Llegamos al final de esta historia
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POV Terry
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Marlene escribió:Hola buen día
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Capítulo XVI Final¿Quién soy sin ti?Art. Betty Graham
POV TerryDías después, regresamos a New York a instalarnos en nuestra nueva casa.El primer día, antes de entrar, en la puerta de la casa, cargo en brazos a mi pecosa y nos vamos directo a estrenar nuestra recamara.- ¡Te amo mucho pecosa! - Le digo a Candy colocándola suavemente sobre el suelo.-Yo también amor, estoy tan feliz, de comenzar nuestra nueva vida como esposos- Candy me abraza y coloca su cabeza sobre mi pecho.Le doy un beso en la coronilla, y le abrazo fuerte.-Yo también mi pecosa ¿Qué te parece si tomamos un baño juntos? –-Mmm me parece muy bien amor- Contesta Candy, adivinando lo que significa eso.Mientras preparo la tina, Candy se va despojando de su ropa, quedando desnuda completamente. Esa pecosa se ha vuelto muy descarada, sabe todo lo que su cuerpo me provoca.La tomo en mis brazos y ante sus gritos de reclamo, la tiro dentro de la tina.-Todo listo para tu baño, mi lady, le digo tomando una esponja, para ayudarle a frotar todo su cuerpo.- ¿Y tú no te unirás a mí, amor? - Pregunta mi pecosa sonriendo pícaramente.- ¡Claro!, pero primero te consentiré- Digo mientras con la esponja, comienzo a tallar sus senos desnudos, lo hago lentamente, dando suaves masajes, y voy bajando lentamente, provocando fuertes espasmos en el cuerpo de mi pecosa.Froto con la esponja, subiendo y bajando por sus piernas e interior de los muslos, para terminar, ejerciendo más presión en esa zona. Siento como todo su cuerpo vibra de éxtasis. Me acerco a sus labios para besarlos, satisfecho de haber logrado, estremecerla.- ¡Muy bien amor! Placer concedido, ahora me toca a mí, me levanto, para desnudarme por completo y me uno a ella, dentro de la tina.Mi pecosa toma la esponja y tal como yo lo había hecho con ella. Comienza a frotar todo mi cuerpo, deteniéndose justo en esa parte, que anhela ser tocada, y comienza a masajearlo con sus manos.- ¡Detente amor! - Digo jadeando - ¡Ven acá!La coloco a horcajadas sobre mí, y comenzamos a mecernos en esa danza erótica, que se ha convertido, en nuestro pasatiempo favorito, estos últimos días.Días después mi piano fue instalado, en un espacio de la estancia, el cual fue diseñado especialmente, para él.Tocar ese piano, ahora era una satisfacción. Me gusta tocar para mi pecosa, para después terminar amándonos, encima de él.Así pasamos nuestra última semana de descanso, amándonos sin demoras, ni restricciones, en esa casa, que sería por mucho tiempo nuestro dulce y bello hogar.Un lunes por la mañana regresé a el teatro y Candy comenzó a trabajar en el hospital.Nuestros días, han sido muy felices. Nos levantamos juntos, para ir a nuestras labores, no sin antes hacerle el amor a mi esposa, que es lo que más disfrutamos.Salimos juntos en mi auto. Primero dejo a Candy en el hospital y yo me dirijo a el teatro, continuamos con las presentaciones de la obra Hamlet.En ocasiones Candy regresa primero a casa, cuando los ensayos se extienden por más horas. Y otras veces, yo voy por ella a la salida del hospital.Somos una feliz pareja de recién casados, que causa envidia, por lo mucho que nos demostramos nuestro amor, sin importar quién nos mire.Así pasaron dos meses más, después, de nuestra boda.Para ese entonces mi madre, había decidido irse a vivir a Londres con mi padre.Realizaron su enlace, en una pequeña ceremonia, donde solo acudimos familiares y amigos.Ver a mi madre feliz y enamorada, me llenaba de gozo. Que me hizo hacer las paces con mi padre.Un día, esperaba por Candy en la salida del hospital. Teníamos todo listo para viajar a Chicago, a la boda del elegante y la tímida. Seríamos los padrinos de Annie y Albert y Karen, padrinos de Archie.Cuando de pronto una compañera enfermera de Candy, se acerca a mí, con ojos de preocupación.- ¿Usted es el esposo de Candice Graham? -- ¡Si! - Contesto asustado, al ver la expresión de la mujer.- Candice se desmayó, ya el doctor la está atendiendo, acompáñeme, por favor-De prisa sigo a la enfermera, hasta llegar a un consultorio. Al entrar, me acerco rápidamente, para tomar la mano de Candy, que yace acostada en una camilla, con un doctor a su lado.- No se preocupe, señor Graham, su esposa se encuentra en perfecto estado de salud. El desmayo, es normal en estos casos. A partir de ahora tendrá que cuidarlos más.El doctor palmea mi hombro y sonríe.-Los dejo solos un momento, para que asimilen la noticia. Enfermera Candice, a su regreso acomodaremos sus actividades de manera que la carga de trabajo no sea tan pesada, dado a su condición.Dice el doctor saliendo del consultorio, dejándome atónito, con todo lo que acaba de decir.- ¿No te da gusto amor? - Me pregunta Candy colocando una mano en su vientre aún plano.- ¡Pecosa! ¿Es en serio? ¿Vamos a tener un hijo? - Pregunto emocionado.- ¡Si mi amor! - Candy lleva mi mano, para unirla con la suya, sobre su vientre.- ¡Pecosa es la mejor noticia, que pudiste haberme dado! ¡Te amo! - Me acerco para besarla, sintiendo como nuestras lagrimas se mezclan de felicidad.Siete meses después recibimos en brazos a nuestro pequeño Terrence Grandchester Junior, quien vino a completar nuestra felicidad.Años después vinieron tres hijos más.En momentos de nostalgia toco mi piano, haciendo sonar esa melodía, que, en mis peores días, repetía: ¿Quién soy sin ti?Mi amada pecosa, es la luz de mi existencia, junto con mis cuatro hijos.Ellos son lo que llenan por completo mi vida, sin ellos yo no soy quien soy ahora.FIN
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