hay nada? —preguntó sorprendida. Anthony había podido entrar en el ordenador de Neil. Pero ahora habían borrado todo.
—No. Introdujimos un patrón de búsqueda en su sistema con uno de los códigos de encriptación de los correos electrónicos. Y nada — acabó sentenciando. Tenemos que dar con Candy. Ella es la única que puede tener las pruebas incriminatorias. En ese momento Jimmy llamo la atención de los agentes.
—Neil está hablando por teléfono.
—Dale sonido —pronunció la mujer, Jimmy apretó el botón y al momento escucharon, a través del micrófono que Anthony había infiltrado en el despacho de Neil, escucharon la conversación que mantenía.
—Sí, ya lo sé —reconocieron la voz de Neil—. No tiene mucha información, pero sí la suficiente...
—¿Está hablando de los mensajes encriptados? ¿Los que Anthony había escondío en el bolso de Candy? —preguntó Patricia. —Localiza a quién está llamando —Le señaló.
Jimmy tecleó en el ordenador y luego elevó las manos hacia el cielo.
—No está llamando desde el teléfono del despacho. Patricia se puso a su lado y tras unos segundos de teclear en el ordenador de al lado Jimmy miró hacia Patricia . —Tiene dos móviles de contrato —explicó mientras seguía con sus dedos compulsivamente sobre el teclado—. Está usando uno.
—Quiero la ubicación. Quiero saber adónde está llamando. — Dijo Tom, Jimmy comenzó a introducir datos en su ordenador. —Tardará un minuto, un momento después grito. —Inglaterra — cuando Neil Terminó la llamada. Se quedaron en silencio, pensativos.
En ese momento jimmy volvió a llamar la atención de patricia subiendo la radio.
—Eh, Neil está hablando con el guardia de seguridad de planta —dijo jimmy, que al momento le dio volumen y escucharon la voz clara y decidida de Legan.Sí, la viuda de Anthony. Encuentrala, de inmediato. Ya sabéis lo que tenéis que hacer.
— El guardia podría darnos información.
— ¿Lo secuestro? Jimmy observó a sus compañeros. Sabía que el guardia estaba metido en el asunto y, por tanto, poseía mucha información sobre el tema. Quizá con un interrogatorio exhaustivo consiguiesen saber qué estaba ocurriendo.
El guardia salió del piso de Candy asegurándose de que nadie lo viese. Bajó las escaleras con prisa y miró su reloj de muñeca. Las diez y media de la noche. Debía avisar a Neil de que la viuda había escapado, por lo menos hubo revisado el piso de Candy y no había encontrado nada. Salió del portal, notando que las noches eran más frías y caminó hacia su vehículo. Quizá hubiese averiguado algo más si al menos pudiese hablar con la viuda de Brower. Suspiró mientras buscaba las llaves de su vehículo en su bolsillo. Intentaría ponerla en sobre aviso. Tenía sentimientos encontrados: por un lado, Candy era a chica más dulce y tierna que había visto, aunque nunca había hablado con ella, siempre la observaba cuando iba a las oficinas a llevarle comida a su novio, por otro lado, estaban las órdenes que debía seguir y su trabajo...
—Disculpe, ¿tiene fuego? —preguntó un hombre a su lado, distrayéndolo de sus pensamientos. El guardia ni siquiera lo miró.
—No, lo siento. No fumo —continuó caminando con la vista al frente. Jimmy lo cogió directamente del brazo y, con todas las fuerzas que pudo, lo empujó contra un coche. El hombre no tuvo tiempo de reaccionar y se vio estrellado contra la puerta trasera de un vehículo. Iba a gritar cuando Jimmy lo cogió de la nuca y estrelló su cabeza contra la chapa del coche. Notó cómo el cuerpo del guardia abandonaba sus fuerzas, quedando semiinconsciente. Lo sujetó por el brazo, lo arrastró dos coches más abajo hasta el suyo, abrió la puerta trasera y lo arrojó al interior mientras observaba de un lado a otro. Por suerte no había nadie en la calle, En eso consistía su trabajo, actuar rápido y no levantar sospechas. Para eso se había entrenado durante años. Se introdujo un poco en el coche. Ató al supermercado, cerró la puerta trasera. Se metió de inmediato en el coche y arrancó. Para cuando abrió la puerta y se disponía a salir, Patricia y Tom ya estaban allí con el pasamontañas puesto.
–Buen trabajo —Patricia guiñó un ojo a su compañero.
—¿Adónde me lleváis? —gritó el guardia removiéndose e intentando soltarse de los brazos que lo apresaban.
—Estate callado o recibirás —amenazó Tom.
—¿Quiénes sois? ¿Qué queréis? —siguió sollozando mientras lo subían por las escaleras. Tropezó un par de veces, pero gracias a que ambos lo mantenían sujeto no acabó cayendo. —¿Qué vais a hacer conmigo?.
—Lo primero será cortarte la lengua si no te callas —acabó pronunciando Jimmy mientras Patricia abría la puerta de su piso.
—¿Sois de la CIA? —gritó nervioso. Jimmy estampó su puño contra la mejilla de él haciéndo que estuviese apunto de caer de la silla.
—Sois de la CIA, está claro —susurró. Se removió incómodo e intento deshacerse los nudos.
—¿Para quién trabaja Neil ? El guardia lo miró fijamente.
—No lo sé.
Tom dio unos pasos hacia él.
