POV Candy
- ¿Candy que haces?, ese no es el termómetro, es el abate lenguas.
- ¡Ay lo siento, Sr. Johnson!, estaba un poco distraída.
- Últimamente, has estado así Candy, ¿Qué es lo que te pasa?
- No es nada Sr. Johnson, no se preocupe, es que no he dormido bien.
- Ya lo creo Candy, esas ojeras te delatan, creo que deberías tomarte unos días de descanso- Me dice el doctor Martín al entrar al consultorio, para terminar de atender al Sr. Johnson.
- No para nada Dr. Martín, no puedo dejarlo solo, los pacientes nos necesitan a ambos.
- ¡No Candy, esta vez no me convencerás!, He dicho que tienes que descansar y así será.
- ¡Pero Dr. Martín! –
- No acepto un no Candy, anda toma, te llegó este paquete, está dirigido a Candice White Ardley.
- ¿Para mí? - Tomo el paquete entre mis manos, sorprendida.
- ¿Acaso hay otra Candy por aquí? ¡Y por favor! vete a tu casa a descansar, no tarda en llegar Rebeca, la nueva enfermera que te sustituirá, por dos semanas.
- ¡Dos semanas!, pero Dr. Martín, que voy hacer yo sola en mi departamento, sin hacer nada, a mí me encanta trabajar, y atender a mis pacientes.
- ¿Qué harás?, Descansar, es lo que harás, que vaya que te hace falta, y vete ya, si no quieres que te despida ahora mismo.
Tomo mi abrigo y bolso. Me dirijo cabizbaja hacia mi departamento magnolia.
¿Y ahora qué haré sola estos días?, desde que Albert se fue sin decir nada, solo dejando una nota:
Estoy al tanto de las murmuraciones de los vecinos. Siento haberte causado tantos problemas.
Gracias también por tu confianza.
No quiero molestarte más con esto.
Una última cosa: Gracias a ti he recobrado la memoria, no obstante…no tuve jamás el valor de decírtelo….
Albert.
No quiero ir a el hogar de Pony, no deseo que mis dos madres se den cuenta de mi estado, el cual ha sido muy deprimente. En las noches no puedo dormir, los recuerdos se agolpan en mi mente y hacen que mi corazón duela, del dolor que me causó esa cruel despedida.
Sé que debo olvidarlo, él tiene un deber con ella, y yo no soy capaz de destruir ese compromiso. Prometimos ser felices y eso es lo que debemos hacer. Pero por más que intento no puedo. ¡Lo amo tanto! ¿Qué debo hacer para arrancarlo de mi corazón?
Me dirijo a mi habitación y me tiro a la cama a llorar como lo vengo haciendo desde aquella fría y nevada noche.
Unas horas después me levanto de la cama, me doy una ducha y me dirijo a la cocina a prepararme algo de cenar.
Después de terminar mi cena, tomo mi taza de café para irme a acurrucarme en el sillón y ver como los troncos de la chimenea se crispan con el fuego.
De repente, recuerdo el paquete que me dio el Dr. Martín, me levanto para tomarlo de la mesa y regreso al sillón para abrirlo.
Es de Albert y lo envía desde Roksctown, ¿Será que ahí, es donde Albert se encuentra?
Candy:
De antemano te ofrezco este regalo para la primavera.
Con cariño Albert.
Un abrigo para mí, es mi oportunidad de ir a buscarlo y pienso .
Al día siguiente me dirijo a la estación del tren, para comprar mi boleto y partir.
Cuando llego a Rockstown, me sorprende ver que es una ciudad muy pequeña. Decido ir a la oficina de correos, a ver si ahí me pueden dar informes de la dirección que aparece en la nota, que me dejó Albert.
En el camino me detengo a observar un letrero que dice:
La estrella: Terrence el ex actor principal del teatro Stratford.
Me quedó atónita, no puedo creer lo que leo, acaso es el mismo Terrence.
¿Terry realmente está trabajando dentro de ese teatro? ¿Terry de verdad estás ahí?
Mis pasos me llevan a la entrada y tropiezo con personas que, van saliendo del teatro abandonando, muy molestas por la función sin terminar y murmurando el mal estado en el que actúa Terry. Se quejaban de su estado ebrio y que no se le entendía más que solo balbuceos y titubeos.
Mi corazón palpita fuertemente, mis brazos y piernas tiemblan de la impresión. ¡Terry no puede actuar así! Él no es la clase de persona que actuaría ebrio en el escenario.
¡Escenario! ¿Pero qué clase de teatro es este?, ¡Seguramente este es un error!
Escucho como el señor de la entrada me exige los boletos para entrar, pero yo no le prestó atención. Temblorosa doy unos pasos para estar cerca del escenario. Me molesta como el público, le grita a Terry cosas obscenas y se burlan de su actuación, no dejan de insultarlo y yo les pido que guarden silencio. ¡Como quieren que se concentre si no dejan de ofenderlo! Les grito muy molesta.
Mi corazón se estremece, al ver a Terry así y me vienen los recuerdos de aquel chico del colegio San Pablo, el cuál soñaba en convertirse en un gran actor, ¡Y lo estaba logrando!.Porque cuando lo vi en esa esplendida actuación, interpretando a el rey de Francia en chicago. Brillaba más que los propios reflectores.
¡Terry! Grita mi corazón. ¡Por favor no te dejes caer, aquí estoy!
De repente su mirada encuentra la mía y veo como se desvanece y cae al suelo.
- ¡Terry! – Grito. No sé si correr a ayudarlo o marcharme de ahí, por sentirme culpable de su estado.
¿Qué debo hacer? …….
Continuará......