Saludos chicas
Mi primer aporte para este magno evento sera la continuacion de una historia del año pasado,misma que nació de un reto, pero no se asuten,aqui les dejare los enlace de los capitulos compartido para quienes se animen a leer.
De antemano les digo que los protagonistas de esta historia son Archie y Eliza
(Capitulo de una fan no conforme por cachondeo hahaha)
A LA CARRERA
No estaría de mas decir que se le había hecho toda una costumbre acudir a aquel bar a discutir sus frustraciones con una botella de licor, ya que no tenia a nadie mas con quien descargar en habladuría toda aquella maraña de sentimiento que tenia en un puño toda su voluntad.
Se desconocía en totalidad, del niño coqueto y socialmente activo no quedaba mas que los recuerdos, por el mero hecho que se había peleado con todo aquel al que alguna vez consideró amigo o familia, y con los que no había peleado o mantenido una batalla verbal ya no se encontraban en ese mundo, por lo que no tenia de otra que hablar de sus problemas con el whisky u otra bebida similar, aunque la verdad es que no hacian el efecto esperado, pero al menos era una compañía fiel y que hacia menos exhaustiva su soledad.
Su vida era una mierda.
Al fin se había deshecho de aquel sentimiento que lo habían mantenido estancado por tanto tiempo y el cual había sido el preludio de todos sus problemas, un sentimiento que no hizo mas que marchitar su paso por esta vida y que le había mantenido los ojos vendados para no ver la belleza de…
—E-li-za—No se cansaba de pronunciar aquel nombre en pensamientos. y ahora lo mudaba a sus labios, mientras materializaba en aquel vaso con hielo semi derretido los pocos encuentros placenteros junto a ella.
Mientras todos a su alrededor seguía su curso, él estaba allí, con su mentón apoyado sobre el puño de unos de sus brazos; varado en una revolución de sentimiento hacia una persona que se negaba a corresponder la mutua atracción que sentían. No estaba muy entregado al alcohol, la verdad es que tenia al menos una hora con el mismo vaso, moviendo con el dedo índice el hielo y su estado de ensoñación hacia el resto, enojando de cierta manera al cantinero que le habia considerado como uno de sus clientes VIP, pero desde hace unos dias ya este no consumía lo mismo, si no que se quedaba allí ocupando el asiento de algún próspero y generoso consumidor.
El cantinero de nombre Timothy lo miraba con el ceño algo fruncido mientras pulía uno a uno los vasos y las copas que pronto irían a parar a manos de personas que no acudirían hasta allí a ocupar un simple asiento, miraba al acongojado hombre cuando el inconfundible chirrido que hacían las butacas frente al bar cuando eran movidas captó su atención.
—Quiero un martinis doble—aquella voz firme y fría venia de una de sus inusuales, pero más queridos clientes, quien esta vez se encontraba algo descolocada por alguna razón, lo confirmó al ver aquella blanca piel sonrojada y su inmutable mirada algo esquiva.
La señorita apoyó sus codos sobre la enmaderada superficie y acomodó a su lado el bolso de mano mientras el eco de las palabras y risas de sus supuestos amigos hacían añicos sus intentos por hacerse la fuerte.
El elocuente cantinero se dispuso a preparar la bebida que la señorita le habia solicitado cuando vio que esta se hacia de su bolso con la firme decisión de marcharse quizás al baño, pues era obvio que algo le había afectado tanto que no podía controlar las lágrimas que copiosas salían de sus enormes e intimidadores ojos café.
—Eliza ¿Eres tú? — Timothy se volvió al escuchar como el cliente que estaba en el lado opuesto de donde se hallaba la señorita la llamaba. —¿Eliza? —se acercaba a largos pasos el castaño hacia la pelirroja—¿Qué haces aquí? ¿Viniste a por…? — sus palabras quedaron pausadas al volverla y toparse con la desencajada imagen de su adorada.
Eliza no hizo mas que empujarlo, alejarlo, quería estar sola y maldecía mentalmente por haberse encontrado con Archibald Conrwell de entre todas las malditas personas, y se disponía a continuar su camino cuando sintió como Archie una vez mas se hacía de uno de sus manos y la volvía hacia él, mientras que ella intentaba alejarlo sin éxito, pues él la aprisionó en su acogedor y cálido cuerpo y ella solo se deshizo en lágrimas.
Archie le hizo un gesto a Timothy de que sumara en su cuenta la bebida que Eliza solicitó y la que él no terminó de tomarse, y arrastró a la susodicha a un lugar mas íntimos para que esta pudiera expresarse a voluntad.
