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LAS ESTRELLAS DE BROADWAY LES TRAE OTRO BOMBAZO.
CURITAS para un corazón roto
CAPÍTULO 9.
Annie caminaba a paso lento por los pasillos de las oficinas de la agencia estatal de investigaciones, el repiqueteo de sus pisadas y el del agente que la llevaba era el único sonido que se escuchaba a lo largo de la estancia. El oficial abrio una puerta y entraron un cuarto sin ventanas iluminado por luz de reflectores donde les esperaban un hombre y una mujer, él hombre de tez blanca, cabello negro y ojos oscuros de mirada astuta, tiró la carpeta en medio de la mesa.
—¿Qué sabe de ella?
Annie vio que las manos le temblaban y las escondio de bajo de la mesa. Respiró hondo y se quedó viendo las fotografías.
—No se nada, esta es la primera noticia que me llega de ella. Si trataba de convencer al hombre de que no sabía sabía nada de Candy desdé hacia mucho tiempo, sabría que ella tenia conocimiento de su ubicación todo el tiempo.
— Señorita, Britter tenemos entendido que es la única persona que pudo haber ayudado a la señora Brower. Dijo Patricia O,Bryan. Era una mujer de unos veintiséis años, trigueña, con los ojos miel y el cuerpo en forma.
—No estoy segura de que sea ella, esta mujer no se ve como Candy —lo intentó Annie. La angustia de Annie aumentaba a medida que pasaba el tiempo y más sucesos. No quería detenerse a pensar en lo que Candy tendría que enfrentar, la recorrió un escalofrío al saberla sola y desprotegida. ¿Y si había caído en manos de alguno de los malnacidos que querían hacer ledaño?. Quería creer que estuviera siendo cuidadosa.
—¡Es ella! —exclamó el oficial Jimmy exaltado—. ¡No esta mirando bien!.
—Estoy segura de que esa mujer no es Candy —. Trato de mostrarse firme. No creo que ha entendido lo grave de la situación. Es muy importante encontrar a la señora Candy Brower , antes de que sea muy tarde. ¿No se si me entiende? Dijo Patty O'Brian.
— ¿Candy está en peligro? Annie soltó sin pensar — Me preocuparía— Dijo rápidamente —No se donde se encuentra , ¿han dicho antes de qué sea tarde?.
— Lo sentimos pero no podemos decirle nada más — Termino de decir la detective O'Brian mirando a Anny muy atentamente.
—En vista de que no tienen ninguna otra pregunta, y yo no tengo ninguna otra información, ¿puedo irme ya? —inquirió Annie.
Thomas Markley observó con un asomo de impaciencia.
— Sí señora Britter, ya puede retirarse.
Los detectives se quedaron pensativos después de que Anni Britter saliera de las oficinas de investigaciónes.
—¿Y ustedes dónde creen que se encuentra ahora?—preguntó otra vez jimmy pero a sus compañeros.
—Si Hansel, o los hermanos Legan están involucrados en su desaparición, lo más probable es que en este momento esté en cualquier lugar —respondió Patty O' Bryan.
—Estoy segura de que Hansel contrató a las ligas mayores.
—Tiene el dinero para hacerlo, ha ido tras la esposa de Brower—afirmó patty.
—Y, Neil —aseguró Tom.
—¿Cómo vamos a saber donde eata la viuda? —Pregunto Jimmy.
—Pues si la gente de Hansel y el señor Neil actúan primero y desaparecen las pruebas incriminatorias, en este caso el ordenador de Anthony , seré yo el que niegue algún tipo de negociación. Dijo Tom al par de agentes con evidente molestia.
—Es lo que hay que evitar, si tan solo pudiéramos conseguir una copia del los men'sencriptados— Dijo jimmy.
—Tendremosque poner la operaciónen manos del departamento de servicios especiales. Llevamos mucho tiempo y no tenemos resultados concretos. Dijo Tom con cara de molestia.
—Si la viuda no aparece todo puede terminar muy mal. Solo contamos con que Annie Britter nos lleve a Candy.
—Algo es algo. Aseguro Jimmy
—Es el protocolo. Los cabrones del servicio especiales. Nos quitarán la investigación enseguida. — Comentó Patty.
