Su mirada se posa en mí y en la posición en la que el estúpido del Neil me sostiene, de un momento a otro se lanza a este y lo derriba de un golpe, de la nada y desaliñado aparece Albert detrás de él, y sostiene a Neil mientras Terry lo coge como saco de boxeo y yo en un rincón cubro mi vergüenza con mis manos, no lloro, no hablo, no digo nada, solo veo como lo dejan como una piltrafa hasta que otros mas llegan a separarlos, sacan casi muerto a Neil de la casa.
Todos salen de la habitación y siento como mi hermano me levanta sin delicadeza de los brazos y me empieza a gritar cosas que no tienen sentido para mí, pues mi mente escapo a otro lado, donde no hay dolor, donde no quiero recordar.
Terry lo hace a un lado y Karen que hasta ahora no me había dado cuenta que se encontraba ahí es quien se lo lleva, yo aun estoy en shock, no entiendo casi nada, solo se que estoy a solas con Terry, en sus maravillosos ojos azules hay decepción, rabia y algo mas que no logro descifrar.
Se acerca a mi y toma mi rostro mis lagrimas vuelven a salir, aunque no respondo a sus preguntas y se que me habla fuerte, mas no escucho, de pronto un golpe hace que salga de mi estado de letargo.
—¡CANDYYY!! —mi llanto y frustración, salen finalmente y el me abraza con infinita ternura.
—sabes lo asustado que estuve, sabes lo que sentí al verte así, por Dios en que diablos pensabas, cuando viniste con ese idiota, que no sabes que es un peligro en potencia y que muchas chicas lo han acusado de agresión - Mis ojos se abren ante la incredulidad de sus palabras.
—¡eres una estúpida!, me lleno de ira y lo empujo
— solo quería que sintieras lo que yo sentí – confesé finalmente.
—que no ves que lo que hiciste fue grave, dime la verdad el…. Te…
—no – respondí rápidamente, no lo logro, pero si quieres saber, si, me siento estúpida, sucia, soy una tonta por querer darte celos, soy una niña mimada que solo quiere que le den su capricho y si, tú lo eres.
—pues felicidades lo conseguiste, porque si estaba celoso, pero también temeroso, y cuando sus amiguitos nos distrajeron y te nos perdiste, sentí que se me iba el alma, me sentí morir, ¿contenta?
Y entonces acorto nuestra distancia y me abrazo tan fuerte que sentí que si me soltaba desaparecería, Y lo que hizo después fue lo que hizo que mi vida ya no fuera si no una simple pantomima.
—Me lleva el diablo.
—que pasa amigo – me pregunta Albert
—Pues mira hacia atrás, este voltea y su actitud cambia al igual que lo hizo la mía
—tu hermanita es muy lanzada Bert —dice Susana a mi lado, encendiendo aun mas mi coraje y el de él.
—¡Cállate tu no sabes nada! – suelto de repente, ya que no resisto mas su presencia, y su insistencia a pegarse como chicle a mí, finalmente se alejo al darse cuenta que su comentario estaba de mas y no le había hecho gracia a nadie de los que estábamos ahí. De hecho, no supe nada de ella hasta días después.
—no hagas un escandalo recuerda que estamos en casa de tu papa Bert si pasa algo su prestigio quedara en entre dicho sin contar que no debe saber de la fiesta– dice nuestro amigo Stear, que ha escuchado toda la conversación.
—no esta haciendo aun nada malo, si vemos algo vamos por ella y ya, no te preocupes que te ayudaremos.
Resistimos todo lo que pudimos, pero ver como bailaba con ella y en donde poso sus asquerosas manos, fue la gota que derramo el vaso, e íbamos a intervenir, pero dos estúpidos se empezaron a pelear en el jardín y tuvimos que ir a separarlos para que no tuviéramos inconvenientes, a volver ellos ya no estaban y fue entonces cuando mi hermana llego corriendo.
—ayúdenme, Candy está metida en un lió, … es Neil.
Sus ultimas palabras, lograron que mi ira hirviera y salimos volados a donde Karen vio que se fueron, y tras derribar a sus idiotas compinches, abrí la puerta de una patada para encontrar a Candy arrodillada con una navaja en su garganta a punto de meter en su boca la asquerosa polla de Neil.
Me lance sobre él, con Albert apoyándome en la retaguardia y tomándolo para que no se me escapara, si, tal ves éramos dos contra uno, pero un imbécil que obliga a una mujer no merece nada parejo.
