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LAS ESTRELLAS DE BROADWAY SIGUEN PRESENTE.
TRAEN SU ESPECTACULAR APORTADA CURITAS para un corazón roto. CAPÍTULO 8.
— ¿Hay noticias de Candy? —preguntó Neil al ver las fotografías desparramadas en la superficie del escritorio.
Elisa lo miro fastidiada, Neil no paraba de darle lata con lo mismo. Elisa se había molestado mucho de que Candy no hubiera asistido a su cita. Había hecho todo para que confiara en ella y creía haberlo logrado pero tras lo sucedido y no haberse presentado frente a ella le daba a sospechar que sabia más de lo que creían. Eso la ponía a ella en una situación peligrosa con la justicia si todo se torcia. Ahora Elisa estaba desesperada por dar con su ubicación.
-Creo saber quien puede llevarnos con ella y tenemos que apresurarnos antes de que se vuelva a escabullir. Elisa señaló las fotos y se sentó de nuevo detrás de su escritorio. Neil observó en las fotografías dos personas de rostros desconocidos, se preguntó quién lo llevaría a Candy antes de que Hansel diera con ella.. Quería ser él quien la haría pagar el haberle mentido. Nadie jamás lo haría quedar otra vez como un idiota, mucho menos una mujercita, por muy bonita que fuera.
-- Encárgate de eso hoy mismo.
Terrence abrió los ojos sobresaltado cuando la letra de una canción retumbo en su cabeza , miró desorientado de un lado para otro y luego incorporándose sobre la cama, mientras se pasaba la mano por la cara, "¿Que mierda ?. Maldita loca " susurró levantándose de la cama mientras la canción siguió retumbando en todo su piso. Sintió ganas de dar unos puños en la pared, trato de calmarse y contó hasta diez cerrando sus ojos, gruñó. Sé dirigió hacia la mesita de noche y cogió el despertador. Las seis y media de la mañana.
"¡Las seis y media de la mañana!". Dijo con los dientes apretados. Salió del dormitorio y se quedó observando la pared que lo separaba de la vecina loca. Resopló al escuchar la canción. Aquello no tenía gracia, y menos a las seis y media de la mañana. Su vecina ya le había dicho que le había molestado varias mañanas con la música, ahora parecía que se estaba vengando. Apretó la mandíbula y miró con odio la pared. "Tú lo pediste, tú lo tendrás" , dijo acercándose a la mesa y cogiendo el control de su sistema de música de alta potencia . Pulsó unos cuantos botones."Veremos quién puede más", dijo otra vez en un susurró. Fue hasta la pared dándole con el puño varias veces para darle a entender que ya estaba despierto. Quería Guerra, pues la iba a tener, y que Dios se apiadase de ella.
— Para ti—gritó.
Candy dio un respingo al escuchar inesperadamente los golpes en la pared. sonrio. Al menos ya había conseguido lo que quería, que probase de su propia medicina. Seguro que no le hacía ninguna gracia despertarse a esa hora con la música tan alta. Con suerte, se daría cuenta de lo molesto que podía llegar a ser, aunque tal y como estaba respondiendo no le daba aquella impresión, por que su música quedó amortiguada por la canción de su mentiroso, y pervertido vecino.
Cuando presionó el botón y la canción comenzó a retumbar , Terry dio un brinco.
—Joder —susurró bajando el volumen rápidamente.
"Vale, estaba en el comedor" pensó Candy con el volumen muy alto. Con suerte ni escucharía que ella salía del piso. Ese era su principal objetivo. Salir sin que él la viera.
—Bonita canción, gracias —Candy gritó hacia la habitación. Mientras cogía su mochila, las lleves, móvil, lentes de sol y su ordenador. Iría nuevamente a declarar ya que el día anterior el juez asignado a su caso no se había presentado.
—Dedicada a ti, bonita —ironizó Terry desde el otro lado de la pared.
Candy salió del piso echando la llave muy despacio descalza y puntillas fue directa a las escaleras, bajando bastante rápido. Aun así, pudo escuchar cómo Terry gritaba de nuevo.
—Pues pon mucha atención, por que tengo unas cuantas más para dedicarte —dijo Terry, manipulando el sistema de musica. Perfecto, ni se había enterado de que ya no estaba en el piso.
"Que la disfrutes tú miso" Dijo Candy mientras salía del portal hacia la calle con una sonrisa. Se puso los zapatos. Su vecino iba a estar muy entretenido dedicándole canciones sin saber que ella ya no estaba allí. Que le aprovechase.