—¿Qué sugieres para retrasar un poco las cosas? —preguntó Tom, taladrándola con la mirada.Si ya dejaron los comentarios de series de televisión, podremos empezar a dilucidar cómo será el acercamiento, me revienta tener que decírselo al departamento de servicios especiales.
—Investigar un poco más, no estar sin actuar y andar tras cada uno de los pasos que dan los hermanos Legan, y antes de que lleguen esos cabrones del departamento de servicios especiales a robarnos el crédito,
— Creó que la amiga nos ocultó información — Dijo Tom..
Archibal y Stear Corwel llegaron inesperadamente a la reunión que tenían con el departamento de investigadores. La agencia serviciis especiales de la que ellos formaba parte tomarían el caso. Se frotó los ojos y se pellizcó el puente de la nariz con frustración, ese tipo de reuniones lo fastidiaban y sobre todo la de hoy. Por qué tenía que tomar un caso que ya llevaba tiempo sin ningun resultado. La reunión había dado inicio, Tom lo miró con reprobación.
—Vale. Vamos a repasarlo una vez más. — Comentó Archie.
—Estás muy lento, —rebatió Tom, aún avergonzado y furioso de que la esposa de Brower saliera de su radar burlandose de él como si fuera un mocoso
—Todo está en el informe, no vamos a repetirlo —intervino Patty O' Bryan, que había tratado de mantenerse amable durante toda la reunión.
Pero la sonrisa condescendiente del par de agentes la puso de tan mal humor que tuvo que apretar los dientes. Archie se echó hacia atrás en la silla y puso ambas manos en su abdomen.
—Me causa mucha curiosidad saber por qué no nos llamaron tan pronto tuvieron la sospecha de que Anthony estaba muerto.
—No estábamos seguros, hubiera sido peor si hubiéramos hecho un escándalo y se hubiera quedado en un simple delito federal.
—La mujer está desaparecida, el esposo muerto, el primo del esposo está cubierto por un muro de personas especiales en tecnología, tienen que reconocer que perdieron el tiempo. Aunque les garantizo que esto es lo más cercano a una pista.
—Un tiempo valioso perdido para dar con los culpables —interrumpió la perorata Stear.
—Lo hecho, hecho está, y no nos vamos a disculpar por hacer el trabajo de la manera más concienzuda posible.
—¡Ja! —soltó Archie.
—¡No voy a permitir más bromas ni burlas! —aseveró Tom—, todo se hizo conforme a los protocolos.
—Según los protocolos, esto debió estar en nuestras manos por lo menos hace cinco semanas, Antes de que Anthony hubiera retomando esta investigación. No tenían que haber dejado avanzar.
—Señores —intervino de nuevo Patty, viendo que ninguno iba a ceder—. Es lo que hay y no podemos colocarnos en una situación que perjudique lo que se ha hecho. Según un informe.
— Pues nosotros traemos information. — Dijo Stear con una sonrisa —Intervinimos los teléfonos de Annie Britter. Sabemos que ella le compró un boleto a Inglaterra a Candy
—¡Por fin! Candy White será un enorme placer ponerte las manos nena — Jimmy sonrió sobre una de las fotografías.
—Eso se escuchó demasiado retorcido para mi gusto —se burló la mujer. —Rectificación. Ahora es Candy Brower.
—Si ya dejaron los comentarios de series de televisión, podremos empezar a dilucidar cómo será el acercamiento.
— Pondremos a la viuda de anzuelo para que quien de verdad nos interesa venga tras ella —contestó Archie.
— Es lo que tratamos se hacer, el problema es que no sabemos su ubicación.
— Es cuestión de horas. — Termino Stear
—Qué tanto escribes en el portátil? —preguntó Terry inesperadamente. Ella pegó un brinco y sus manos se quedaron congeladas sobre el teclado. Levantó la mirada abruptamente de la pantalla a la pared. — Cómo tú dices las paredes son muy finas. Candy no contestó en su lugar encendió la tv.
—Venga, va… ¿un documental? ¿Desde cuándo le gusta eso a las chicas? Pensaba que preferirías una de esas películas románticas… Se acercó a la habitación de nuevo.
