¿Quién soy sin ti?
Art. Betty Graham
Capitulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Mi cuenta en Wattpad
POV Terry
- En su habitación, joven. – Responde Mary angustiada, al ver mi rostro.
- ¡Gracias! -
Subo de prisa, en grandes zancadas, las escaleras de la casa de mi madre. Llego a la habitación que ocupa Candy y toco la puerta.
- ¡Candy! ¡Pecosa! Ábreme por favor, tenemos que hablar.
- ¡No Terry! ¡Vete, no quiero hablar contigo ahora! - Responde Candy, por dentro de la habitación.
- ¡Abre Candy! Si no quieres que tumbe la puerta.
Se escucha un silencio, y segundos después Candy abre la puerta.
Encuentro a Candy con el rostro bañado en lágrimas y corro a abrazarla. Me duele verla así.
- Pecosa, no llores, yo te amo y no me voy a separar de ti. -Tomo su rostro entre mis manos y reparto dulces besos por todo su rostro.
- ¡Terry! - Me dice Candy sollozando. Aparta mis manos de su rostro y se gira hacia la ventana, para decirme con voz melancólica. -No podemos estar juntos, tú tienes un deber con Susana, ella te necesita más que yo, lo nuestro no puede ser.
Camino hacia ella y la abrazo por la espalda. Coloco mis manos sobre su cintura, como lo hice aquella vez en las escaleras, donde fue nuestra triste separación.
- ¡No te dejaré! ¡Y esta vez, no me vas a convencer! ¡Tú y yo nos vamos a casar! Y ya nadie podrá separarnos. Susana tendrá que entender, que es a ti a quien amo- Le digo con voz determinante.
Candy se da la vuelta y me mira sorprendida, - ¿Qué has dicho? -
-Si pecosa, quiero que te cases conmigo. Si por mi fuera, me casaría contigo, hoy mismo.
- Pero ¿Y Susana? ¿Qué será de ella sin ti? –
- Hoy iré hablar con ella. Le ofreceré hacerme cargo de su rehabilitación. Pero no ataré mi vida a ella. ¡No podría! ¡Yo solo te amo a ti!
Acerco más el cuerpo de Candy al mío, aprisionando su cintura fuertemente con mis manos. Busco sus labios, para besarlos y morderlos suavemente. Pido permiso con mi lengua para entrar en su boca, lamiendo sus labios, ella acepta y me da acceso. Quiero deleitarme con su sabor, uniendo mi lengua con la suya. Cuando un gemido se escapa de su garganta, me separo de su boca, para buscar su cuello y acariciarlo con mis besos.
Mis manos comienzan a trazar la forma de su cuerpo, en suaves caricias y me atrevo a tomar delicadamente uno de sus senos, introduciendo mi mano por debajo del escote de su vestido. Con mi otra mano, tomo su trasero, para pegarla más a mí y sienta mi dureza.
Candy, llevada por la pasión, afloja mi camisa, sacándola de mi pantalón, para poder meter sus manos, por debajo y acariciar suavemente mi espalda. Sus ojos arden de deseo y sus suspiros, me indicaban, que es receptiva a mis caricias.
Estoy a punto de tomarla entre mis brazos y llevarla hacia la cama, cuando nuestro momento íntimo, se ve interrumpido, al escuchar unas voces en la planta baja de la casa.
Poco a poco volvemos a la realidad y nos separamos lentamente para tomar aire. Nuestros rostros se encuentran muy sonrojados, por la intensidad del momento.
Pego mi frente a la de Candy, para tomar aire y sonreímos cómplices.
- ¡Te amo tanto amor! ¡Muero por hacerte mía! - Le digo mientras me acomodo la camisa, mirándola con deseo.
- ¡Y yo te amo más! Pero lo mejor es esperar. - Dice Candy y camina hacia el espejo de su tocador, para mejorar su aspecto y reponerse. Unos segundos después de sentirse lista me comenta:
-Anda vamos a ver a Eleonor, no quiero que nos encuentre así, me moriría de pena.