—Sí lo sabes. El guardia giró su rostro hacia ese hombre que se acercaba.
—No, no lo sé —dijo rápidamente—. Yo solo hago lo que me manda —respondió desesperado.
—¿Y qué te ha mandado? —preguntó Patricia , él guardia dudó un poco y paseó la mirada por aquella austera habitación.Me dijo que buscase a Candy Patricia y sus compañeros se miraron de reojo.
—¿Y Anthony? ¿Sabes de la información ? El guardia lo miró fijamente y al momento bajó su cabeza.
—No lo sabía —susurró—. Me enteré después.
—¿Después de qué?
—De qué lo matasen —gritó hacia Tom—. Yo no sabía que estaba investigando , si lo hubiese sabido...
—¿Qué? —Le retó Jimmy colocándose frente a él—. ¿Se lo hubieses dicho a tu jefe? El guardia se removió incómodo.
—Yo no sabía que iba a morir. ¡Por Dios! Si lo hubiese sabido hubiese intentado advertirlo ¡era mi amigo! ¡Ni siquiera sabía que tenía esa información! ¡Lo juro! Tom dio un paso atrás y miró de reojo a su compañero.
—¿Y Candy? —preguntó con voz grave. El guardia volvió su mirada hacia él y durante unos segundos se quedó pensativo.
—Lo único que sé es que mi jefe la quiere muerta —gruñó.
—¿Por qué?
— Tiene más información de la que debería tener. Neil acabará con todos los que puedan poner sus planes o su operación en peligro. Patricia miró a Tom, el cual observaba al guardia sin pestañear.
—Los correos electrónicos que Anthony descubrió y que entregó a Candy.
— No sabía que Anthony tenía información.
— Sabes que tiene que ver Hansel con con Neil?
—No sé quién es ese. Te repito, no sé absolutamente nada de nada, solo que hay negocios que mueven grandes sumas de dinero.
—Los correos electrónicos encriptados —continuó—. ¿Sabes qué lenguaje de encriptación usan?
—No tengo ni puta idea —rugió.
—¿A qué has ido entonces al piso de Candy?
—Simplemente buscaba información, pero no iba a lastimarla. Quiero que Candy esté bien, lo único que quiero es prevenirla...
—Ya —Le interrumpió JimmyNo dirás nada a tu jefe sobre esto…, de lo contrario, te mataré —comentó Tom sacando el arma en su cinturón.
—Maldito inútil —pronunció hacia el guardia de seguridad que sujetaba un portafolio y papeles—. ¿Cómo has dejado que escape? —gruñó acercándose más.
Mucho tiempo después escucharon cuando Neil le gritaba a Elisa.
Stear volvió a leer toda la documentación tratando de aclarar la operación que ya tenía medio año sin dar resultados. Los hermanos Legan habían borrado muy bien sus pasos incriminatorios.
Lo único que sabían hasta el momento era que Candy estaba en Inglaterra, pero exactamente la ubicación aún no la habían conseguido.
De pronto se le ocurrio algo. Tomo el móvil y llamó al departamento de seguridad Nacional de Inglaterra y dio aviso en todas las estaciones policiales. Quizás y solo quizás algo podría encontrar.
Presente.
"¿Qué? ". Candy susurró sorprendida por la insinuación de su vecino. Decidió ignorarlo, y lentamente y con sigilo cogio su bolso y llaves para irse, y dejarlo hablando solo por segunda vez, camino descalza con las zapatillas en su mano tratando de ser muy silenciosa. Terry se apartó de la pared y camino hacia la puerta de su piso cuando escuchó a Candy salir del suyo también, Aunque habia sido muy silenciosa, esta vez pudo oirla, acaso pensaba dejarlo hablado solo con la pared, ya lo había hecho con la música. No se iba a ir sin darle una explicación. Ya había intentado hablar con ella, pero Candy cambiaba el tema. Aquella vez no se le iba a escapar. Abrió la puerta de su piso y, antes de que ella desapareciese de su alcance, Terry la sujetó por la cintura con un brazo.
—¿Pero qué haces? —gritó ella asustada—.¡ Ahhhh !—exclamó cuando se vio elevada por los aires. ¿Qué estaba haciendo? ¿Se había vuelto loco? —¡Bajame a hora mismo! —gritó intentando soltarse, aunque no había manera, Terry la tenía bien sujeta.
—Ni hablar, no te vas a escapar esta vez —comentó entrando en su piso. Depositó a Candy en el suelo y con un golpe de pie cerró la puerta.
—Pero ¿qué te has creído? —rugió al verse en el interior del piso de Terry. Miró a su alrededor quedándose impresionada. El piso de su vecino era lujoso, muy lujoso. Nada que ver con el suyo. Recordaba la noche que le ayudó, había notado como sus movimientos eran elegantes. Ahora viendo su lugar entendía que este chico no necesitaba ganarse el sustento.Habla. Candy dio un brinco, recordándo lo ocurrido.
—¿Qué? —gritó de vuelta a la realidad —. ¿Qué dices? —preguntó asustada. Aunque se quedó tiesa al verlo acercarse a ella. Terry se arrimó adorrillandose a su espalda y apartó el cabello de su cuello, se acercó a su oído.
—Tú y yo vamos a hablar de una maldita vez… me tienes pensando toda clase de escenarios , desde que has dicho su nombre— pronunció con los dientes apretados. Vaya, ¿estaba furioso? Aquel tono de voz le hizo tragar saliva. Parecía que no le había sentado muy bien que lo esquivase con la palabra en la boca. Sí, estaba deseoso de hablar.