Después de dejarlo como santo cristo, y echarlo como un perro para que lo llevaran a emergencias o donde fuera, nos percatamos que Candy yacía en un rincón, las marcas de su rímel corrido por sus mejillas, daban muestra del terror por el que pasó.
Un iracundo Albert, le gritaba improperios, y lloraba del susto de ver como su hermanita, estuvo apunto de ser atacada, no fue fácil para mi cuando pase lo que pase con Karen a pesar de haber sido consensuado con el imbécil del Michael, no quiero imaginar cómo fue para él, ya de por si fue un infierno, ver a la mujer que más quiero en esa posición cuando entré.
Candy no escuchaba su mirada estaba perdida, Karen como pudo lo alejo de ella, y salió de la habitación dejándonos solos a Candy y a mi quien no reaccionaba, era como si su mente no estuviera aquí y me asuste, Me acerque a ella y le hable con toda la paciencia que encontré en mi interior.
—¿Candy te hizo daño? – nada, no decía nada.
—¿Candy me escuchas? – de nuevo nada me decía.
—¡CANDYYY!! —no aguante más y si, la abofeteé entonces fue cuando su llanto broto y sus hipidos se hicieron presentes, sus hermosos ojos jade se llenaron de lagrimas y brillaban como las mas hermosas gemas, entonces la abrace, tratando de contener, todo el amor y rabia que me invadían.
Cuando volvió a mí, le reproche lo estúpida que era, y entonces me empujo y me confeso todo.
—No logro hacerme nada, pero si quieres saber, sí, me siento estúpida, sucia, soy una tonta por querer darte celos, soy una niña mimada que solo quiere que le den su capricho y si, tú lo eres.
La culpa me golpeo en la cara, no pensé que fuera hacer esa tontería ante mi osadía de hacer que se alejara de mí, entonces también me confesé, diciéndole como me había sentido, me acerque de nuevo a ella y la abracé, luego la mire a los ojos y la bese.
La bese desesperadamente, la apreté y viole su boca, tal vez intentando borrar todos los rastros que el imbécil del Neil pudo haber probado y tocado, la estruje y absorbí toda la rabia de ella, la vergüenza de ambos y las frustraciones de no poder tener lo que queríamos.
—entonces… ¿si me quieres? Sus ojos brillaron de felicidad, una felicidad que se borró, cuando abrí mi boca
— yo te adoro tonta, pero entiende que esto es imposible, tu eres una niña, tu hermano es mi mejor amigo
—que tiene eso que ver— dijo ya creo harta de la situación, la solté, en ese momento sentía que su piel y cercanía me quemaban.
—mas de lo que puedas entender en este momento —no podía explicarle, eso era un secreto que solo le correspondía a mi hermana y si ella no lo había hecho, no seria yo quien lo revelara.
—algún día me entenderás, por ahora solo me queda poner tierra de por medio.
—¿qué quieres decir? – pregunta algo asustada
—que me iré a la universidad, mis créditos ya fueron aprobados y solo me había quedado para esperar a Bert, pero le diré que cosas urentes requieren mi partida inmediata – dije dándole la espalda.
—no, no quiero que te vayas – siento como su pequeño cuerpo se aferra a mi envolviendo mi espalda.
—si te vas que será de mí.
—no digas eso pequeña, tu conocerás a chicos buenos, que te robaran el corazón y me olvidaras pronto. — de tan solo pensarlo se me retorcían las tripas, pero debía ser fuerte por los dos.
Alguien debía ser el adulto aquí, y aunque mis deseos eran darle todo a Candy y hacerla mi mujer, mi razón me indicaba que debía hacer lo correcto y lo mejor para todos.
—No me dejes – su llanto mojó mi camisa, mientras el mío brotaba sin control sin que ella se diera cuenta.
—debes intentarlo Candy, si me quieres me dejaras ir.
—¿Tu me olvidaras? – su pregunta me hace titubear por un segundo.
—esa es la idea pequeña.
Salí de ahí, sin mirar atrás, dejando sin que ella supiera, toda una estera de dolor y muchas ganas de tirar todo por la borda, Mi destino estaba escrito.
4 años después
CONTINUARA….
Última edición por Didi Ardlay el Sáb Abr 23, 2022 11:07 pm, editado 1 vez