—A las chicas nos gusta instruirnos. Quizás si te esforzases un poco más en conocerlas te darías cuenta. Terry miró enfurruñado la pared.
—Pero ¿a ti qué te pasa? —gritó mosqueado—. ¿Vas con la pistola cargada a todos sitios?. Vamos mal, ¿eh? Vamos muy mal.
—¿Vamos mal? —preguntó provocativa
—Uhmmm—acabó diciendo—. Pero chica, ¡menudo genio tienes!
—¡Pues no provoques! Que parece que disfrutes con ello…
—¡Eh! Comenzaste tú. Haz memoria —La acusó.
—Sí, claro… perdone usted —Se burló mientras se acercaba a la cama—, perdóneme que le arruinase el quinto polvo en cinco días. Segenerado.
Terry arqueó una ceja.
—Y menuda boquita… —pronunció como si le echase bronca—. Así no vas a conseguir novio nunca.
—¿No? —gritó—. ¿Y qué hay que hacer entonces? ¿Decir guarradas ? gritar como una loca?
—Wow—reaccionó Terry impresionado por la contestación. Menuda fiera. —Así tampoco se consigue novio, y no soy ningún degenerado…
—¿Y cómo defines a la persona que trae una chica diario? Terry apretó la mandíbula. ¿Esa chica se daba cuenta solo de lo que él hacía?
—¿Cómo defines tú a una persona que pone la música a las seis de la mañana para despertar a su vecino? —Le devolvió el grito—. Ten en cuenta que yo, los días anteriores, no tenía ni idea de que estabas viviendo ahí. Ya te lo dije, cualquier problema que tengas conmigo ven y dímelo. No me como a nadie. Ella arqueó una ceja.
—Pues no estaría tan segura, pues todo lo que he escuchado estos últimos días me da pie a pensar que sí te las devoraste …
—¡Ja! ¡Qué graciosa eres!—gritó extendiendo los brazos hacia el cielo.—Está bien, vamos a solucionar esto. Vamos a hablar, cara a cara —dijo con voz queda mientras se ponía los pantalones cortos de deporte. Aquello la dejó totalmente descolocada. Candy dio un paso hacia atrás.
¿Qué? —gritó sorprendida.
—¿No tienes agallas? —ironizó—. Venga, ven… te invito a mi piso. Tomamos una copa y arreglamos esta situación.
—¡Ni loca pienso ir a tu piso!¡Eres un degenerado!
—¿Prefieres que vaya yo? —propuso él.
—Ni se te ocurra —gritó de los nervios—. Además, no sé qué narices quieres solucionar.
—Uhmmm.
—La próxima vez llamaré a la policía. Me sé tu nombre.. ¡Y sé dónde vives! Terry abrió los ojos al máximo y comenzó a reír.
—¿Sí? Llámala, quizá te lleves una sorpresa —La retó.
—¡Encima prepotente! —gritó ella. Terry se pasó la mano por la cara y suspiró, armándose de paciencia.
—Está bien —comentó con la voz más calmada—. Siento si te he molestado, pero es que me has puesto de los nervios. Venga, hagamos las paces. Ven y te invito a una copa de verdad.
—Y dale… que no voy a ir.
—Es solo una copa —insistió.
—No me gusta.
—¿Coca-cola? —Ella no respondió—. Te aviso de que tengo muchas películas más que podría ponerte y, sin embargo, estoy dispuesto a renunciar a estos momentos tan divertidos y enterrar el hacha de guerra.
—¿Una amenaza y una disculpa en la misma frase? Qué original.
—Eh, que tú tampoco has sido muy buena que digamos —reaccionó rápidamente. Inspiró intentando controlar la situación—. Sabes que no me gusta dejar las cosas a medias…
—Ja, ja…
— No te quedes. Deverias de estar agradecida qué quiero hacer las pases
—¿Que no me queje? ¿Agradecida? —preguntó ella. Aquello pasaba ya de castaño oscuro. He estado durmiendo en el sofá del comedor —gritó—, pero tranquilo, veremos quién duerme más a partir de ahora. Terry arqueó una ceja y volvió hacia al ataque indignado.
—¿Eso es una amenaza?