El clima había cambiado, Los días calurosos se extendían pero una brisa fresca le movía el pelo hacia atrás. Subió las escaleras del edificio de la policía. . En la oficina, que quedaba ubicada en el quinto piso, la recibió una nujer de edad madura, cabello teñido de rubio, peinado impecable y sastre azul oscuro. El lugar era sobrio y distinguido, con pinturas de paisajes y muebles oscuros. En cuanto se anunció, la mujer tomó el documento le había dado era la denuncia de lo ocurrido, la mujer le invitó a sentarse. A los pocos segundos le pidió que la siguiera para declarar lo sucedido nuevamente.
Era cinco de la tarde cuando Candy se encontraba respirando profundamente para coger fuerzas. Aquello era lo que había estado temiendo a cada hora: salir del piso aquella mañana. Haber tenido entretenido a su vecino con la música había sido relativamente fácil, lo complicado venía ahora. No iba a subir por el ascensor, subiría por las escaleras haciendo el menor ruido posible. Dejó la mochila que había cargado ese día en el suelo y buscó en su interior las llaves de su piso. Las sujetó en su mano, como si fueran un tesoro, sé puso la mochila otra vez en el hombro, cogió fuerzas y abrió el portal. Cerró la puerta con cuidado. Comenzó a subir las escaleras de la primera planta casi corriendo, más despacio la de la segunda planta, y paso a paso la de la tercera y, cuando llegó a la cuarta se detuvo en una esquina para girar y subir a la quinta planta, se quedó quieta. No se escuchaba ningún ruido, puede que el pervertido no estuviese en su piso. Creía recordar escucharlo decir por teléfono de una cita. Aquel tipo trabajaba? recordaba que eso le había mencionado a Karen cuando la había prácticamente echado , aunque hubiera sonado como excusa, como si estuviera despidiéndose pero lo cierto era que no se iba del piso durante una jornada laboral, ni tenía un horario estable, lo cual era bastante raro, "bueno a ti que más te da" Se dijo. Era posible que su vecino no estuviera en su piso, de todas maneras no pensaba arriesgarse. Subió con cuidado, más bien de puntillas, y los últimos escalones que le faltaban fue dando un paso después de oro muy lentamente, cuando introdujo la llave de la cerradura, abrió rápidamente. Entró en su piso y cerró la puerta tras de sí. Apoyo su espalda unos segundos en la puerta cerrada. Aquello no era bueno. No podía pasarse seis meses huyendo de su vecino, pero de que otra manera podía ser después de las discusión que habían tenido. Por Dios, si hasta tenía el corazón acelerado. Echó la llave y fue directo a la cocina para colocar lo que había comprado ese día. Después de haberse presentado en el Jurado y declarar lo ocurrido nuevamente había ido a la oficina de Hansel Crowd. Apesar de no haber hablado con él en persona, tenía la esperanza de que recibirá su mensaje, al parecer en el buffet de abogados qué había encontrado por ínternet Hansel Crowd pertenecía al buffete Defensores Defensores, o bien DD abogados. Según la secretaria, Hansel tenía varios meses sin asistir, igualmente tenía la esperanza de que en cualquier día se presentará y le dieran su mensaje, de eso dependía todo. Aún así seguiría recopilando información del pendrive, para recopilar todas las pruebas posibles. No había conseguido hacer la triangulación hasta el momento. Las personas que operaban desde los ordenadores que aparecían en los mensajes no se habían conectado en línea, y así no podía obtener su ubicación. Lo primeros que haría sería darse una ducha y después comería.
En ese momento escuchó unos pasos en el piso contiguo. Así que su vecino Terry, sí que estaba. Resopló, pues había tenido suerte de no ser descubierta entrando por la puerta. Lo que menos quería era toparse en persona con él. Tras darse una ducha se puso algo cómodo y cocinó un platillo de vegetales con mantequilla y pasta con pollo. Después, se puso a leer archivos acomodándose en el sofá. El haberse mantenido despierta casi hasta aquella mañana le pasó factura y se quedó dormida. El sonido de su móvil la despertó, aunque le costó bastante reaccionar.