Pues hablaría, pero solo lo que ella quisiera.
—Vale, pues vamos a hablar, pero es incómodo hablar en esta posición, ironizó, aunque en ese momento notó que él colocaba sus manos en su cintura y se acercaba indecorosamente a ella.
—¿No te será fácil escapar? Aquello la desesperó. e intentó alejarse, pero no había forma, Terry la retenía y, en ese momento, cogió su brazo colocándolo tras la espalda.
— ¿Pero que diablos te pasa? Estaba furiosa, ¿ No entendía qué diablos le pasaba con Richard? pero recordando que le había dicho que él podría darle información, sería posible. Al momento palideció. Acaso, ¿conocía a Richard Grandchester?
—¿Ocurre algo? —preguntó Terry más preocupado al verla palidecer. —¿Sería capaz? ¿Encima iba a hacerse el inocente? Oh, ya no aguantaba más. Ya se había reído de ella, no pensaba consentir que se burlarse de algo que tenía mucha importancia para ella.
—Eres un capullo… —comentó furiosa , aunque Terry parecía decidido a averiguar lo que ella traía entre manos , aún así no dejaba de burlarse de ella. Había descubierto que enojada se veía tan bonita y deseable.
—Ammmm… vale, sí, muchas veces —contestó aceptando sus palabras. Intentó cogerla de los hombros, pues ella no paraba de moverse de un lado a otro—. ¿A qué viene esto?Ella apretó los labios conteniéndose de dar un grito. La rabia la consumía por dentro, aunque aquella rabia iba acompañada de impotencia. Se sentía defraudada de todo. Lo miró a los ojos con una mirada colérica.
—¿Te parece gracioso? —preguntó indignada. Terry miró hacia los lados, sorprendido.
—¿El qué? Ella inspiró con fuerza.
—¿Así es como piensas arreglarlo ? ¿Para eso me invitaste a tomar algo y encima te pones tan chulito conmigo? Terry parpadeó un par de veces sin comprender nada.
—¿Perdona? —preguntó enarcando una ceja—. Te lo dije para que no estuvieras sola. Y lo de tomar algo es enserió. Y no me cambies de tema otra ves.
—Mis conversaciones son privadas. No todo es un juego.
— Tú eres la que has sacado el nombre de Richard. ¿Acaso no lo recuerdas?. Y no estoy jugando.
—¿A ti que te importa Richard Grandchester, ese es mi problema, no tuyo?
— ¿Eres una amante de sus amantes, una amante olvidada? Candy abrió los ojos como platós. La furia e indignación comenzó a invadirla.
—¿Qué?. — Gritó furiosa, muy pero que muy furiosa—. No te permito hablarme de esa manera, no me conoces de nada, no sabes nada.No pienso dejarte salir de aquí hasta que me lo expliques todo —dijo Terry con contundencia.
—Terry... esto no es un juego —Te conozco. Candy sonrió mostrándole los dientes. Terry se puso serio.
—Tampoco me conoces tanto… —dijo con una mueca, entendía su juego, quería desviarse del tema.
—Lo suficiente —susurró ella. Él arqueó una ceja.
—Lo dices por todas las chicas que…
—Ayyy… no lo digas… —Lo cortó ella. Se puso firme intentando parecer serena, por lo menos logró desviar el tema, ella no tenía intención de decirle sus motivos. Terry no se movió, solo la miraba. — Tus encuentros fuera de control con diferentes chicas me tiene sin cuidado, aún así..., que sepas que es un comportamiento muy...— siguió y siguió. Lo reprendió por su comportamiento, diciendo que no era correcto hablar de esa manera con sus amigos, y montón de cosas qué él no entendía, hasta lo reprendió levantándose y señalando con sus dedo en su dirección.
Terry sintio un deseo de excitación, verla en su piso caminando de un lado para otro dejando su fragancia lo éxito aún más. No lo soportó más.
—Ven aquí —dijo acercándola de inmediato, cogiéndola por la cintura. Ante la mirada sorprendida de ella. Él no lo penso más, busco sus labios y la besó apasionadamente.
No entendía aún lo ocurrido, quería entenderlo, necesitaba entenderlo. Era consciente de que los seres humanos van por el mundo de la mano de sus luces y sombras, con el dolor de las pérdidas y con la redención que siempre brinda la vida, y que muchas veces no reconocen por una necesidad de autocastigo: es más fácil vivir en el dolor que profundizar en la emoción que ocasiona el sufrimiento y superarlo. Eso era lo que Candy quería pensar, demasiado autocastigo le impedía darse cuenta que seguía viva y que tenía derecho a enamorarse nuevamente.
Aquella sensación hizo que se olvidase de todo, cómo Terry le mordía su labio inferior y no pudo evitar rodear su cuello con sus manos. Aquella sensación era totalmente inesperada y… mejor de lo que esperaba. Vale, sí, era bueno, muy bueno. Terry se separó de ella lentamente, observándola hasta que ella abrió los ojos poco a poco. Sus ojos se encontraron en aquel momento, aunque ella lo miraba con los ojos como platós. Tragó saliva.Candy lo observó durante unos segundos y no pudo evitar la atracción que el desprendía , Terry era sumamente atractivo, todo lo que ella necesitaba estaba ahí. Sí, cierto que era demasiado pronto. Como podría tener sentimientos por otra persona que acababa de conocer, y peor aun en pleno duelo.
