Art.Betty Graham
[ ~Candy~....
Miré por la ventana a medida que el avión empezaba su descenso. Las nubes se abrieron, y vi la ciudad aparecer, tratando de calmar mis nervios. Durante todo el viaje Terry y yo habíamos estado en silencio. Lo vi hojear unos archivos, escribiendo notas en la pantalla de su computadora, pero el sonido había cesado hace un tiempo.
No fui capaz de mirarlo.
Permitirle ver mi debilidad, y saber que ya estaba decepcionado de mí.
Las últimas dos semanas habían sido las mejores de mi vida. Descubrí dos lados diferentes de mi esposo, y estaba profundamente enamorada de ambos.
Fueron días soleados sin fin. Exploramos y reímos, nos amamos en el océano, en la arena, junto a la piscina, en la piscina, incluso en las cuevas oscuras que exploramos, nuestros gritos haciendo eco en los muros de piedra. El deseo de Terry era desenfrenado, y todo lo que requería era una sonrisa. Era posesivo y demandante, mostrándome lo que quería, lo que necesitaba de mí, justo en ese momento. Él, a su vez, me daba placer que nunca supe que existía. sus movimientos seguros y precisos, incitando un orgasmo tras otro en mí, hasta que quedaba agotada. Las noches las pasábamos en la gigantesca cama, donde me prodigaba besos, reclamando mi cuerpo una y otra vez, al parecer sin tener nunca suficiente. Su voz era gentil, sus caricias tiernas. Sus palabras susurradas estaban llenas de adoración. En la tranquilidad de la noche es cuando más sentía su amor, cuando él se sentía libre de ser él mismo.
Mi esposo. Mi Terry.
Pero ahora, nos dirigíamos de vuelta a la realidad. A una nueva vida en la que no tenía idea cómo encajar. Sabía que él sería diferente cuando llegáramos. Desaparecería el esposo consentidor y cariñoso, y en su lugar, estaría el jefe de una división secreta especializada que cazaba y eliminaba a la gente que causaba daño a "inocentes" como Terry los llamaba.
Había sentido su alejamiento tan pronto como abordamos el avión. Se sentó frente a mí, lo más lejos que hemos estado en dos semanas. La conversación cesó casi inmediatamente, y pronto, estaba inmerso en su trabajo. Sabía que esperaba que me uniera a él en su lucha. Que trabajara con su hermana y otros miembros de la familia que se aseguraban que el dinero que se apropiaban se utilizara en la lucha de redes de pornografía infantil, desmantelar operaciones de esclavitud sexual, y ayudar a la gente que habían rescatado. No estaba segura de poder manejarlo, o siquiera cómo encajaría. Era una extraña. La esposa de Terry, pero aun así una extraña para toda esta gente.
¿Me aceptarían? ¿Lo decepcionaría?
"Candy."
Su voz me sacó abruptamente de mis pensamientos, y lo miré. Había terminado su trabajo y estaba sentado con una pierna cruzada sobre la otra, contemplándome como si esperara una respuesta.
"Sí, Terry. Lo siento. Creo que no escuché lo que estabas diciendo."
"Simplemente pregunté dónde estabas."
Confundida, le ofrecí una sonrisa. "Estoy aquí."
Descruzando sus piernas, se inclinó hacia adelante, quitando un mechón de cabello de mi rostro. "No, Candy, estás a miles de kilómetros de este avión, atrapada en un lugar sombrío en tu cabeza. Me gustaría que volvieras, y hablaras conmigo."
Te estaba dejando trabajar."
Asintió, sus dedos aún subían y bajaban de forma relajante por mi mejilla. "Agradezco eso, pero terminé hace treinta minutos. He estado aquí, observándote y preguntándome por qué mi esposa está tan aterrorizada como para que esté destruyendo su ropa."
Bajé la vista asombrada. Tenía razón, estaba agarrando la tela de mi falda con tanta fuerza, que había rasgado la costura. Por si no fuera suficiente, mis manos habían restregado tanto la tela que estaba rota y desgastada.
"¡Lo siento mucho! No fue mi intención—"
"¡Candy!"
Su tono brusco detuvo mis palabras. Se secaron en mi garganta al mirarlo, el miedo bajando por mi espalda.
Tomó mi rostro entre sus manos, sacudiendo su cabeza. "No me mires con temor, amor. Nunca tienes que temerme. Te amo, y eres mi vida."
Las lágrimas llenaron mis ojos, y con un gemido, desabrochó mi cinturón de seguridad y me puso en su regazo. Me rodeó con sus brazos, y dejó besos en mi cabeza.
Inhalé profundamente, su aroma calmándome. En sus brazos no había miedo, o preocupación. Solo él, solo nosotros.
"Lo siento, Candy. Sé que todo es todavía nuevo y atemorizante para ti. No tenía intenciones de trabajar en el vuelo a casa, pero Albert me envió unos archivos, y tenía que revisarlos de inmediato. De otro modo desaparecería cuando llegáramos a casa, y quería que nuestra primera noche en la casa la pasáramos juntos."
"Está bien," susurré.
"Dime lo que te está perturbando tanto."
Eché mi cabeza hacia atrás, encontrando su mirada. Sus intensos ojos azules estaban tiernos y preocupados—no había ira o crítica. Mi Terry estaba aquí.
"Me preocupa decepcionarte. Pasarme de la raya y provocar que te avergüences. No poder trabajar con tu hermana, o no agradarle. Nunca se acercó a mí la noche que nos casamos, o desde entonces. ¿Qué-qué pasa si hago algo que te disguste?"
Terry frunció el ceño. "Candy, ¿qué crees que soy? ¿Crees que te haría daño? ¿Crees que soy alguna clase de monstruo? Soy solo un hombre. Un hombre profundamente enamorado de su esposa. Nada va a pasar. Puede que discutamos. Si me enojo, lo superaremos. Si te hago enojar, será lo mismo. Las parejas pelean." Pasó un dedo bajo mis ojos, limpiando mis lágrimas. "Annie te aceptado. Se pone nerviosa con la gente nueva, le agradarás más con el tiempo. Deja que lo haga a su paso. Se acercará más a ti cuando esté lista. Pony y Patty estarán ahí para ayudarte, también. Y si odias lo que ellas hacen, entonces puedes hacer algo más." Apretó mi nariz. "Necesito almorzar diariamente, y me dijiste que te encanta hornear. Sabes que me gusta lo dulce."
"Tú… nosotros… no seremos los mismos."
"¿Como éramos en la isla?"
"Sí."
"Sí y no. ¿Te tomaré en mis brazos y te besaré enfrente de mi equipo? ¿Jugaremos y te perseguiré por ahí? No. Pero no te ignoraré. Eres mi esposa, y como tal, demandas respeto. Soy sumamente discreto, y mis sentimientos por ti — los profundos e inquebrantables
— quedarán entre nosotros. ¿Pero si me necesitas? ¿Si necesitas mis brazos y mis caricias? Todo lo que tienes que hacer es ir a buscarme. Cerrar mi puerta y decírmelo en privado. Todo lo que quieras es tuyo."
Continuará.....