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El lujoso lugar, ubicado en el centro de las zonas mas exclusiva de la ciudad de los vientos, contaba con espacios que se ajustaba a las necesidades de sus clientes; tenía lugares abierto al público y cerrados, como una mini cabina donde los hombres de negocios, e incluso, aquellos cuyos fines eran compartir con alguna pareja sin ser vistos e interrumpidos, se encerraban.
Aquellos reducidos espacios, creados por la demanda intima y exclusiva de grandes clientes, tenían la misma decoración que el exterior, solo existían pequeñas variaciones.
Archie nunca había dispuestos de uno de aquellos espacios ya que nunca lo vio necesario hasta ese momento. Solo esperaba que ningunos ojos fisgones los hayan visto a él y a la pelirroja entrar, porque podían mal interpretar las cosas y meter a Eliza en un gran aprieto; conocía cuan crueles podían llegar a hacer la elite norteamericanas.
Una pequeña e irónica media sonrisa brotó fugazmente a sus labios en el instante que un lacónico recuerdo de su «yo» del pasado llegara a su memoria; recuerdo de aquel muchachito que pregonaba odiar y por ende hacer cualquier cosa por destruir la imagen de la arpía que estaba en esos momentos consolando.
Archie la condujo a sentarse en el mullido y aterciopelado sofá en diseño L, sin siquiera deshacer su cercanía con ella, mientras acariciaba el hombro de la chica y le daba pequeños y fugases besos a esta en los cabellos.
—¿Quieres hablar? —preguntó Archivald una vez acomodados ambos en el sofá.
—No—le escuchó y sintió que ella se estremecía, por lo que él hizo del abrazo más posesivo al leer las intenciones de ella por alejarse.
—Hay que hablarlo, Eliza. No quiero verte de esta manera, ni siquiera me gusta—hablaba mientras los ojos se les aguaban, ya que se imaginaba que ella estaba de aquella manera por culpa de aquel sentimiento que había nacido entre ambos, y al que ella, al contrario de él, quería desconocer, y la comprendía.
—No insista, Archivald—decía una Eliza realmente acongojada, pues ahora se había sumado a todo ese caos sobrenatural de sentimientos el latiente deseo de pegar sus labios a los de Archie como en aquellas contadas ocasiones.
—Mis sentimientos hacia ti son muy sinceros—fue él quien inicio la conversación en vista de la renuencia de ella por hacerlo, aprovecharía la intimidad y el comprometedor espacio.
Una carcajada interrumpió el introductorio discurso de Archie, Eliza se alejó poniéndose de pies, y empezó a andar de un lado a otro sin siquiera dejar de reír y llorar, mientras hacia gestos con sus manos y cabezas de negación.
Los intentos de Archivald de atajar aquella contradictoria burla de la pelirroja se vieron frenadas por su inconsciente, que le decía a gritos que la dejara ser, que era normal que ella rechazara el mutuo sentimiento por el irreverente pasado y de una no tan infantiles torturas.
Eliza fue a dar con una pared, en donde acomodo su espalda y miraba al techo, quería mantener la mayor distancia posible con Archie ya que esta sabia como confundir sus sentimientos.
Sus intenciones fueron la de escapar, pero un halo de lucidez la hicieron toparse con la comprometida situación, hace apenas unos dias ella y sus amigas observaban como personas del sexo opuesto penetraban a estos tipos de aposentos, personas que eran el centro de burla de sus míticas habladurías que se encargaban de expandir entre la sociedad y que cuyas familias salían de cierta manera afectadas, y Eliza no quería sumarle mas sal a su imagen.
Se mordía el labio y se desmadejaba las manos mientras uno a uno de los recuerdos de aquellas «sutiles» conversaciones con su círculo de víboras hacían eco en su cabeza, pero una suabes y cálidas manos interrumpieron los inconscientes daños que se autoinfligía en la piel de una de sus manos: era Archie que se habia acercado a ella nuevamente y le consolaba los apenas visibles rasguños.
