Hola chicas , estamos en la recta final de esta historia Gracias por la aceptación de este minific y sus bellos comentarios.Espero y sea de su agrado, esta entrega de los rebeldes apasionados. Gracias por leer Gracias Nancy González, por tu aporte en este capítulo Capítulo XV
¿Quién soy sin ti?
Art. Betty Graham
POV TerryLlegamos a la cabaña y al bajar del auto, tomo de la mano a Candy para conducirla hacia la entrada. Una vez parados frente a la puerta ya abierta, la tomo entre mis brazos, como marca la tradición.
- ¡Terry! - Respinga Candy emocionada, coloca sus brazos en mi cuello, y me da un corto beso, para después apoyar su cabeza en mi hombro.
Entro a la cabaña, con ella en brazos, y con mi pie, empujo la puerta para cerrarla. Llevo en brazos a Candy hasta la recamara y al entrar, la coloco lentamente en el piso.
La habitación está adornada con rosas rojas por doquier, cama y piso. Unas cálidas velas adornadas alrededor de las rosas, hacen lucir la habitación cálida y romántica.
Sobre la cama, un pequeño camisón, de seda blanco, está dispuesto para Candy.
Candy se acerca para tomarlo en sus manos. –¡Es demasiado pequeño! Dice extendiéndolo para mirarlo fijamente.
- Deja eso amor, no lo necesitarás- Me acerco a ella, para tomarla de la cintura, y besarla apasionadamente.
Dejo sus labios para besar su cuello, y busco los botones de su vestido, detrás de su espalda.
Lentamente hago que gire, para ir desabotonando uno a uno e ir repartiendo un beso por cada botón que deja ver su espalda al descubierto. Candy se estremece con cada caricia.
Cuando el vestido cae sobre sus pies, me coloco frente a ella y separándome un poco, me deleito las pupilas, al contemplar su esbelta figura, la cual es perfecta para mí.
Mi virilidad se pone rígida, al anticipar lo que se esconde bajo su ropa interior.
- ¡No sabes cuánto te deseo pecosa! - Le digo con mi voz enronquecida por el deseo. -Ahora necesitamos estar en iguales condiciones- Empiezo a quitarme el saco, pero Candy me detiene.
-Yo quiero hacerlo- Dice Candy acercándose a mí, para desabotonar mi saco.
- ¡Soy todo tuyo amor! – Sonrío gustoso, sin dejar de ver su rostro enrojecido.
Lentamente, Candy me despoja de mi ropa y cuando llega al botón de mi pantalón, duda y se detiene.
- Continúa amor, no te detengas- Tomo su mano para ayudarla.
Cuando quedamos vestidos solo en nuestra ropa interior, tomo de la mano a Candy para conducirla a la cama. Lentamente la recuesto sobre las sábanas blancas, y me coloco encima de ella.
Empiezo a repartir tiernas caricias y dulces besos en todo su cuerpo y al mismo tiempo me voy deshaciendo del resto de su ropa. Cuando Candy siente su desnudez expuesta solo para mí, intenta cubrirse con las manos.
- ¡No hagas eso amor! Eres la visión más hermosa que jamás antes había visto, tu cuerpo es perfecto ¡No lo dudes! ¡Me encanta todo de ti! -
- ¡Terry! – Exclama Candy, en un tono dulce y busca mis labios repitiendo varias veces ¡Te amo!
Acaricio con mis manos uno sus pechos delicadamente, mientras el otro lo llevo a mi boca para lamerlo y succionarlo, dedicándole tiempo a cada uno, cuidando que ninguno de los dos se quede sin atención.
Mi mano baja lentamente por todo su cuerpo, acariciando cada espacio de su cuerpo y cuando llego debajo de su ombligo, Candy intenta cerrar las piernas.
- ¡Amor! Confía en mí ¡No te haré daño! - Le digo sin dejar de mirarla a esos ojos verdes, que se oscurecen por el deseo.
Llego a esa zona que se estremece ante mi contacto y le dedico algo de tiempo.
- ¡Terry! -Gime Candy, cuando debido a mis caricias su cuerpo explota de placer.
Satisfecho me separo un poco de su cuerpo, para despojarme de mi ropa interior.
Candy me observa con su rostro sonrojado y acalorado.
- ¿Te gusta lo que ves? - Le pregunto pícaramente, ella solo asiente, aún aturdida por el placer.
Me coloco de nuevo encima de ella y busco su entrada, para introducirme lentamente en ella, me detengo cuando topo con su barrera virginal.
- ¡Esto va a doler un poco mi amor! - Beso sus labios para acallar su grito, cuando de una sola estocada, rompo por completo, su barrera.
- ¡Tranquila amor!, ya pasó, limpio con mis besos sus lágrimas que salen ante mi intromisión y le dedico suaves caricias, para apaciguar su dolor.
Siento como Candy se va relajando y acostumbrando a mi invasión, cuando me rodea la cintura con sus piernas, incitándome a que me adentre más en ella y comienzo a moverme con más intensidad.
Nuestros cuerpos danzan juntos, extasiados por el deseo, despertando a la pasión, que generan nuestros cuerpos unidos. Hasta que con un gemido saliendo con mayor intensidad de la garganta de Candy, su cuerpo explota en un intenso orgasmo y enseguida me uno a ella, lanzando un gruñido, vaciando toda mi semilla en su interior, para fundirnos en un solo ser.
Después de regresar de ese cielo, al que me llevó con nuestra entrega. Me tumbo encima de su cuerpo, tratando de recuperar mi respiración y me sostengo sobre mis codos para levantarme un poco y poder ver esos ojos preciosos color esmeralda.
La sonrisa con la que me encuentro y ese sonrojo en su rostro, hace que me enamore de ella aún más, si es que eso es posible. Porque la amo más que a mi vida.
Enseguida me coloco a un lado de ella, para abrazarla y besar su mejía.
- ¿Te encuentras bien amor? – Pregunto a Candy, preocupado, de no haberle causado daño.
- ¡Si mi amor! ¡Hacer el amor contigo, fue maravilloso! ¡Te amo! – Responde Candy sonriendo de felicidad y veo en sus ojos la satisfacción de sentirse amada.
- ¡Y no hemos terminado! - Le digo abrazándola, más fuerte para pegarla más a mi cuerpo -Pero primero descansaremos un poco, no quiero hacerte daño-.
Nos quedamos dormidos, solo unas cuantas horas, ya que, al sentir el cuerpo desnudo de Candy pegado al mío, la necesidad de volver hacerla mía, despierta con más ímpetu.
Al amanecer, nos levantamos de esa cama, solo para tomar un baño juntos, y desayunar, ya que necesitábamos fuerzas, para seguir amándonos por el resto del día.
Y así pasamos nuestra semana, encerrados, haciendo el amor en cada rincón de esa cálida cabaña. Pareciera que nuestros cuerpos no se saciaban después de tantas entregas, llenas de amor y pasión mutua.
Continuará....
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