Mis piernas se mueven tan rápido pero mis pensamientos se quedan con él, cuando vuelvo a poner atención ya me encuentro en la terraza, he escuchado a mi hermano a lo lejos llamarme pero no he le hecho caso, necesito desahogar este intenso dolor que tengo, como podre vivir con esa imagen de ellos dos en mi cabeza, no puedo creer que estuve a punto de entregarle mi inocencia a ese patán, pero no, nada de llanto Candy, se acabó la Candy buena e inocente, se acabo la niña tonta, ahora yo seré la que jugare y será a mi modo.
—¡Candy por Dios que te pasa! – mi hermano me habla mas yo no le respondo, mi mirada lo recorre, con algo de fastidio
—Estoy bien o es que no ves, dime en que te ayudo hermanito – no puedo evitar pensar que mi hermano tiene el mismo pensar de Terry, que decepción
—Nunca me habías hablado así, que sucede pequeña
—¡NO ME DIGAS PEQUEÑA!
—Candy cálmate, dime por favor que pasa – su mirada es de profunda preocupación, pero no dejare que Grandchester sea el que guíe mi vida, si, claro que me vengare de él, pero si pongo a mi hermano en alerta, no podre hacer lo que quiero.
—No me pasa nada Bert – tuve que hacerme la dulce y santa paloma
—Entonces si no pasa nada por q saliste como alma que lleva el diablo
—Mmm…
—¿Sabes qué? Olvídalo, a lo que en verdad venia era a advertirte que no te vayas a pasar de tragos por que esta en juego mi cuello con papa, ok
—Tú tranquilo hermanito, seré el alma de la fiesta, pero sobria – por su mirada me dio a entender que no me creía.
Y ya veo el objetivo, Neil Leagan, el capitán del equipo de lucha, muy macho y guapo he de reconocer, aunque… no es mi tipo, demasiado… de todo, pero perfecto para mi plan.
Soy consiente que no paso desapercibida, por mi atuendo, cosa que a mi hermano no le cae en gracia y solo me mira desde la distancia y en sus ojos hay una advertencia.
La asquerosa con la que tuvo el encuentro Terry, no se le ha despegado y anda de empalagosa, aunque para mi satisfacción no me ha quitado la mirada de encima en todo lo que lleva la velada.
“vas a ver Terry, te vas a tener que tragar tus palabras” - me dije a mi misma con una sonrisa de triunfo al ver como su expresión cambio de calma a furia en cuanto me acerqué a Neil.
Ahora si ya no hay marcha atrás
—Miren quien tenemos aquí, la dulce Candy, aunque de dulce ya no tiene nada, estas hecha todo un bombón cariño.
“acaso no sabe decir otra cosa a las mujeres, en fin, tendré que fingir”
—Neil, que guapo estas hoy – el muy idiota me sonrió, de manera descarada, y yo toda sonrisa también, sintiendo en mi nuca la mirada de Terry, bueno a veces hay que hacer sacrificios para obtener la victoria.
“Pero jamás pensé, que me saldría todo al revés”
Tuve que soportar 45 minutos de puras babosadas y sonrisas y bailes descarados de este hombre, mientras yo lo mas de coqueta iba acercándome poco a poco.
La furia del que hacia poco era el amor de mi vida era palpable, estaba tan pendiente de eso, que perdí por completo el hilo de la conversación y de alguna manera accedí a ir con Neil a tomar el fresco sin darme cuenta.
De alguna manera logro que nos escabulléramos, y en un parpadeo estábamos solos en una de las habitaciones más apartadas y yo ya estaba metida en un lio, Cuando menos lo pensé me tomo de la cintura y me acerco a él.
—Por fin solos mi querida Candy, no sabes las ganas que tenia de tenerte así de rica a mi lado - Se me revolvieron mis entrañas al escucharlo susurrar a mi oído.
—Suéltame idiota – intenté zafarme, pero lo único que conseguí, fue que me tomara más fuerte.
—¡Ah nooo!, querida Candy, este dulce me lo como hoy, no pretenderás pensar que pasaste toda la noche provocándome con ese diminuto vestido, mostrándome tu delicioso trasero solo para dejarme mal cierto - Se restregó a mi y pude sentir su excitación rozando mi vientre.
—¡TE DIJE ME SUELTES! - le grite y una bofetada sonó en la habitación, ya desesperada le grite miles de insultos.
“donde diablos esta Karen para ayudarme, eso me pasa por hacerme la lista”. Entonces me tomo fuerte del brazo y me arrincono en la pared.
—No mi amor, de esta no te me salvas —saco una navaja y me la puso en mi garganta —ya tengo a mis amigos entreteniendo a tus dos escoltas —Su risa retumbaba en mis oídos y el miedo me invadió.
—Pero primero me la vas a chupar y te la meteré en esa dulce boca para que ya no vuelvas a decir esas groserías.
Me tomo del pelo y me obligo a arrodillarme, y con la otra mano abrió sus pantalones y sacaba su miembro, mis nauseas se hicieron más latentes, igual que mi corazón el cual saltaba del terror.
—Abre la boca perra, tu macho te va alimentar, así aprenderás a no andar calentándole los huevos a todo el mundo, hoy serás mía, mi querido caramelito.
—¡JAMAS!
Le grité desesperada, mientras mis lagrimas no dejaban de Salir.
—¿Quieres que marque tu carita? – me dijo empujando mas la navaja en mi garganta, entonces supe que no había escapatoria, y poco a poco abrí mi boca.
—Así me gusta Candy, bien mansita, te gustará ya verás.
Entonces todo se vuelve caos, la puerta se abre de una patada, y el umbral de esta un Terry iracundo esta mas que listo para volverlo añicos.
Continuara…