Sí, la situación parecía superar a Candy.
Terry no se arrepentía de lo que había hecho, la había deseado desde el momento en que la había conocido en aquel oscuro portal. Terry puso sus manos en los bolsillos con una actitud desenfadada. Pero el gesto de Candy lo alerto. Él hecho de que lo haya escuchado teniendo encuentros intimos varias noches y con diferentes chicas no le ayudaba nada. Quizo decirle que no había vuelto a estar con una chica desdé que ella habia golpeado la pared interrumpiendo su ultimo encuentro, pero no pudo ni siquiera al intentar tomar su mano, cuando ella negó.
Se estaba volviendo loca, actuando como una desvergonzada, no entendía que tenia Terry que le hacia perder toda cordura, no podía , no debía, aunque su corazón pareció sanarse con el besó , ella no estaban lista.
Terry la miró a los ojos acusando cada gesto de ella. Candy desvió la mirada.
—No podemos.
—¿Quién lo dice? —Bajó el rostro quedando casi pegado a ella, aspiró su perfume y varió el tono de voz a uno ronco, áspero—. Me deseas, lo veo en tus ojos.
— Esto no está bien. Dijo Candy sin mirarlo a los ojos y alejándose de él, corrio hacia la puerta sintiéndose mal consigo misma. Terry iba a ir tras ella para disculparse.
“Disculparme, una mierda”, caviló Terry mientras cambiaba rumbo al aseo.
El sonido de un tintineo se comenzóa escuchar en la bruma de su descanso " ¿Qué es eso? susurró aun con los ojos cerrados.. Pero el repiqueteo era fastidioso y abrió los ojos. Se dio cuenta que no era un sueño . Se levantó asustada mirando los muebles. Se escuchaba un tintineo que cada vez sonaba con más frecuencia. Miró el suelo de toda la cocina, los muebles. No había nada. De repente corrió al armario que había bajo el fregadero y lo abrió. Una fina cascada caía de la tubería empotrada en la pared. "¡Mierda!" , gritó levantándose para cerrar el grifo. "¡Lo que me faltaba!" Se agachó y comenzó a sacar las cosas del armario dejándolas en el suelo. Cogió un pequeño cuenco y lo puso junto a la pared, justo por donde se precipitaba el agua. La tubería estaba suelta. La palpó. El agua caía y caía. Resopló e introdujo el brazo hasta el final. La goma que unía las dos tuberías no estaba bien puesta y hacía que el agua se filtrase justo en la unión del embalaje. Intentó apretarla un poco más y se descubrió con la tubería en la mano. "Mierda, mierda, ¡mierda!" , gritó mientras el agua comenzaba a caer con fuerza. Puso el cuenco debajo, pero la tubería estaba llena de agua y pronto todo se inundó por completo. Miró a ambos lados asustada. "El cubo para el agua de fregado " dijo viéndolo al final de la cocina. Corrió hacia él, lo cogió y lo introdujo haata el fondo justo colocándolo en la fuga. Suponía que dejaría de salir agua cuando se vaciase la tubería, pero pronto vio que aquello no tenía fin, y esque a la velocidad con que se derramaba el agua haría que el cubo se llenase de inmediato. Corrió por todo el apartamento de un lado para otro, mirando todo y cada vez más nerviosa buscando que mas poner cuando escuchó la voz de Terry.¿Pasa algo? Candy dio un brinco asustada por la repentina voz de su vecino. No había dejado de pensar en lo ocurrido el día anterior.
—La tubería de la cocina —estaba gritando desesperada, ahora no era momento para estar cohibida por lo ocurrido entre ambos. —. Se me está inundando todo. Corrió hacia la cocina y vio que el cubo de la fregona estaba ya lleno.
—Ábre la puerta. —Escuchó que decía Terry. Candy miró en dirección de donde venía la voz. " Abrirle" Se quedó un momento sin saber que hacer, pero pronto no le importaba nada más que parase de salir agua. Fue hacia la puerta y abrió dejándola abierta para que Terry entrase. No se detuvo a esperarlo, corrió buscó algo que poner para sustituir al cubo de la fregona. "Pero ¿cuánta agua tenía la tubería?" Miró por todos lados. Un jarrón con flores artificiales brillo ante ella. " Que más " Susurró corriendo a por el.
Continuará...
CAPÍTULO 12
Centro de Investigaciónes. CIA
Tres semanas antes.
Diga. —La voz de patricia se coló hasta su oído. —¿Cómo van las cosas? —Pregunto Tom.
—Los chicos creen que alguien bloqueó el móvil de Anthony. No hemos recibido noticias de él. La última noticia llegó dos días atras, Anthony había quedado de llevarles los papeles incriminatorios antes de su boda, pero no había llegado.
Tom se enderezó en la silla. Había perdido a Anthony del radar pero se negaba a decirle algo a su compañera, que esa tarde se había excusado.
—¿Y cuándo se sabrá si el aparato está intervenido por otra persona? —inquirió a la mujer
—No tengo idea. Tambien los hermanos Legan se traen algo entre manos. Hemos recibido informes. Al parecer se han visto en diferentes lugares a altas horas de la noche.
—Pondrán la excusa de su trabajo.
—Tendremos que reforzar la vigilancia de Neil, necesito saber qué se traen entre manos ese par. —adujo Patricia.