—¡Te llaman por teléfono! Acaso no lo oyes, por que tiene bastante tiempo sonando. —Escuchó que decían al otro lado de la pared. Aquel comentario la hizo levantarse de un brinco, cuando se dio cuenta de lo que había hecho miró con odio la pared, mientras la música del móvil seguía —. ¡Contesta! Es de mala educación no contestar, vecinita. La melodía del móvil cesó. Miró qué era un número desconocido, espero que saliera el buzo. para ver si decía algo, pero quizá sería mejor regresar la llamada. —¿Lo has cogido? —preguntó su vecino. "Qué fastidioso es". Candy susurró, ignorándolo. Se había prometido que nada interferiría en su eventual humor, así sería. iba salir del dormitorio cuando el móvil volvió a sonar.
—¡Arrgg…!, ¿y ahora qué? , pronunció molesta, vio que era Annie. No contestó, pero si que se preocupó. Algo andaba mal. Habían quedado en no llamarse. Solo si sucedía algo , alguna de la dos llamaría. Así que tenía que ir a un teléfono publico para hablarle al día siguiente. Aunque durante unos segundos no pudo evitar que su mente le recordara Anthony . Trataba de no entretenerse en su pena y había evitado rumiar el resentimiento. Aún tenía días malos, en los que no se levantaba de la cama, pero cada vez eran menos. La vida diaria la había colocado en una nueva realidad, a pesar de lo ocurrido, No se sorprendía por el deseo que la asaltaba de contarle a Anthony algo que le había sucedido o pedirle su opinión sobre un libro, una prenda, se ponía a llorar cuando se encontraba extrañándolo en los pequeños actos cotidianos que conforman una pareja. Te hecho de menos. Echo de menos todo lo que me habría gustado hacer a tu lado. Echo de menos cómo soy contigo y lo que podría haber sido.
Su existencia había cambiado de rostro y tenía que apañárselas como fuera.
También sentía una tormenta de resentimientos retrospectivos. , esta vez en su interior. Ahora entendía ese deseo de Anrhony de saber cada mínimo detalle, ella misma quería saber todo lo ocurrido con los mensajes, había estado toda la semana escarbando entre los papeles de su marido que había tenido que volver a imprimir después de perder los originales y el portafolio así como todo lo archivado en el ordenador. Necesitaba atar cabos, explicaciones a cada acción sospechosa que recordaba .
Continuara...
TRAEN SU ESPECTACULAR APORTADA CURITAS para un corazón roto. CAPÍTULO 8.
— ¿Hay noticias de Candy? —preguntó Neil al ver las fotografías desparramadas en la superficie del escritorio.
Elisa lo miro fastidiada, Neil no paraba de darle lata con lo mismo. Elisa se había molestado mucho de que Candy no hubiera asistido a su cita. Había hecho todo para que confiara en ella y creía haberlo logrado pero tras lo sucedido y no haberse presentado frente a ella le daba a sospechar que sabia más de lo que creían. Eso la ponía a ella en una situación peligrosa con la justicia si todo se torcia. Ahora Elisa estaba desesperada por dar con su ubicación.
-Creo saber quien puede llevarnos con ella y tenemos que apresurarnos antes de que se vuelva a escabullir. Elisa señaló las fotos y se sentó de nuevo detrás de su escritorio. Neil observó en las fotografías dos personas de rostros desconocidos, se preguntó quién lo llevaría a Candy antes de que Hansel diera con ella.. Quería ser él quien la haría pagar el haberle mentido. Nadie jamás lo haría quedar otra vez como un idiota, mucho menos una mujercita, por muy bonita que fuera.
-- Encárgate de eso hoy mismo.
Terrence abrió los ojos sobresaltado cuando la letra de una canción retumbo en su cabeza , miró desorientado de un lado para otro y luego incorporándose sobre la cama, mientras se pasaba la mano por la cara, "¿Que mierda ?. Maldita loca " susurró levantándose de la cama mientras la canción siguió retumbando en todo su piso. Sintió ganas de dar unos puños en la pared, trato de calmarse y contó hasta diez cerrando sus ojos, gruñó. Sé dirigió hacia la mesita de noche y cogió el despertador. Las seis y media de la mañana.
"¡Las seis y media de la mañana!". Dijo con los dientes apretados. Salió del dormitorio y se quedó observando la pared que lo separaba de la vecina loca. Resopló al escuchar la canción. Aquello no tenía gracia, y menos a las seis y media de la mañana. Su vecina ya le había dicho que le había molestado varias mañanas con la música, ahora parecía que se estaba vengando. Apretó la mandíbula y miró con odio la pared. "Tú lo pediste, tú lo tendrás" , dijo acercándose a la mesa y cogiendo el control de su sistema de música de alta potencia . Pulsó unos cuantos botones."Veremos quién puede más", dijo otra vez en un susurró. Fue hasta la pared dándole con el puño varias veces para darle a entender que ya estaba despierto. Quería Guerra, pues la iba a tener, y que Dios se apiadase de ella.