—Yo te amo, Elí—le expresó este en un notorio hilo de voz para luego besarle la sonrojada muñeca. —Las personas evolucionan, a veces para bien, a veces para mal…Yo evolucioné para bien en el mismo instante en el que el diablo mismo me tentara a besar esa línea por la que han salido tantas palabras mal intencionadas…—acariciaba con su pulgar los labios de la pelirroja, y esta correspondía a sus avances cerrando sus ojos y suspirando ante esas caricas
—Archivald, no…esto…—Eliza quería golpearlo al entender que este le llamara víbora, pero de una manera tan sutil y linda que le extendía la invitación de…—No, Archie…
—Si ¡Si! ¿Por qué negarte a esto que compartimos? —Otro beso en la muñeca. —Esto no es una broma; no he de negar que en un principio sí que lo pensé, que el destino me estaba jugando sucio al poner en mi esta bonita sensación que despierta cada vez que te pienso, que te miro…que te beso. —instó a que las manos de Eliza se posaran sobre su pecho y sintiera las enloquecedoras palpitaciones.
—Archie no sigas…por favor—le suplicó, esta vez, mirándolo de lleno con sus llorosos ojos colmado de tantos sentimientos que apenas Archie pudo reconocer algunos.
—Seguiré, seguiré hasta que me des la clave para acceder aquí—señalando su cabeza y juntando sus frentes—y aquí—colocando osadamente su palma sobre el pecho de la pelirroja donde se suponía se hallaba el corazón.
—¡Te odio! —lo alejó Eliza con un empujón, despegándose de la pared en la que se hallaba apoyada, para luego volverse a él—. Y si, si era lo que querías escuchar, te amo ¡Te amo, maldita sea, Archivald Cornwell! ¡Ganaste! —subiendo sus manos de una manera que denotaba frustración y rendición— ¿Era lo que querías escuchar? Pues lo admito—con labios temblorosos—Te amo mas de lo que alguna vez imagine que amaría a alguien. Por lo que en nombre de este sentimiento te suplico que acabes con todo esto, ya no juegues así conmigo, soy consciente de todo el daño que he causado a todos tus seres queridos y a ti en todos estos años; y con este sentimiento que has despertado siento que estoy pagando uno a uno y con creces cada travesura…
Eliza se dejó caer en el suelo en un llanto desconsolado. Sin saberlo, había herido con cada palabra expuesta a Archie, heridas que él le restaba importancia porque había sido producto de la ignorancia, ya que Eliza tenia la equivocada idea de que él no la amaba con sinceridad, por lo que Archie fue a para al suelo y se aferró a ella cual tabla de salvación.
—Te aseguro que mis sentimientos por ti son sinceros, te amo con locura y estoy dispuesto a casarme contigo e irme hasta al fondo del mar a consumar esto que sentimos hasta que no quede rastro de la existencia de ambos en este mundo.
Eliza desahogo un llanto realmente oíble, estaba herida, muy deshecha y harta de esa situación, por lo que le rogaba a la vida que le cerrara la boca a Archie para que dejara de enamorarla, ya que lo que sentía por él la había hecho cometer una locura que estaba a punto de destruir su imagen ante la sociedad cuando las habladurías que había empezado a divulgar el idiota de Aiden terminara de hacer el impacto esperado
Lo cierto es que ese era el motivo por el cual ella había ido al bar en aquel estado desconsolador, ya que una gran cantidad de personas estaban comentando lo ocurrido entre Aiden y ella, que la verdad no había sido gran cosa, pero este se encargó de alterar las informaciones, cosa muy común entre ellos, y ella, aunque lo pensó, no se defendió ya que seria en vano.
Se habia dejado llevar por la idea de autoconvencerse así misma que ese sentimiento que sentía por su primo no era mas que una mera ilusión que se desvanecería en el preciso instante que experimentara con otros hombres, pero se habia dado cuenta muy tarde de que lo que estaba haciendo no era mas que un mero acto de inmadurez y con una persona que no le provocaba nada mas que burla, por lo que lo alejó y empezó a darle rienda a sus palabras que hirieron el orgullo del hombre, quien supo jugar muy bien sus cartas para devolverle el golpe, y que mejor que dejándola mal parado ante la sociedad.
Eliza levantó su empapado rostro de entre sus manos y empezó a absorber el líquido que salía de su nariz, intentaba por todos los medios colocarse aquella coraza que imploraba ser sustituida.
—¿Estas dispuesto a casarte con una mujer que ha intimado con otro hombre, Archie? —lanzó esta así sin más, consciente de que con aquellas palabras obligaría que ese mentado sentimiento que su primito decía sentir por ella se desvaneciera.
Aquellas palabras dichas por la pelirroja tomaron a Archie desprevenido, dejándolo un tanto descolocado por lo que no hizo mas que alejarse de ella para sopesar mejor la información que llegó a él en forma de pregunta.
Vio como esta lo miraba desde el suelo con aquella mal intencionada y para nada desconocida sonrisa.
Continuara
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