—Intuyo que hay bastante más de lo que me estás contando —confesó Annie—. En aquella época pensé que se te había roto el corazón.
Candy puso los ojos en blanco mientras trataba de reprimir el recuerdo de las noches que se pasó llorando y de los días en que sólo el trabajo le permitió superar la intensa sensación de soledad y pérdida. Pero todo aquello era pasado. El tiempo, y la lista de mujeres que habían pasado desde entonces por la vida de Terry, habían demostrado que tomó la decisión adecuada dejándolo.
Sin embargo, al día siguiente iban a recogerla a las nueve y no tenía idea de lo que sucedería a continuación, pues él no se había dignado a informarle. ¿Se quedarían en Londres una temporada? ¿Conocería al niño al día siguiente?
Aquella noche, tumbada en la cama, insomne, recordó las vacaciones que pasó en Londres mientras estaba estudiando diseño. El tiempo volvió atrás y la sumergió en el pasado...
Karen fue a recogerla al aeropuerto. En aquella época su hermana estaba soltera, y la noche animadamente del exclusivo club al que pensaba llevar a Candy aquella tarde.
—Acabo de terminar los exámenes y estoy muy cansada, karen. Será mejor que vaya a acostarme
— ¡Pero no puedes hacer eso! Te he conseguido un pase especial. Terrance Grandchester y sus amigos van a estar allí.
Karen, empeñada en relacionarse con la alta sociedad y en aparecer regularmente en las revistas de sociales, era el ojito derecho de su padrastro. Lucas Petit consideraba a las mujeres seres frívolas, y la naturaleza seria de Csndy y su falta de pretensiones le hacían sentirse incómodo.
Finalmente, para mantener la paz, Candy acompañó a Karen al club. Rodeada de su hermana y las amigas de ésta, que sólo parecían capaces de pensar en los hombres que había en oferta, Candy se aburrió como una ostra. No paraba de oír historias sobre las extravagancias y aventuras de Terrance Grandchester. Había dejado a su última novia por carta y los padres de ésta habían tenido que enviarla al extranjero para que dejara de acosarlo. A pesar de que era un conocido mujeriego, Candy notó con asombro que no había una sola chica presente que no estuviera dispuesta a dar un brazo por salir con él. Cuando le señalaron quién era, Csndy constató otra causa de su popularidad: era un hombre increíblemente atractivo, de pelo castaño, ojos azules y el cuerpo de un atleta.
Si una de las chicas del grupo no se hubiera puesto mala. Candy estaba convencida de que Terry nunca se habría fijado en ella. Luisa, la amiga adolescente de una de las compañeras de karen, sufrió un ataque de epilepsia. Candy se quedó conmocionada al ver que todo el mundo la abandonaba a un lado de la pista de baile mientras se retorcía en el suelo. Cuando fue a ayudarla, karen se puso furiosa.
— ¡No te impliques! —mientras trataba de llevársela de vuelta a la mesa—. ¡Apenas la conocemos!
Candy ignoró a Karen y fue ayudar a Luisa, a la que situó en la posición más cómoda posible mientras se le pasaba el ataque. Las otras chicas alegaron no saber nada sobre la salud de Luisa. Candy tuvo que rebuscar en su bolso para averiguar que era epiléptica y que estaba tomando una medicación.
— ¿Necesitas ayuda? —preguntó alguien a sus espaldas.
Al volverse, Candy vio a Terry a su lado, con una expresión sorprendentemente seria.
—Es epiléptica y necesita ir al hospital porque lleva más de cinco minutos inconsciente.
Terry se ocupó de pedir una ambulancia y también se puso en contacto con la familia de Luisa, que le confirmó que había sido recientemente diagnosticada de epilepsia.
— ¿Por qué no ha querido ayudar nadie más? —pregunto Candy mientras esperaban a la ambulancia.
—Supongo que la mayoría ha pensado que se ha desmayado por haber consumido alguna droga y no quieren que se les relacione con ella Candy.
—Nadie parecía saber que sufre de epilepsia. Supongo que no quiere que lo sepan —dijo Candy con expresión compasiva—. Te has dirigido a mi por mi nombre , ¿Como sabías mi nombre?.
Cuando Terry sonrió, Candy sintió que se quedaba sin aliento.
—Ya había preguntado quién eras antes de que Luisa se desmayara.
Candy se ruborizó, convencida de que sólo se había fijado en ella porque no encajaba en el ambiente. Todas las demás chicas parecían pájaros exóticos con sus vestidos de diseño, mientras que ella llevaba una sencilla falda negra con una blusa azul turquesa.
— ¿Y por qué has venido a ayudar?
—No podía apartar los ojos de ti —confesó Terry—. Luisa ha sido sólo una excusa.
—Dejas a las mujeres por carta y luego las llamas acosadoras. No estoy interesada —dijo Candy
—No hay nada más estimulante que un reto, —murmuró Terry.
Continuará..
PD..una disculpa ayer mis deberes con la escuela me impidieron subir este capítulo, ya las recompensare..