—Lo más probable es que ya se huelan qué les seguimos los pasos.
—Si para mañana no sabemos nada de Anthony, llevaré mis narices hasta la oficina del edificio de Seguridad Nacional y los interrogaremos. ¿Se sabe algo de la novia de Brower, si se ha visto o hablado con Anthony? .
—No se nada aún.
Jimmy entró con paso apresurado en el despacho interrumpiendo la llamada de Tom.
— Anthony Brower está muerto. De Candy no se sabe nada.
—Quiero la lista de todas las personas que trabajen en el departamento de seguridad nacional. Quiero saberlo todo sobre ellas.
Patricia se apartó del ordenador para dejarle espacio a Jimmi el cual se puso manos a la obra al momento.
—¿Habéis entrado en el ordenador de Neil Legan? jimmy sonrió.
—Es lo primero que hicimos —dijo volviendo la mirada a la pantalla—. No hay nada. Aquello la descolocó.
—¿No hay nada? —preguntó sorprendida. Anthony había podido entrar en el ordenador de Neil. Pero ahora habían borrado todo.
—No. Introdujimos un patrón de búsqueda en su sistema con uno de los códigos de encriptación de los correos electrónicos. Y nada — acabó sentenciando. Tenemos que dar con Candy. Ella es la única que puede tener las pruebas incriminatorias. En ese momento Jimmy llamo la atención de los agentes.
—Neil está hablando por teléfono.
—Dale sonido —pronunció la mujer, Jimmy apretó el botón y al momento escucharon, a través del micrófono que Anthony había infiltrado en el despacho de Neil, escucharon la conversación que mantenía.
—Sí, ya lo sé —reconocieron la voz de Neil—. No tiene mucha información, pero sí la suficiente...
—¿Está hablando de los mensajes encriptados? ¿Los que Anthony había escondío en el bolso de Candy? —preguntó Patricia. —Localiza a quién está llamando —Le señaló.
Jimmy tecleó en el ordenador y luego elevó las manos hacia el cielo.
—No está llamando desde el teléfono del despacho. Patricia se puso a su lado y tras unos segundos de teclear en el ordenador de al lado Jimmy miró hacia Patricia . —Tiene dos móviles de contrato —explicó mientras seguía con sus dedos compulsivamente sobre el teclado—. Está usando uno.
—Quiero la ubicación. Quiero saber adónde está llamando. — Dijo Tom, Jimmy comenzó a introducir datos en su ordenador. —Tardará un minuto, un momento después grito. —Inglaterra — cuando Neil Terminó la llamada. Se quedaron en silencio, pensativos.
En ese momento jimmy volvió a llamar la atención de patricia subiendo la radio.
—Eh, Neil está hablando con el guardia de seguridad de planta —dijo jimmy, que al momento le dio volumen y escucharon la voz clara y decidida de Legan.Sí, la viuda de Anthony. Encuentrala, de inmediato. Ya sabéis lo que tenéis que hacer.
— El guardia podría darnos información.
— ¿Lo secuestro? Jimmy observó a sus compañeros. Sabía que el guardia estaba metido en el asunto y, por tanto, poseía mucha información sobre el tema. Quizá con un interrogatorio exhaustivo consiguiesen saber qué estaba ocurriendo.
El guardia salió del piso de Candy asegurándose de que nadie lo viese. Bajó las escaleras con prisa y miró su reloj de muñeca. Las diez y media de la noche. Debía avisar a Neil de que la viuda había escapado, por lo menos hubo revisado el piso de Candy y no había encontrado nada. Salió del portal, notando que las noches eran más frías y caminó hacia su vehículo. Quizá hubiese averiguado algo más si al menos pudiese hablar con la viuda de Brower. Suspiró mientras buscaba las llaves de su vehículo en su bolsillo. Intentaría ponerla en sobre aviso. Tenía sentimientos encontrados: por un lado, Candy era a chica más dulce y tierna que había visto, aunque nunca había hablado con ella, siempre la observaba cuando iba a las oficinas a llevarle comida a su novio, por otro lado, estaban las órdenes que debía seguir y su trabajo...
—Disculpe, ¿tiene fuego? —preguntó un hombre a su lado, distrayéndolo de sus pensamientos. El guardia ni siquiera lo miró.
—No, lo siento. No fumo —continuó caminando con la vista al frente. Jimmy lo cogió directamente del brazo y, con todas las fuerzas que pudo, lo empujó contra un coche. El hombre no tuvo tiempo de reaccionar y se vio estrellado contra la puerta trasera de un vehículo. Iba a gritar cuando Jimmy lo cogió de la nuca y estrelló su cabeza contra la chapa del coche. Notó cómo el cuerpo del guardia abandonaba sus fuerzas, quedando semiinconsciente. Lo sujetó por el brazo, lo arrastró dos coches más abajo hasta el suyo, abrió la puerta trasera y lo arrojó al interior mientras observaba de un lado a otro. Por suerte no había nadie en la calle, En eso consistía su trabajo, actuar rápido y no levantar sospechas. Para eso se había entrenado durante años. Se introdujo un poco en el coche. Ató al supermercado, cerró la puerta trasera. Se metió de inmediato en el coche y arrancó. Para cuando abrió la puerta y se disponía a salir, Patricia y Tom ya estaban allí con el pasamontañas puesto.
–Buen trabajo —Patricia guiñó un ojo a su compañero.