—Es un aviso. Se cruzó de brazos y miró hacia la pared seriamente.
—Está bien, vamos a solucionar esto. Vamos a hablar, cara a cara —volvío a decir . Terry ya estaba fuera de su puerta
—¡Ni loca pienslo hablar cara a cara! Lo único que quiero es paz. Si estuviera en América te aseguro que ya tendrías a la policía encima.
La chica del atraco era americana. "Candy" , volvió a su mente. Los últimos días no había podido quitársela de cabeza. Se quedó mirando fijamente a la puerta aún recargado en la pared.
—Este tío está loco —susurró asustada al darse cuenta de que había llamado a su timbre. Dio unos pasos hacia atrás, alejándose.
—Venga, abre…
—¡Lárgate o llamaré a la policía! —gritó cogiendo su teléfono—. Lo tengo en la mano, voy a marcar.
—Llama, llama —La animó—. No tengo ningún problema —canturreó—. Así, al menos, cuando vengan tendrás que abrir la puerta y podremos hablar. —Ella apretó los labios, en eso tenía razón—. No sé cuánto tiempo vas a quedarte en el piso, pero esta situación no puede continuar así…
—Ja —dijo ella.
—Te he pedido disculpas —pronunció apretando los dientes, aunque con la voz más calmada—. ¿No? —preguntó al ver que ella no abría la puerta—. Bueno, en algún momento tendrás que salir del piso y entonces hablaremos.
—Pero ¿de qué quieres hablar? —preguntó desesperada—. ¡Lo único que quiero es tener es paz en Inglaterra! ¿Es mucho pedir?
—¿Y no crees que sería mucho mejor si abrieses la puerta y nos presentásemos? —Volvió a retarla—. Va, venga…
—Ni loca, puedes ser un asesino en serie. Terry volvió a reír.
—Sí, claro… los gritos que oías a través de la pared eran del daño que les hacía a ellas… muertas de placer —ironizó.
—Será cochino —susurró.
—Venga, va… —insistió nuevamente—. Estoy aquí en tu puerta.
—Qué no.
Teery suspiró e intentó calmarse. Se cruzó de brazos e intentó darle a su voz un tono más amistoso.
—¿Cómo te llamas? —preguntó directamente.
—Me llamo Candy. Terry ladeó su cabeza. La imagen de aquella chica,
— ¿Eres americana?
— Si, pero eso que tiene que ver ahora.
Terry se apoyó contra la pared, parpadeó pensativo, sin entrar en la provocación de ella y miró hacia la puerta intrigado. ¿Sería posible?
—Oye, ¿por casualidad no te atracarían el otro día?
Aquella pregunta la dejó descolocada. ¿Que si la habían atracado? ¿Cómo sabía eso? Dio unos pasos alejándose se puso de puntillas para mirar. Terry debía haberse apoyado contra la pared de al lado, porque delante de la puerta no había nadie. Resopló y se acercó al lente de la puerta , pero no vio a nadie. —¿Cómo sabes eso? —Candy preguntó.
Terry cerró los ojos y resopló al ser consciente de lo que significaba aquella respuesta. — Contesta, como sabes eso?.
—Joder —susurró mientras se pasaba la mano por la cara—. Mierda. —Miró hacia la puerta—. Es que soy muy listo —bromeó.
— No has contestado, ¿ cómo sabes eso? Estaba asustada.
—Vale, yo soy, Terry.
—Eso ya lo sé, —respondió rápidamente. He escuchado a tus amigas.
—Ya, es verdad. El día que nos vimos no te dije mi nombre —susurró pensativo y luego chasqueó la lengua—. ¿No me reconoces? —preguntó enarcando una ceja hacia parándose frente a la puerta. ¿Que si no lo reconocía? Dio un paso adelante de nuevo y colocó su ojo en la mirilla. Aunque esta estaba empañada pudo detectar bastante bien sus facciones. Terry se encontraba a poca distancia, podía ver su mirada clavada en ella, su sonrisa algo tímida. Elevó su mano y saludó.
—Hola —dijo con tono divertido—, soy Terry, el que acudió a tu rescate. El corazón se le paralizó y aguantó la respiración.
Continuara...
