Salí de mi habitación con la ropa que me llevaría puesta para el viaje, y un "extra" en mi pequeño bolso de mano. Casi quería teletransportarme en el carro, porque sí, obviamente manejo a pesar de no tener mayoría de edad. Me tomó media hora llegar a mi destino, y estaba a 5 horas del viaje familiar.
Me encaminé por un camino boscoso, agradecía estos pasajes tan apropiados para pasar desapercibida, y llegué hasta el final, donde un pequeño riachuelo o arroyo estaba. Bajé del vehículo y me dirigí a la cabaña.
Con mucha rapidez me dispuse a armar mi escenario... Me senté en la pequeña cama individual y coloqué la pintura roja, difuminándola, donde debía. Estaba contra reloj. En ese momento escuché que un vehículo se estacionaba cerca de la cabaña, así que, desordené mi cabello, bajé los tirantes de mi overol y esperé en modo accidentada.
Escuché los pasos y luego vi cómo la puerta se abrió lentamente, entrando a través de ella el propósito que me había llevado hasta ahí.
–¿Loli, estás aquí? –Preguntó.
–Sí Archie, aquí estoy, gracias por atender mi llamado.
–¿Qué sucedió? ¿Qué estás haciendo aquí sola? Se supone que estamos de vacaciones, no entiendo qué haces en la cabaña del guarda bosque del colegio.
–Oh Archie, soy una tonta, vine a buscar un libro que dejé olvidado y en el cual tengo trabajos que hacer y, al llegar a la entrada, tropecé con una raíz del árbol, y me doblé el pie, lastimando también mi rodilla.
–No debiste venir sola, es muy peligroso. Todos están fuera ahora.
–Lo sé, lo lamento... Nadie más atendió mi llamada, parece que todos están ocupados, sólo tú.
–A la décima llamada, imagina que no hubiera revisado el celular. Hoy salgo de viaje y andamos muy ocupados.
–Lo sé, lo sé... Muchas gracias por ser tan amable.
–Vamos a intentar sacarte de aquí, ¿puedes caminar?
–Lo intentaré. –Dije con voz solemne.
Archie se acercó hasta a mí para ayudarme a levantarme, me tomé de su cuello y dejé caer todo mi peso en ello, haciéndolo caer sobre la cama y yo sobre él.
–Oh, lo siento Loli. –Exclamó avergonzado no sabiendo dónde colocar sus manos para quitarme de encima, pero esa, sería una misión fallida.
–Yo no. –Dije sonriendo.
Cómo si la vida se me fuera en ello, me abalancé a su boca y se la violé, metiendo mi lengua hasta el final de su garganta e impidiendo que se levantara de la cama, pues mis piernas se aferraron a las suyas, cual grilletes. Descaradamente comencé a restregarme contra él, sintiendo cómo su falo empezaba a tomar las proporciones que tanto me encantaba imaginarme. En un momento de respiro, él logró hablar:
–Annie...
–Olvídala, sólo somos tú y yo, ahora y siempre... Sin pretensiones...
Lo vi titubear, no dejaba de ser un caballero, pero mi mano en su miembro bastó para que se olvidara de cualquier argumento.
–Me encanta tu ropa. –Dijo mientras bajaba los tirantes y elevaba mi blusa, para llevar a su boca mis abultados senos. –Te ves tan inocente pero realmente no es así.
–Solo por ti soy así. –Dije jadeando mientras él seguía atendiendo mis pechos.
La fricción entre nuestros cuerpos seguía, él lo masajeaba todo, y yo estaba más que mojada por él, anhelando su duro miembro en mi interior.
Archie me giró y acomodó en la cama, quitó mi overol, braguitas y blusa, pero dejo mis medias.
–Te ves tan sexy sólo con ellas. –Dijo con voz ronca. –Me haces perder la compostura, simplemente despiertas todos mis sentidos. Me he contenido tanto, pero esta vez ya no.
Me deleitó desnudándose frente a mí, tomé mi bolso como pude y, con manos ansiosas, le coloqué el condón de los muchos que llevé; arrastrado por la pasión, me penetró hasta el fondo con su enorme miembro. Llegamos a la cima del placer tantas veces como las fuerzas y el tiempo nos dio: sobre la cama, en el piso, montándolo, en cuatro... De todas las formas en que ese pequeño espacio nos permitiera, hasta llegar al agotamiento extremo...
–¡¡¡Loli, despierta!!!–Escucho que me hablan.
–Mmmm, no Archie, por favor, déjame dormir... Estoy exhausta...
–¡¡¡Loli, despierta!!! Ya aterrizamos. ¡¡¡Levántate ahora!!! –Exige mi madre, haciéndome abrir los ojos abruptamente. –¿Y quién es Archie?
–¿Ah? Yo... No sé de qué hablas mamá. Vamos pues, tanta prisa por despertarme, y ahora andas en modo agente FBI.
Salí de inmediato de mi asiento hacia el exterior. ¿Cómo llegué hasta aquí? ¿Me habré imaginado lo de Archie? No parece haber cansancio en mi cuerpo, pero sí un ligero dolor muscular, me miro y sonrío...
Me siento muy feliz de poder sentir el aire fresco en mis desnudas piernas, al tiempo que pienso para mis adentros: Felices vacaciones, Gatito travieso.