Art.Betty Graham
"Me temo que tu ropa está sufriendo de nuevo."
Me asusté al escuchar la voz de Terry. Estaba a unos metros de distancia, con sus manos en sus bolsillos. Se veía exhausto, con sus hombros caídos y su expresión cansada.
Limpié las lágrimas de mis mejillas, y me puse de pie.
"Lo siento, el café todavía no está preparado." Pasé junto a él. "Le enviaré a Felix tu taza cuando esté lista."
"Candy —"
Lo ignoré. "¿Quieres desayunar? Después de todo, no cenaste anoche."
"Te agradecería que me prepararas el desayuno."
Odiaba su tono formal. "Tal vez podrías dormir en cuanto hayas comido," le dije, tratando desesperadamente de evitar lanzar mis brazos a su alrededor y suplicarle que hable conmigo. Que me dejara entrar.
"Dormí en el sofá de mi oficina."
Esas palabras me golpearon, provocando que doliera mi corazón.
"Tu sofá debe ser más cómodo que nuestra cama, ya que pasas más tiempo durmiendo ahí de lo que lo haces conmigo estos días."
"No deseaba molestarte."
Rodé los ojos al escuchar esa débil excusa, bufando un suspiro al tomar una taza de la alacena.
"No me gusta ese ceño fruncido en tu rostro o el gesto irrespetuoso," espetó.
Estrellé la taza que sostenía en la encimera. "¡Y a mí no me gusta que me ignoren! ¿Dónde estabas anoche, Terry? ¡Te perdiste nuestra cena de aniversario! De hecho, ¿dónde has estado todas estas noches? ¡Al menos lo intentabas cuando recién nos casamos!"
Cruzó sus brazos. "Soy un hombre ocupado. Algo que te expliqué cuando nos casamos."
"También dijiste que me amabas, y que era todo tu mundo. Me dijiste que si te necesitaba, solo tenía que pedírtelo. Pero anoche me ignoraste cuando toqué y me dejaste sola en una fecha que significa mucho para mí."
"Es algo a lo que tendrás que acostumbrarte. Afróntalo, Candy. Y deja de ocultarte en la cocina. Ve a trabajar con las chicas y haz algo útil."
"No me estoy ocultando. Hago sentir incómoda a tu hermana, y trato de darle tiempo para que se acostumbre a mí. Pensé que estaba haciendo algo útil," agregué, con la voz entrecortada.
"¿Y qué sería eso?"
"Intentar cuidar de mi esposo. Eso, para mí, era importante. Lamento que creas que estaba desperdiciando mi tiempo." Le di la espalda para ocultar las nuevas lágrimas. Alcancé la tostada que había salido de la tostadora, la orilla quemó mi dedo. La solté con una exclamación baja, sacudiendo mi dígito que ardía. Terry apareció a mi lado, agarrando mi mano, e inspeccionó la pequeña ampolla.
"Está bien," insistí, apartando mi mano. "Déjalo."
Con un gruñido bajo, cogió mi mano, revisándola. Bajó su cabeza, besando la punta de mi dedo, luego lo metió en su boca, aliviando el ardor pasando su fría lengua. Sus ojos miraron a los míos, resplandeciendo con intensidad. No pude apartar la mirada.
Lentamente, sacó mi dedo de su boca, besando la punta. "No estoy haciendo un buen trabajo siendo un esposo para ti," confesó en voz baja.
Aproveché la oportunidad para conseguir que se abriera conmigo.
"Pony dice que tienes un caso."
"Sí. Es muy…. Difícil." Bufó un profundo suspiro. "En ocasiones, las imágenes se quedan grabadas en mi mente, y no puedo ver nada más, Candy. No quiero contaminar nuestro lecho matrimonial al llevar esas imágenes conmigo."
"Tal vez si me permites abrazarte y te dejas llevar conmigo, podría ayudar a borrar esas imágenes." Me atreví a levantar mi mano y tocar su mejilla, pasando mis dedos por su tensa mandíbula. "Al menos por corto tiempo."