LAS ESTRELLAS DE BROADWAY LES TRAE OTRO BOMBAZO.
CURITAS para un corazón roto
CAPÍTULO 9.
Annie caminaba a paso lento por los pasillos de las oficinas de la agencia estatal de investigaciones, el repiqueteo de sus pisadas y el del agente que la llevaba era el único sonido que se escuchaba a lo largo de la estancia. El oficial abrio una puerta y entraron un cuarto sin ventanas iluminado por luz de reflectores donde les esperaban un hombre y una mujer, él hombre de tez blanca, cabello negro y ojos oscuros de mirada astuta, tiró la carpeta en medio de la mesa.
—¿Qué sabe de ella?
Annie vio que las manos le temblaban y las escondio de bajo de la mesa. Respiró hondo y se quedó viendo las fotografías.
—No se nada, esta es la primera noticia que me llega de ella. Si trataba de convencer al hombre de que no sabía sabía nada de Candy desdé hacia mucho tiempo, sabría que ella tenia conocimiento de su ubicación todo el tiempo.
— Señorita, Britter tenemos entendido que es la única persona que pudo haber ayudado a la señora Brower. Dijo Patricia O,Bryan. Era una mujer de unos veintiséis años, trigueña, con los ojos miel y el cuerpo en forma.
—No estoy segura de que sea ella, esta mujer no se ve como Candy —lo intentó Annie. La angustia de Annie aumentaba a medida que pasaba el tiempo y más sucesos. No quería detenerse a pensar en lo que Candy tendría que enfrentar, la recorrió un escalofrío al saberla sola y desprotegida. ¿Y si había caído en manos de alguno de los malnacidos que querían hacer ledaño?. Quería creer que estuviera siendo cuidadosa.
—¡Es ella! —exclamó el oficial Jimmy exaltado—. ¡No esta mirando bien!.
—Estoy segura de que esa mujer no es Candy —. Trato de mostrarse firme. No creo que ha entendido lo grave de la situación. Es muy importante encontrar a la señora Candy Brower , antes de que sea muy tarde. ¿No se si me entiende? Dijo Patty O'Brian.
— ¿Candy está en peligro? Annie soltó sin pensar — Me preocuparía— Dijo rápidamente —No se donde se encuentra , ¿han dicho antes de qué sea tarde?.
— Lo sentimos pero no podemos decirle nada más — Termino de decir la detective O'Brian mirando a Anny muy atentamente.
—En vista de que no tienen ninguna otra pregunta, y yo no tengo ninguna otra información, ¿puedo irme ya? —inquirió Annie.
Thomas Markley observó con un asomo de impaciencia.
— Sí señora Britter, ya puede retirarse.
Los detectives se quedaron pensativos después de que Anni Britter saliera de las oficinas de investigaciónes.
—¿Y ustedes dónde creen que se encuentra ahora?—preguntó otra vez jimmy pero a sus compañeros.
—Si Hansel, o los hermanos Legan están involucrados en su desaparición, lo más probable es que en este momento esté en cualquier lugar —respondió Patty O' Bryan.
—Estoy segura de que Hansel contrató a las ligas mayores.
—Tiene el dinero para hacerlo, ha ido tras la esposa de Brower—afirmó patty.
—Y, Neil —aseguró Tom.
—¿Cómo vamos a saber donde eata la viuda? —Pregunto Jimmy.
—Pues si la gente de Hansel y el señor Neil actúan primero y desaparecen las pruebas incriminatorias, en este caso el ordenador de Anthony , seré yo el que niegue algún tipo de negociación. Dijo Tom al par de agentes con evidente molestia.
—Es lo que hay que evitar, si tan solo pudiéramos conseguir una copia del los men'sencriptados— Dijo jimmy.
—Tendremosque poner la operaciónen manos del departamento de servicios especiales. Llevamos mucho tiempo y no tenemos resultados concretos. Dijo Tom con cara de molestia.
—Si la viuda no aparece todo puede terminar muy mal. Solo contamos con que Annie Britter nos lleve a Candy.
—Algo es algo. Aseguro Jimmy
—Es el protocolo. Los cabrones del servicio especiales. Nos quitarán la investigación enseguida. — Comentó Patty.