— Para ti—gritó.
Candy dio un respingo al escuchar inesperadamente los golpes en la pared. sonrio. Al menos ya había conseguido lo que quería, que probase de su propia medicina. Seguro que no le hacía ninguna gracia despertarse a esa hora con la música tan alta. Con suerte, se daría cuenta de lo molesto que podía llegar a ser, aunque tal y como estaba respondiendo no le daba aquella impresión, por que su música quedó amortiguada por la canción de su mentiroso, y pervertido vecino.
Cuando presionó el botón y la canción comenzó a retumbar , Terry dio un brinco.
—Joder —susurró bajando el volumen rápidamente.
"Vale, estaba en el comedor" pensó Candy con el volumen muy alto. Con suerte ni escucharía que ella salía del piso. Ese era su principal objetivo. Salir sin que él la viera.
—Bonita canción, gracias —Candy gritó hacia la habitación. Mientras cogía su mochila, las lleves, móvil, lentes de sol y su ordenador. Iría nuevamente a declarar ya que el día anterior el juez asignado a su caso no se había presentado.
—Dedicada a ti, bonita —ironizó Terry desde el otro lado de la pared.
Candy salió del piso echando la llave muy despacio descalza y puntillas fue directa a las escaleras, bajando bastante rápido. Aun así, pudo escuchar cómo Terry gritaba de nuevo.
—Pues pon mucha atención, por que tengo unas cuantas más para dedicarte —dijo Terry, manipulando el sistema de musica. Perfecto, ni se había enterado de que ya no estaba en el piso.
"Que la disfrutes tú miso" Dijo Candy mientras salía del portal hacia la calle con una sonrisa. Se puso los zapatos. Su vecino iba a estar muy entretenido dedicándole canciones sin saber que ella ya no estaba allí. Que le aprovechase.
El clima había cambiado, Los días calurosos se extendían pero una brisa fresca le movía el pelo hacia atrás. Subió las escaleras del edificio de la policía. . En la oficina, que quedaba ubicada en el quinto piso, la recibió una nujer de edad madura, cabello teñido de rubio, peinado impecable y sastre azul oscuro. El lugar era sobrio y distinguido, con pinturas de paisajes y muebles oscuros. En cuanto se anunció, la mujer tomó el documento le había dado era la denuncia de lo ocurrido, la mujer le invitó a sentarse. A los pocos segundos le pidió que la siguiera para declarar lo sucedido nuevamente.
Era cinco de la tarde cuando Candy se encontraba respirando profundamente para coger fuerzas. Aquello era lo que había estado temiendo a cada hora: salir del piso aquella mañana. Haber tenido entretenido a su vecino con la música había sido relativamente fácil, lo complicado venía ahora. No iba a subir por el ascensor, subiría por las escaleras haciendo el menor ruido posible. Dejó la mochila que había cargado ese día en el suelo y buscó en su interior las llaves de su piso. Las sujetó en su mano, como si fueran un tesoro, sé puso la mochila otra vez en el hombro, cogió fuerzas y abrió el portal. Cerró la puerta con cuidado. Comenzó a subir las escaleras de la primera planta casi corriendo, más despacio la de la segunda planta, y paso a paso la de la tercera y, cuando llegó a la cuarta se detuvo en una esquina para girar y subir a la quinta planta, se quedó quieta. No se escuchaba ningún ruido, puede que el pervertido no estuviese en su piso. Creía recordar escucharlo decir por teléfono de una cita. Aquel tipo trabajaba? recordaba que eso le había mencionado a Karen cuando la había prácticamente echado , aunque hubiera sonado como excusa, como si estuviera despidiéndose pero lo cierto era que no se iba del piso durante una jornada laboral, ni tenía un horario estable, lo cual era bastante raro, "bueno a ti que más te da" Se dijo. Era posible que su vecino no estuviera en su piso, de todas maneras no pensaba arriesgarse. Subió con cuidado, más bien de puntillas, y los últimos escalones que le faltaban fue dando un paso después de oro muy lentamente, cuando introdujo la llave de la cerradura, abrió rápidamente. Entró en su piso y cerró la puerta tras de sí. Apoyo su espalda unos segundos en la puerta cerrada. Aquello no era bueno. No podía pasarse seis meses huyendo de su vecino, pero de que otra manera podía ser después de las discusión que habían tenido. Por Dios, si hasta tenía el corazón acelerado. Echó la llave y fue directo a la cocina para colocar lo que había comprado ese día. Después de haberse presentado en el Jurado y declarar lo ocurrido nuevamente había ido a la oficina de Hansel Crowd. Apesar de no haber hablado con él en persona, tenía la esperanza de que recibirá su mensaje, al parecer en el buffet de abogados qué había encontrado por ínternet Hansel Crowd pertenecía al buffete Defensores Defensores, o bien DD abogados. Según la secretaria, Hansel tenía varios meses sin asistir, igualmente tenía la esperanza de que en cualquier día se presentará y le dieran su mensaje, de eso dependía todo. Aún así seguiría recopilando información del pendrive, para recopilar todas las pruebas posibles. No había conseguido hacer la triangulación hasta el momento. Las personas que operaban desde los ordenadores que aparecían en los mensajes no se habían conectado en línea, y así no podía obtener su ubicación. Lo primeros que haría sería darse una ducha y después comería.