—¿Adónde me lleváis? —gritó el guardia removiéndose e intentando soltarse de los brazos que lo apresaban.
—Estate callado o recibirás —amenazó Tom.
—¿Quiénes sois? ¿Qué queréis? —siguió sollozando mientras lo subían por las escaleras. Tropezó un par de veces, pero gracias a que ambos lo mantenían sujeto no acabó cayendo. —¿Qué vais a hacer conmigo?.
—Lo primero será cortarte la lengua si no te callas —acabó pronunciando Jimmy mientras Patricia abría la puerta de su piso.
—¿Sois de la CIA? —gritó nervioso. Jimmy estampó su puño contra la mejilla de él haciéndo que estuviese apunto de caer de la silla.
—Sois de la CIA, está claro —susurró. Se removió incómodo e intento deshacerse los nudos.
—¿Para quién trabaja Neil ? El guardia lo miró fijamente.
—No lo sé.
Tom dio unos pasos hacia él.
—Sí lo sabes. El guardia giró su rostro hacia ese hombre que se acercaba.
—No, no lo sé —dijo rápidamente—. Yo solo hago lo que me manda —respondió desesperado.
—¿Y qué te ha mandado? —preguntó Patricia , él guardia dudó un poco y paseó la mirada por aquella austera habitación.Me dijo que buscase a Candy Patricia y sus compañeros se miraron de reojo.
—¿Y Anthony? ¿Sabes de la información ? El guardia lo miró fijamente y al momento bajó su cabeza.
—No lo sabía —susurró—. Me enteré después.
—¿Después de qué?
—De qué lo matasen —gritó hacia Tom—. Yo no sabía que estaba investigando , si lo hubiese sabido...
—¿Qué? —Le retó Jimmy colocándose frente a él—. ¿Se lo hubieses dicho a tu jefe? El guardia se removió incómodo.
—Yo no sabía que iba a morir. ¡Por Dios! Si lo hubiese sabido hubiese intentado advertirlo ¡era mi amigo! ¡Ni siquiera sabía que tenía esa información! ¡Lo juro! Tom dio un paso atrás y miró de reojo a su compañero.
—¿Y Candy? —preguntó con voz grave. El guardia volvió su mirada hacia él y durante unos segundos se quedó pensativo.
—Lo único que sé es que mi jefe la quiere muerta —gruñó.
—¿Por qué?
— Tiene más información de la que debería tener. Neil acabará con todos los que puedan poner sus planes o su operación en peligro. Patricia miró a Tom, el cual observaba al guardia sin pestañear.
—Los correos electrónicos que Anthony descubrió y que entregó a Candy.
— No sabía que Anthony tenía información.
— Sabes que tiene que ver Hansel con con Neil?
—No sé quién es ese. Te repito, no sé absolutamente nada de nada, solo que hay negocios que mueven grandes sumas de dinero.
—Los correos electrónicos encriptados —continuó—. ¿Sabes qué lenguaje de encriptación usan?
—No tengo ni puta idea —rugió.
—¿A qué has ido entonces al piso de Candy?
—Simplemente buscaba información, pero no iba a lastimarla. Quiero que Candy esté bien, lo único que quiero es prevenirla...
—Ya —Le interrumpió JimmyNo dirás nada a tu jefe sobre esto…, de lo contrario, te mataré —comentó Tom sacando el arma en su cinturón.
—Maldito inútil —pronunció hacia el guardia de seguridad que sujetaba un portafolio y papeles—. ¿Cómo has dejado que escape? —gruñó acercándose más.
Mucho tiempo después escucharon cuando Neil le gritaba a Elisa.
Stear volvió a leer toda la documentación tratando de aclarar la operación que ya tenía medio año sin dar resultados. Los hermanos Legan habían borrado muy bien sus pasos incriminatorios.
Lo único que sabían hasta el momento era que Candy estaba en Inglaterra, pero exactamente la ubicación aún no la habían conseguido.
De pronto se le ocurrio algo. Tomo el móvil y llamó al departamento de seguridad Nacional de Inglaterra y dio aviso en todas las estaciones policiales. Quizás y solo quizás algo podría encontrar.
Presente.
"¿Qué? ". Candy susurró sorprendida por la insinuación de su vecino. Decidió ignorarlo, y lentamente y con sigilo cogio su bolso y llaves para irse, y dejarlo hablando solo por segunda vez, camino descalza con las zapatillas en su mano tratando de ser muy silenciosa. Terry se apartó de la pared y camino hacia la puerta de su piso cuando escuchó a Candy salir del suyo también, Aunque habia sido muy silenciosa, esta vez pudo oirla, acaso pensaba dejarlo hablado solo con la pared, ya lo había hecho con la música. No se iba a ir sin darle una explicación. Ya había intentado hablar con ella, pero Candy cambiaba el tema. Aquella vez no se le iba a escapar. Abrió la puerta de su piso y, antes de que ella desapareciese de su alcance, Terry la sujetó por la cintura con un brazo.
—¿Pero qué haces? —gritó ella asustada—.¡ Ahhhh !—exclamó cuando se vio elevada por los aires. ¿Qué estaba haciendo? ¿Se había vuelto loco? —¡Bajame a hora mismo! —gritó intentando soltarse, aunque no había manera, Terry la tenía bien sujeta.
—Ni hablar, no te vas a escapar esta vez —comentó entrando en su piso. Depositó a Candy en el suelo y con un golpe de pie cerró la puerta.