—¿Qué sugieres para retrasar un poco las cosas? —preguntó Tom, taladrándola con la mirada.Si ya dejaron los comentarios de series de televisión, podremos empezar a dilucidar cómo será el acercamiento, me revienta tener que decírselo al departamento de servicios especiales.
—Investigar un poco más, no estar sin actuar y andar tras cada uno de los pasos que dan los hermanos Legan, y antes de que lleguen esos cabrones del departamento de servicios especiales a robarnos el crédito,
— Creó que la amiga nos ocultó información — Dijo Tom..
Archibal y Stear Corwel llegaron inesperadamente a la reunión que tenían con el departamento de investigadores. La agencia serviciis especiales de la que ellos formaba parte tomarían el caso. Se frotó los ojos y se pellizcó el puente de la nariz con frustración, ese tipo de reuniones lo fastidiaban y sobre todo la de hoy. Por qué tenía que tomar un caso que ya llevaba tiempo sin ningun resultado. La reunión había dado inicio, Tom lo miró con reprobación.
—Vale. Vamos a repasarlo una vez más. — Comentó Archie.
—Estás muy lento, —rebatió Tom, aún avergonzado y furioso de que la esposa de Brower saliera de su radar burlandose de él como si fuera un mocoso
—Todo está en el informe, no vamos a repetirlo —intervino Patty O' Bryan, que había tratado de mantenerse amable durante toda la reunión.
Pero la sonrisa condescendiente del par de agentes la puso de tan mal humor que tuvo que apretar los dientes. Archie se echó hacia atrás en la silla y puso ambas manos en su abdomen.
—Me causa mucha curiosidad saber por qué no nos llamaron tan pronto tuvieron la sospecha de que Anthony estaba muerto.
—No estábamos seguros, hubiera sido peor si hubiéramos hecho un escándalo y se hubiera quedado en un simple delito federal.
—La mujer está desaparecida, el esposo muerto, el primo del esposo está cubierto por un muro de personas especiales en tecnología, tienen que reconocer que perdieron el tiempo. Aunque les garantizo que esto es lo más cercano a una pista.
—Un tiempo valioso perdido para dar con los culpables —interrumpió la perorata Stear.
—Lo hecho, hecho está, y no nos vamos a disculpar por hacer el trabajo de la manera más concienzuda posible.
—¡Ja! —soltó Archie.
—¡No voy a permitir más bromas ni burlas! —aseveró Tom—, todo se hizo conforme a los protocolos.
—Según los protocolos, esto debió estar en nuestras manos por lo menos hace cinco semanas, Antes de que Anthony hubiera retomando esta investigación. No tenían que haber dejado avanzar.
—Señores —intervino de nuevo Patty, viendo que ninguno iba a ceder—. Es lo que hay y no podemos colocarnos en una situación que perjudique lo que se ha hecho. Según un informe.
— Pues nosotros traemos information. — Dijo Stear con una sonrisa —Intervinimos los teléfonos de Annie Britter. Sabemos que ella le compró un boleto a Inglaterra a Candy
—¡Por fin! Candy White será un enorme placer ponerte las manos nena — Jimmy sonrió sobre una de las fotografías.
—Eso se escuchó demasiado retorcido para mi gusto —se burló la mujer. —Rectificación. Ahora es Candy Brower.
—Si ya dejaron los comentarios de series de televisión, podremos empezar a dilucidar cómo será el acercamiento.
— Pondremos a la viuda de anzuelo para que quien de verdad nos interesa venga tras ella —contestó Archie.
— Es lo que tratamos se hacer, el problema es que no sabemos su ubicación.
— Es cuestión de horas. — Termino Stear
—Qué tanto escribes en el portátil? —preguntó Terry inesperadamente. Ella pegó un brinco y sus manos se quedaron congeladas sobre el teclado. Levantó la mirada abruptamente de la pantalla a la pared. — Cómo tú dices las paredes son muy finas. Candy no contestó en su lugar encendió la tv.
—Venga, va… ¿un documental? ¿Desde cuándo le gusta eso a las chicas? Pensaba que preferirías una de esas películas románticas… Se acercó a la habitación de nuevo.