-No tienes de que avergonzaste amor, es normal, que una pareja enamorada se demuestre cuanto se ama-
Le guiño el ojo y tomo su mano para bajar, antes de que reponga lo contrario.
Unos minutos después, nos encontramos en el comedor, para almorzar con Eleonor.
- ¿Terry cómo te fue? ¿Pudiste hablar con Robert? - Me pregunta Eleonor ansiosa.
- Si madre, están eligiendo el elenco para la obra Hamlet. Robert, me propuso hacer audiciones, como cualquier principiante. Quedamos en que empezaría por un papel secundario, desea ponerme a prueba. Tengo que hacer méritos para demostrarle que puedo llegar a ser mejor que antes.
Aprieto la mano de mi pecosa sobre la mesa, para darme valor.
-Voy a poner todo de mi parte, para que se sientan orgullosas de mí.
- ¡Me alegra mucho amor! - Dice Candy, besando mi mejía, en un repentino impulso.
Eleonor sonríe al vernos tan enamorados.
- Terry tengo algo que decirte- Dice mi madre de repente.
- Dime mamá no tengo secretos con Candy, puedes hablar sin problema. - Digo al ver a mi madre, dudando en hablar.
- Se trata de tu padre- Dice con voz temerosa. Eleonor sabe que el tema de mi padre no es bien recibido.
- ¿Que con él mamá? Ya te he dicho que no me interesa saber nada de ese señor- Contesto malhumorado.
- He estado escribiéndome con él, desde hace tiempo y está al tanto de tu situación. Llegará en unos días a Nueva York. –Eleonor suelta el aire, no es fácil tratar conmigo ese tema.
- ¿Qué? - Me levanto de la mesa y camino de un lado a otro, sintiéndome tenso. No tengo intención de ver a mi padre. La última vez que nos vimos, no quedamos en buenos términos.
Candy se levanta y coloca una mano sobre mi hombro, para tranquilizarme, al ver mi turbación.
–Amor ¿No crees que ya es tiempo de hacer las paces con tu padre? No es bueno guardar rencores en tu corazón. Si queremos ser felices, tenemos que estar en paz. Sabes que yo estoy contigo y juntos podremos luchar con todos los obstáculos que se nos presenten. ¿No es así? –
Tomo la mano de mi pecosa para besarla y sonreírle. Solo ella tiene el poder de ablandar mi corazón y tiene razón. Así como enfrentaríamos la situación de Susana, tengo que dejar a un lado, ese rencor hacía el hombre que me engendró.
Regresamos para tomar nuestro lugar a la mesa, con mi madre. Candy toma la mano de Eleonor, haciéndole saber con eso, que todo estará bien. Y continuamos platicando de otras cosas, sin volver a tocar el tema de mi padre.
Por la tarde me dirijo a casa de Susana. Eleonor quiso acompañarme, pero eso era algo que debía resolver solo.
Antes de salir de casa de Eleonor, hablo con mi pecosa. Le pido que confié en mí, recordándole, cuanto la amo y que buscaré una buena solución, para todos.
Al llegar a casa de Susana, me recibe la señora Meredith Marlow.
- Pase Terrence- Me sorprende el tono amable que usa.
- ¿Y Susana? - Pregunto.
- Esta indispuesta. Dio indicaciones de que, si usted llegaba a visitarla, pasara a verla a su habitación.
No me agrada ir a la habitación de Susana, nuestro trato siempre fue distante.
Solo charlábamos un rato en la sala y yo me retiraba pronto. Su cercanía me provocaba frustración y hacía lo posible, en estar el menor tiempo con ella.
Dudoso me dirijo a su habitación, está a unos cuantos pasos de la sala, ya que se encuentra en la planta baja, dado a su condición.
Antes de tocar a la puerta, Susana me da el paso.
- ¡Pasa Terrence!,- Me sorprendo en verla en ese estado.
Continuará....