—Pero ¿qué te has creído? —rugió al verse en el interior del piso de Terry. Miró a su alrededor quedándose impresionada. El piso de su vecino era lujoso, muy lujoso. Nada que ver con el suyo. Recordaba la noche que le ayudó, había notado como sus movimientos eran elegantes. Ahora viendo su lugar entendía que este chico no necesitaba ganarse el sustento.Habla. Candy dio un brinco, recordándo lo ocurrido.
—¿Qué? —gritó de vuelta a la realidad —. ¿Qué dices? —preguntó asustada. Aunque se quedó tiesa al verlo acercarse a ella. Terry se arrimó adorrillandose a su espalda y apartó el cabello de su cuello, se acercó a su oído.
—Tú y yo vamos a hablar de una maldita vez… me tienes pensando toda clase de escenarios , desde que has dicho su nombre— pronunció con los dientes apretados. Vaya, ¿estaba furioso? Aquel tono de voz le hizo tragar saliva. Parecía que no le había sentado muy bien que lo esquivase con la palabra en la boca. Sí, estaba deseoso de hablar.
Pues hablaría, pero solo lo que ella quisiera.
—Vale, pues vamos a hablar, pero es incómodo hablar en esta posición, ironizó, aunque en ese momento notó que él colocaba sus manos en su cintura y se acercaba indecorosamente a ella.
—¿No te será fácil escapar? Aquello la desesperó. e intentó alejarse, pero no había forma, Terry la retenía y, en ese momento, cogió su brazo colocándolo tras la espalda.
— ¿Pero que diablos te pasa? Estaba furiosa, ¿ No entendía qué diablos le pasaba con Richard? pero recordando que le había dicho que él podría darle información, sería posible. Al momento palideció. Acaso, ¿conocía a Richard Grandchester?
—¿Ocurre algo? —preguntó Terry más preocupado al verla palidecer. —¿Sería capaz? ¿Encima iba a hacerse el inocente? Oh, ya no aguantaba más. Ya se había reído de ella, no pensaba consentir que se burlarse de algo que tenía mucha importancia para ella.
—Eres un capullo… —comentó furiosa , aunque Terry parecía decidido a averiguar lo que ella traía entre manos , aún así no dejaba de burlarse de ella. Había descubierto que enojada se veía tan bonita y deseable.
—Ammmm… vale, sí, muchas veces —contestó aceptando sus palabras. Intentó cogerla de los hombros, pues ella no paraba de moverse de un lado a otro—. ¿A qué viene esto?Ella apretó los labios conteniéndose de dar un grito. La rabia la consumía por dentro, aunque aquella rabia iba acompañada de impotencia. Se sentía defraudada de todo. Lo miró a los ojos con una mirada colérica.
—¿Te parece gracioso? —preguntó indignada. Terry miró hacia los lados, sorprendido.
—¿El qué? Ella inspiró con fuerza.
—¿Así es como piensas arreglarlo ? ¿Para eso me invitaste a tomar algo y encima te pones tan chulito conmigo? Terry parpadeó un par de veces sin comprender nada.
—¿Perdona? —preguntó enarcando una ceja—. Te lo dije para que no estuvieras sola. Y lo de tomar algo es enserió. Y no me cambies de tema otra ves.
—Mis conversaciones son privadas. No todo es un juego.
— Tú eres la que has sacado el nombre de Richard. ¿Acaso no lo recuerdas?. Y no estoy jugando.
—¿A ti que te importa Richard Grandchester, ese es mi problema, no tuyo?
— ¿Eres una amante de sus amantes, una amante olvidada? Candy abrió los ojos como platós. La furia e indignación comenzó a invadirla.
—¿Qué?. — Gritó furiosa, muy pero que muy furiosa—. No te permito hablarme de esa manera, no me conoces de nada, no sabes nada.No pienso dejarte salir de aquí hasta que me lo expliques todo —dijo Terry con contundencia.
—Terry... esto no es un juego —Te conozco. Candy sonrió mostrándole los dientes. Terry se puso serio.
—Tampoco me conoces tanto… —dijo con una mueca, entendía su juego, quería desviarse del tema.
—Lo suficiente —susurró ella. Él arqueó una ceja.
—Lo dices por todas las chicas que…
—Ayyy… no lo digas… —Lo cortó ella. Se puso firme intentando parecer serena, por lo menos logró desviar el tema, ella no tenía intención de decirle sus motivos. Terry no se movió, solo la miraba. — Tus encuentros fuera de control con diferentes chicas me tiene sin cuidado, aún así..., que sepas que es un comportamiento muy...— siguió y siguió. Lo reprendió por su comportamiento, diciendo que no era correcto hablar de esa manera con sus amigos, y montón de cosas qué él no entendía, hasta lo reprendió levantándose y señalando con sus dedo en su dirección.
Terry sintio un deseo de excitación, verla en su piso caminando de un lado para otro dejando su fragancia lo éxito aún más. No lo soportó más.
—Ven aquí —dijo acercándola de inmediato, cogiéndola por la cintura. Ante la mirada sorprendida de ella. Él no lo penso más, busco sus labios y la besó apasionadamente.
