Se había resistido a las órdenes de su padre , pero fue en vano.
Debía salir mañana al aeropuerto de Chicago y viajar a Londres. Y ese mismo día entrar al internado donde terminaría sus estudios.
Luego a la Universidad a estudiar negocios y economía. Debía prepararse para poder hacerse cargo de los negocios familiares.
Él sabía que su padre quería alejarlo de aquí. Alejarlo de todo y de su pecosa. Su padre la consideraba tan poca cosa .
Terry escucho de su progenitor las palabras más aterradoras para su propio corazón.
Desapareceré a esa muchacha y destruiré el hogar de Pony si tú no te vas. Oyeme bien, jamás podrás tener nada con esa pobre huérfana , nunca lo permitiré.
Cuando la vio aquel día no tuvo el valor para decirle que se iba , sólo se dedicó a contemplarla tratando de grabarse todo de ella, miro sus ojos verdes , contemplo y contó cada una de sus pequeñas pecas.
Él no escuchaba lo que Candy le decía, él sólo miraba esa boquita rosada.
Se aprendió su aroma.
Se grabó en su mente cada uno de los risos de su cabello.
Todo lo que era su Candy quedó grabado en su mente y en su corazón.
Emocionado por sus sentimientos se había acercado a su boca tratando de besarla . Quería también recordar su sabor. Pero Candy dio un paso hacia atrás observándolo curiosa y sorprendida.
Al día siguiente de que Terry se fuera , Candy había vuelto a trepar hasta la ventana del cuarto de su amigo. Pero esta vez se encontró con el padre de este.
Unas horas más tarde casi al atardecer se encontraba en una de las ramas de su árbol llorando amargamente.
Eres tan poca cosa, una pobre huérfana. Terry lo entendía por eso me pidió que lo mandara lejos de ti. Él necesita una dama educada y elegante que lo apoye, que lo ayude a lograr todos sus objetivos. No una pobre zarrapastrosa sin educación como tú.
Mi hijo va a ser el heredero de todos mis negocios y no necesita cargar con una insolente como tú.
No lo esperes Teriuce jamás volverá .
Y ella había creído cada una de las palabras que habían salido de la boca de ese señor. Porque en realidad ella sabía que todo lo que había dicho sobre ella era verdad.