Su ceño se frunció.
"Quiero ayudarte, Terry. Quiero ser una esposa buena y comprensiva para ti, pero tienes que permitirme hacerlo."
De pronto, estaba en sus brazos, encerrada totalmente en su abrazo, con su boca firme en la mía. Su beso era desesperado y posesivo. Su cuerpo gritaba por la tensión y la necesidad. Me abrazó con fuerza, acercándome tanto que apenas podía respirar. Sus manos nunca dejaron de explorar, tirando de mi ropa y metiéndose por debajo para encontrar mi piel que anhelaba sus caricias. Lloriqueé cuando me subió a la encimera, y mordisqueó mi cuello, sus gemidos bajos y amortiguados.
"Te necesito ahora. Justo en este maldito momento." Enterró sus manos en mi cabello, forzándome a mirarlo.
"No me niegues esto. Dime que sí. Por favor, amor, perdóname, y dime que sí."
"Sí," dije entre mi aliento.
Segundos después me amo con fuerza. No había nada gentil o dulce. Era posesión y reclamo. Su necesidad era desenfrenada., sus estocadas profundas e ininterrumpidas, su aliento caliente en mi cuello.
"Candy, oh Dios, amor. Tú… necesito… ¡joder!"
Grité su nombre, dejando que me tomara, necesitándolo tanto como él a mí, deseando sentirlo tan profundo como pudiera estarlo. Dándole a un punto que no sabía que existía.
Segundos después, me corrí. Con intensidad, temblando y gritando su nombre. Él me siguió poco después, desplomándose sobre mi pecho, . Su rostro estaba enterrado en mi cuello, y me asustó sentir la humedad de sus lágrimas en mi piel. Rodeándolo con mis brazos, lo mantuve cerca, pasando mis dedos por su cabello con caricias tranquilizadoras.
"Estoy aquí, Terry. Para ti. Tienes que dejarme entrar."
Me apretó con sus brazos, luego se apartó y me permitió ver su tormento.
"Este caso es horrible. Me está matando," confesó. "Las imágenes y atrocidades van más allá de mi comprensión. Me deja tan asqueado, que estoy teniendo problemas para hacerle frente."
Pasé mis dedos por su cabello. "No me excluyas, Terry. Ven a mí. Déjame ser la luz para ti."
"Voy a ti todas las noches, Candy."
"Pero, despierto sola," dije, confundida
"No puedo soportar despertarte. Me preocupa que vaya a perturbarte ya que no puedo dormir. Velo tu sueño. Me da la única paz que encuentro estos días." Frunció el ceño. "Salvo por las últimas noches, no has estado descansando. Has estado inquieta, y lloras mientras duermes. Te calmas cuando tomo tu mano, pero aun así pareces necesitar algo."
Tomé su rostro en mis manos. "Te necesito a ti, Terry. Duermo bien cuando estoy en tus brazos. Sin ellos, sin ti, ahora estoy perdida."
Sus ojos se abrieron. "Pero yo…"
Sacudí mi cabeza. "Incluso si no puedes dormir, aún si necesitas hacer el amor conmigo, o hablar conmigo toda la noche, preferiría eso a una cama vacía y a sentirme como si no fuera suficiente para ti."
Me aplastó a él. "Lo eres, amor. Eres todo lo que me mantiene en este momento."
"Entonces, demuéstramelo."
"No sé cómo." Se encogió de hombros. "Esto es muy nuevo para mí; no sé cómo permitir que me ayudes."
"¿Dónde está todo el mundo?"
"Todos están exhaustos. Estamos esperando más información antes de proceder. Los envié a casa hasta la hora del almuerzo para descansar."
"Entonces sube conmigo a dormir. Te abrazaré y tú puedes descansar."
Titubeó.
"Por favor, Terry. Hazlo Por mí."
Sin decir otra palabra, me cargó en sus brazos y me llevó arriba.
Por primera vez en días, me sentí completa
Continuará...