—A las chicas nos gusta instruirnos. Quizás si te esforzases un poco más en conocerlas te darías cuenta. Terry miró enfurruñado la pared.
—Pero ¿a ti qué te pasa? —gritó mosqueado—. ¿Vas con la pistola cargada a todos sitios?. Vamos mal, ¿eh? Vamos muy mal.
—¿Vamos mal? —preguntó provocativa
—Uhmmm—acabó diciendo—. Pero chica, ¡menudo genio tienes!
—¡Pues no provoques! Que parece que disfrutes con ello…
—¡Eh! Comenzaste tú. Haz memoria —La acusó.
—Sí, claro… perdone usted —Se burló mientras se acercaba a la cama—, perdóneme que le arruinase el quinto polvo en cinco días. Segenerado.
Terry arqueó una ceja.
—Y menuda boquita… —pronunció como si le echase bronca—. Así no vas a conseguir novio nunca.
—¿No? —gritó—. ¿Y qué hay que hacer entonces? ¿Decir guarradas ? gritar como una loca?
—Wow—reaccionó Terry impresionado por la contestación. Menuda fiera. —Así tampoco se consigue novio, y no soy ningún degenerado…
—¿Y cómo defines a la persona que trae una chica diario? Terry apretó la mandíbula. ¿Esa chica se daba cuenta solo de lo que él hacía?
—¿Cómo defines tú a una persona que pone la música a las seis de la mañana para despertar a su vecino? —Le devolvió el grito—. Ten en cuenta que yo, los días anteriores, no tenía ni idea de que estabas viviendo ahí. Ya te lo dije, cualquier problema que tengas conmigo ven y dímelo. No me como a nadie. Ella arqueó una ceja.
—Pues no estaría tan segura, pues todo lo que he escuchado estos últimos días me da pie a pensar que sí te las devoraste …
—¡Ja! ¡Qué graciosa eres!—gritó extendiendo los brazos hacia el cielo.—Está bien, vamos a solucionar esto. Vamos a hablar, cara a cara —dijo con voz queda mientras se ponía los pantalones cortos de deporte. Aquello la dejó totalmente descolocada. Candy dio un paso hacia atrás.
¿Qué? —gritó sorprendida.
—¿No tienes agallas? —ironizó—. Venga, ven… te invito a mi piso. Tomamos una copa y arreglamos esta situación.
—¡Ni loca pienso ir a tu piso!¡Eres un degenerado!
—¿Prefieres que vaya yo? —propuso él.
—Ni se te ocurra —gritó de los nervios—. Además, no sé qué narices quieres solucionar.
—Uhmmm.
—La próxima vez llamaré a la policía. Me sé tu nombre.. ¡Y sé dónde vives! Terry abrió los ojos al máximo y comenzó a reír.
—¿Sí? Llámala, quizá te lleves una sorpresa —La retó.
—¡Encima prepotente! —gritó ella. Terry se pasó la mano por la cara y suspiró, armándose de paciencia.
—Está bien —comentó con la voz más calmada—. Siento si te he molestado, pero es que me has puesto de los nervios. Venga, hagamos las paces. Ven y te invito a una copa de verdad.
—Y dale… que no voy a ir.
—Es solo una copa —insistió.
—No me gusta.
—¿Coca-cola? —Ella no respondió—. Te aviso de que tengo muchas películas más que podría ponerte y, sin embargo, estoy dispuesto a renunciar a estos momentos tan divertidos y enterrar el hacha de guerra.
—¿Una amenaza y una disculpa en la misma frase? Qué original.
—Eh, que tú tampoco has sido muy buena que digamos —reaccionó rápidamente. Inspiró intentando controlar la situación—. Sabes que no me gusta dejar las cosas a medias…
—Ja, ja…
— No te quedes. Deverias de estar agradecida qué quiero hacer las pases
—¿Que no me queje? ¿Agradecida? —preguntó ella. Aquello pasaba ya de castaño oscuro. He estado durmiendo en el sofá del comedor —gritó—, pero tranquilo, veremos quién duerme más a partir de ahora. Terry arqueó una ceja y volvió hacia al ataque indignado.
—¿Eso es una amenaza?