En ese momento escuchó unos pasos en el piso contiguo. Así que su vecino Terry, sí que estaba. Resopló, pues había tenido suerte de no ser descubierta entrando por la puerta. Lo que menos quería era toparse en persona con él. Tras darse una ducha se puso algo cómodo y cocinó un platillo de vegetales con mantequilla y pasta con pollo. Después, se puso a leer archivos acomodándose en el sofá. El haberse mantenido despierta casi hasta aquella mañana le pasó factura y se quedó dormida. El sonido de su móvil la despertó, aunque le costó bastante reaccionar.
—¡Te llaman por teléfono! Acaso no lo oyes, por que tiene bastante tiempo sonando. —Escuchó que decían al otro lado de la pared. Aquel comentario la hizo levantarse de un brinco, cuando se dio cuenta de lo que había hecho miró con odio la pared, mientras la música del móvil seguía —. ¡Contesta! Es de mala educación no contestar, vecinita. La melodía del móvil cesó. Miró qué era un número desconocido, espero que saliera el buzo. para ver si decía algo, pero quizá sería mejor regresar la llamada. —¿Lo has cogido? —preguntó su vecino. "Qué fastidioso es". Candy susurró, ignorándolo. Se había prometido que nada interferiría en su eventual humor, así sería. iba salir del dormitorio cuando el móvil volvió a sonar.
—¡Arrgg…!, ¿y ahora qué? , pronunció molesta, vio que era Annie. No contestó, pero si que se preocupó. Algo andaba mal. Habían quedado en no llamarse. Solo si sucedía algo , alguna de la dos llamaría. Así que tenía que ir a un teléfono publico para hablarle al día siguiente. Aunque durante unos segundos no pudo evitar que su mente le recordara Anthony . Trataba de no entretenerse en su pena y había evitado rumiar el resentimiento. Aún tenía días malos, en los que no se levantaba de la cama, pero cada vez eran menos. La vida diaria la había colocado en una nueva realidad, a pesar de lo ocurrido, No se sorprendía por el deseo que la asaltaba de contarle a Anthony algo que le había sucedido o pedirle su opinión sobre un libro, una prenda, se ponía a llorar cuando se encontraba extrañándolo en los pequeños actos cotidianos que conforman una pareja. Te hecho de menos. Echo de menos todo lo que me habría gustado hacer a tu lado. Echo de menos cómo soy contigo y lo que podría haber sido.
Su existencia había cambiado de rostro y tenía que apañárselas como fuera.
También sentía una tormenta de resentimientos retrospectivos. , esta vez en su interior. Ahora entendía ese deseo de Anrhony de saber cada mínimo detalle, ella misma quería saber todo lo ocurrido con los mensajes, había estado toda la semana escarbando entre los papeles de su marido que había tenido que volver a imprimir después de perder los originales y el portafolio así como todo lo archivado en el ordenador. Necesitaba atar cabos, explicaciones a cada acción sospechosa que recordaba .
Continuara...
Última edición por Jill Valentine el Vie Abr 08, 2022 10:35 pm, editado 1 vez
. Excelente historia. Gracias 