No entendía aún lo ocurrido, quería entenderlo, necesitaba entenderlo. Era consciente de que los seres humanos van por el mundo de la mano de sus luces y sombras, con el dolor de las pérdidas y con la redención que siempre brinda la vida, y que muchas veces no reconocen por una necesidad de autocastigo: es más fácil vivir en el dolor que profundizar en la emoción que ocasiona el sufrimiento y superarlo. Eso era lo que Candy quería pensar, demasiado autocastigo le impedía darse cuenta que seguía viva y que tenía derecho a enamorarse nuevamente.
Aquella sensación hizo que se olvidase de todo, cómo Terry le mordía su labio inferior y no pudo evitar rodear su cuello con sus manos. Aquella sensación era totalmente inesperada y… mejor de lo que esperaba. Vale, sí, era bueno, muy bueno. Terry se separó de ella lentamente, observándola hasta que ella abrió los ojos poco a poco. Sus ojos se encontraron en aquel momento, aunque ella lo miraba con los ojos como platós. Tragó saliva.Candy lo observó durante unos segundos y no pudo evitar la atracción que el desprendía , Terry era sumamente atractivo, todo lo que ella necesitaba estaba ahí. Sí, cierto que era demasiado pronto. Como podría tener sentimientos por otra persona que acababa de conocer, y peor aun en pleno duelo.
Sí, la situación parecía superar a Candy.
Terry no se arrepentía de lo que había hecho, la había deseado desde el momento en que la había conocido en aquel oscuro portal. Terry puso sus manos en los bolsillos con una actitud desenfadada. Pero el gesto de Candy lo alerto. Él hecho de que lo haya escuchado teniendo encuentros intimos varias noches y con diferentes chicas no le ayudaba nada. Quizo decirle que no había vuelto a estar con una chica desdé que ella habia golpeado la pared interrumpiendo su ultimo encuentro, pero no pudo ni siquiera al intentar tomar su mano, cuando ella negó.
Se estaba volviendo loca, actuando como una desvergonzada, no entendía que tenia Terry que le hacia perder toda cordura, no podía , no debía, aunque su corazón pareció sanarse con el besó , ella no estaban lista.
Terry la miró a los ojos acusando cada gesto de ella. Candy desvió la mirada.
—No podemos.
—¿Quién lo dice? —Bajó el rostro quedando casi pegado a ella, aspiró su perfume y varió el tono de voz a uno ronco, áspero—. Me deseas, lo veo en tus ojos.
— Esto no está bien. Dijo Candy sin mirarlo a los ojos y alejándose de él, corrio hacia la puerta sintiéndose mal consigo misma. Terry iba a ir tras ella para disculparse.
“Disculparme, una mierda”, caviló Terry mientras cambiaba rumbo al aseo.
El sonido de un tintineo se comenzóa escuchar en la bruma de su descanso " ¿Qué es eso? susurró aun con los ojos cerrados.. Pero el repiqueteo era fastidioso y abrió los ojos. Se dio cuenta que no era un sueño . Se levantó asustada mirando los muebles. Se escuchaba un tintineo que cada vez sonaba con más frecuencia. Miró el suelo de toda la cocina, los muebles. No había nada. De repente corrió al armario que había bajo el fregadero y lo abrió. Una fina cascada caía de la tubería empotrada en la pared. "¡Mierda!" , gritó levantándose para cerrar el grifo. "¡Lo que me faltaba!" Se agachó y comenzó a sacar las cosas del armario dejándolas en el suelo. Cogió un pequeño cuenco y lo puso junto a la pared, justo por donde se precipitaba el agua. La tubería estaba suelta. La palpó. El agua caía y caía. Resopló e introdujo el brazo hasta el final. La goma que unía las dos tuberías no estaba bien puesta y hacía que el agua se filtrase justo en la unión del embalaje. Intentó apretarla un poco más y se descubrió con la tubería en la mano. "Mierda, mierda, ¡mierda!" , gritó mientras el agua comenzaba a caer con fuerza. Puso el cuenco debajo, pero la tubería estaba llena de agua y pronto todo se inundó por completo. Miró a ambos lados asustada. "El cubo para el agua de fregado " dijo viéndolo al final de la cocina. Corrió hacia él, lo cogió y lo introdujo haata el fondo justo colocándolo en la fuga. Suponía que dejaría de salir agua cuando se vaciase la tubería, pero pronto vio que aquello no tenía fin, y esque a la velocidad con que se derramaba el agua haría que el cubo se llenase de inmediato. Corrió por todo el apartamento de un lado para otro, mirando todo y cada vez más nerviosa buscando que mas poner cuando escuchó la voz de Terry.¿Pasa algo? Candy dio un brinco asustada por la repentina voz de su vecino. No había dejado de pensar en lo ocurrido el día anterior.
—La tubería de la cocina —estaba gritando desesperada, ahora no era momento para estar cohibida por lo ocurrido entre ambos. —. Se me está inundando todo. Corrió hacia la cocina y vio que el cubo de la fregona estaba ya lleno.
—Ábre la puerta. —Escuchó que decía Terry. Candy miró en dirección de donde venía la voz. " Abrirle" Se quedó un momento sin saber que hacer, pero pronto no le importaba nada más que parase de salir agua. Fue hacia la puerta y abrió dejándola abierta para que Terry entrase. No se detuvo a esperarlo, corrió buscó algo que poner para sustituir al cubo de la fregona. "Pero ¿cuánta agua tenía la tubería?" Miró por todos lados. Un jarrón con flores artificiales brillo ante ella. " Que más " Susurró corriendo a por el.
Continuará...