—Es un aviso. Se cruzó de brazos y miró hacia la pared seriamente.
—Está bien, vamos a solucionar esto. Vamos a hablar, cara a cara —volvío a decir . Terry ya estaba fuera de su puerta
—¡Ni loca pienslo hablar cara a cara! Lo único que quiero es paz. Si estuviera en América te aseguro que ya tendrías a la policía encima.
La chica del atraco era americana. "Candy" , volvió a su mente. Los últimos días no había podido quitársela de cabeza. Se quedó mirando fijamente a la puerta aún recargado en la pared.
—Este tío está loco —susurró asustada al darse cuenta de que había llamado a su timbre. Dio unos pasos hacia atrás, alejándose.
—Venga, abre…
—¡Lárgate o llamaré a la policía! —gritó cogiendo su teléfono—. Lo tengo en la mano, voy a marcar.
—Llama, llama —La animó—. No tengo ningún problema —canturreó—. Así, al menos, cuando vengan tendrás que abrir la puerta y podremos hablar. —Ella apretó los labios, en eso tenía razón—. No sé cuánto tiempo vas a quedarte en el piso, pero esta situación no puede continuar así…
—Ja —dijo ella.
—Te he pedido disculpas —pronunció apretando los dientes, aunque con la voz más calmada—. ¿No? —preguntó al ver que ella no abría la puerta—. Bueno, en algún momento tendrás que salir del piso y entonces hablaremos.
—Pero ¿de qué quieres hablar? —preguntó desesperada—. ¡Lo único que quiero es tener es paz en Inglaterra! ¿Es mucho pedir?
—¿Y no crees que sería mucho mejor si abrieses la puerta y nos presentásemos? —Volvió a retarla—. Va, venga…
—Ni loca, puedes ser un asesino en serie. Terry volvió a reír.
—Sí, claro… los gritos que oías a través de la pared eran del daño que les hacía a ellas… muertas de placer —ironizó.
—Será cochino —susurró.
—Venga, va… —insistió nuevamente—. Estoy aquí en tu puerta.
—Qué no.
Teery suspiró e intentó calmarse. Se cruzó de brazos e intentó darle a su voz un tono más amistoso.
—¿Cómo te llamas? —preguntó directamente.
—Me llamo Candy. Terry ladeó su cabeza. La imagen de aquella chica,
— ¿Eres americana?
— Si, pero eso que tiene que ver ahora.
Terry se apoyó contra la pared, parpadeó pensativo, sin entrar en la provocación de ella y miró hacia la puerta intrigado. ¿Sería posible?
—Oye, ¿por casualidad no te atracarían el otro día?
Aquella pregunta la dejó descolocada. ¿Que si la habían atracado? ¿Cómo sabía eso? Dio unos pasos alejándose se puso de puntillas para mirar. Terry debía haberse apoyado contra la pared de al lado, porque delante de la puerta no había nadie. Resopló y se acercó al lente de la puerta , pero no vio a nadie. —¿Cómo sabes eso? —Candy preguntó.
Terry cerró los ojos y resopló al ser consciente de lo que significaba aquella respuesta. — Contesta, como sabes eso?.
—Joder —susurró mientras se pasaba la mano por la cara—. Mierda. —Miró hacia la puerta—. Es que soy muy listo —bromeó.
— No has contestado, ¿ cómo sabes eso? Estaba asustada.
—Vale, yo soy, Terry.
—Eso ya lo sé, —respondió rápidamente. He escuchado a tus amigas.
—Ya, es verdad. El día que nos vimos no te dije mi nombre —susurró pensativo y luego chasqueó la lengua—. ¿No me reconoces? —preguntó enarcando una ceja hacia parándose frente a la puerta. ¿Que si no lo reconocía? Dio un paso adelante de nuevo y colocó su ojo en la mirilla. Aunque esta estaba empañada pudo detectar bastante bien sus facciones. Terry se encontraba a poca distancia, podía ver su mirada clavada en ella, su sonrisa algo tímida. Elevó su mano y saludó.
—Hola —dijo con tono divertido—, soy Terry, el que acudió a tu rescate. El corazón se le paralizó y aguantó la respiración.
Continuara...