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—Tu principal objetivo sería satisfacerme —dijo Terry, y vio que ella apretaba los dientes como si hubiera dicho algo increíblemente grosero—. Por supuesto, no habría otros hombres en tu vida. Tendrías que estar siempre disponible para mí.
— ¿La chica dispuesta en cualquier lugar y en cualquier momento para lo que te apetezca? Esa es una fantasía masculina, Terry, no un objetivo alcanzable para una mujer de hoy en día.
—Tú eres lo suficientemente inteligente como para lograr hacer realidad esa fantasía. Centra tus energías en mí y comprobarás que sé ser agradecido. Dame lo que quiero y tú conseguirás todo lo que quieras.
Candy respiró profundamente para tratar de calmar el torbellino que sentía en su interior.
— ¿Cuánto tiempo tengo para decidir?
—Ahora o nunca.
— ¡Pero eso es abusivo! Me estás pidiendo que renuncie a mi profesión. ¿Sabes lo que significa para mí a verme graduado ?
—Claro que lo sé. A fin de cuentas, en una ocasión elegiste tu carrera por encima de mí.
—Ese no fue el único motivo por el que te rechacé. Lo hice por ambos... ¡nos habríamos amargado mutuamente la vida! —Replicó Candy, esforzándose por contener sus emociones—. Pero deja que te advierta de algo que no sería negociable bajo ninguna circunstancia: no estoy dispuesta a tolerar ninguna clase de infidelidad.
Terry vio en sus ojos un reflejo de la apasionada joven que recordaba y que lo dejó sin ni siquiera molestarse en mirar atrás.
—En esta ocasión no te estoy pidiendo que te cases conmigo. No pienso hacer ninguna promesa —dijo en tono retador—. Y, pase lo que pase entre nosotros, no pienso renunciar a la custodia del niño. Henrry me confió a su hijo para que lo criara, y eso es algo sacrosanto para mí.
Candy se contuvo de hacer ningún comentario. Estaba convencida de que Terry no sabia nada de niños, y menos aún de cómo criarlos.
El la observó un momento, claramente impaciente por su silencio.
—Ha llegado el momento de tomar tu decisión,
Ella siguió mirándolo en silencio. A pesar de lo que pudiera sentir por él y sus métodos, no podía negar que Terry estaba como un tren, y eso era un extra... ¿o no? ¿Pero qué sentiría si llegara a establecer una relación sexual carente de emociones, sobre todo teniendo en cuenta que era totalmente inexperta en aquel terreno? Se obligó a pensar en el niño y trató de acallar su orgullo herido, la sensación de humillación que amenazaba con apoderarse de ella. Si lograba obtener el derecho a ocuparse de El, ya aprendería a convivir con lo que ello supusiera.
—De acuerdo —dijo a la vez que alzaba levemente la barbilla—. Pero tendrás que darme tiempo para dejar adecuadamente mi trabajo.
— ¿Has terminado? —preguntó Michael desde la puerta de la oficina de Candy, que estaba levantando una caja de la mesa. La habitación parecía vacía.
—Sí. Ya me llevé casi todo ayer.
Cuando su colega alargó las manos, Candy le entregó la caja y aprovechó la oportunidad para echar un último vistazo a los cajones.
— ¿Te importa pedir a la señora de la limpieza que esté atenta por si encuentra una foto pequeña por aquí? Era de mi padre y no me gustaría perderla. La saqué del marco hace unas semanas porque se rompió y ahora parece haber desaparecido.
—Estaré al tanto — Michael, un hombre alto y fuerte de pelo rubio, miró a Candy con expresión preocupada—. Pareces agotada.
—Ha habido muchas cosas que organizar —Candy no dijo nada sobre el considerable gasto emocional que había supuesto renunciar al trabajo que tanto quería. Iba a echarlo mucho de menos, al igual que a sus colegas.
—No puedo decir que apruebe lo que estás haciendo, porque formabas una parte demasiado valiosa de nuestro equipo — dijo Michael mientras la acompañaba hasta su coche—. Pero admiro el sentido de la responsabilidad que has demostrado al querer hacerte cargo de tu sobrino, y sé que nuestra pérdida será su ganancia. Mantente en contacto, Candy.
Candy condujo hacia su espacioso apartamento, que muy pronto dejaría de ser su hogar. Annie iba a comprar su parte. Candy habría preferido conservarlo, pero sabía que habría sido injusto para Annie, que se sentía reacia a aceptar una nueva compañera de piso. No dudaba de que su amiga le ofrecería alojamiento de inmediato si llegara a necesitarlo, pero no sería lo misino que ser dueña de la mitad del apartamento.
¿Cuánto tiempo pasaría antes de que Terry se cansara de ella? Sus ojos verdes destellaron a causa del resentimiento, pues estaba segura de que aquella relación no iba a durar más allá de unas semanas. ¿Y en qué situación quedaría ella entonces sin trabajo y sin casa? Pero lo que más le preocupaba era la situación en que quedaría el niño, y saber si podría seguir manteniendo una relación con ella. No le había contado a nadie la verdad sobre la relación que iba a mantener con Terry. Se había limitado a decir que iba a ocuparse de su sobrino huérfano.
Sin embargo, su amiga Annie presentía algo.
—Estoy haciendo verdaderos esfuerzos por comprender todo esto. ¿De verdad quieres tanto al niño como para renunciar a todo lo que te importa? —preguntó aquella noche mientras cenaban—. Si se te ha despertado el instinto maternal, siempre podrías tener un hijo.
—Pero quiero estar con El.
—Y con ese millonario tan sexy, ¿no?
Candy se ruborizó y apartó su plato.
— Terry es el tutor legal del niño y una parte no negociable de su vida.
—Pero te gusta, ¿no?
—No sé de dónde te has sacado esa idea.
—Hace tiempo que me he fijado en que sólo compras revistas de sociales para poder leer sobre él y sus hazañas.
— ¿Y por qué no? Sentía curiosidad porque lo conocí hace años y karen estaba casado con su primo —protestó Candy.
—Lo conociste la última Navidad que pasaste en Londres, antes de que tu familia empezara a tratarte con desprecio, ¿no?
Candy se encogió de hombros.
—Mi padrastro se aseguró de que no perdiéramos la oportunidad de relacionarnos con la riquísima familia Grandchester. Creo que primero nos conocimos de niños, pero no lo recuerdo. Terry es tres años mayor que yo.
—Intuyo que hay bastante más de lo que me estás contando —confesó Annie—. En aquella época pensé que se te había roto el corazón.
Continuará...
PD..por la tarde les postearé la Segunda parte. Gracias por leer. [/h3]