Capítulo 4
Por su tono de voz, Tom supo que no debió decirle lo del detective Granchester, pero era necesario, la amaba y quería que lo supiera.
—Haz lo que tengas que hacer, di toda la verdad, por mi no hay problema, yo misma tendré que decirle a mi hermano donde estaba cuando mataron a mi esposo que era contigo. Se tendrá que enterar que tuve un amante.
Lo de mi madre fue un trágico y bizarro accidente creo que su historia podría llevarse al programa donde hay más de mil formas de morir, mira que caerle encima el gran candelabro de la estancia de su nueva nueva casa. —dio una risa sarcástica haciendo que él la observara con extrañeza por su reacción.
La tormenta se había calmado y solo se escuchaban pequeñas gotas estrellándose contra el ventanal de su recámara.
—Eliza —mencionó él, sabes que lo que dije cuando estábamos haciendo el amor es cierto, yo te amo.
—Por favor Tom, para de decir tonterías.
—Cásate conmigo, se mi esposa te prometo…
—No digas estupideces —lo interrumpió—. Yo no podría…
—¡Que! Casarte con un peón, soy mucho más de lo que imaginas, en todas las veces que nos hemos visto nunca preguntaste nada sobre mi, quien soy, que estudie.
Siempre haz dado por sentado muchas cosas, creí que la persona clasista de tu familia era tu madre, tu padre me trató con cariño y afecto. Y si soy alguien hoy es por él.
—¡Que! Mi padre, ¿de qué hablas?
—El señor Lagan y Albert Ardlay, confiaron en mí desde más joven, me ayudaron a pagar mis estudios estamos hablando de mi estadía en la UCLA libros y residencia, por porque fui con beca completa y me gradué con honores en negocios internacionales, tengo varios años trabajando para el consorcio Ardlay, y si coincidimos hace más de un año es porque me gusta ayudar a mi padre y amo a los caballos.
Toda mi vida estaré agradecido con tu padre.
Eliza se quedó sin palabras al escuchar todo aquello.
—Sabía que debía esperar un tiempo razonable para buscarte después de la muerte de tu esposo.
Hoy llegue de visita y mi madre mencionó que estabas aquí y que debía alistar todo para prepararte el desayuno que tanto te gusta. Esperé que se durmieran y vine a buscarte, lo siento no resistí.
—Tom, esta es la despedida para nosotros.
—Pero no tiene que ser así, casate conmigo y ven al Reino unido a vivir conmigo.
—¡Que! Te vas —masculló con voz casi audible, sintió un dolor en el pecho al escuchar la noticia.
—Este viaje lo he pospuesto desde hace un año, quería verte y decirte lo que siento por ti, pero entiendo que no es recíproco.
El alba estaba a punto de despuntar, ambos habían platicado en la cama. El se levantó y observó el cuaderno de cuero en la mesita al lado de la cama de Eliza.
—No sabía que te gustaba escribir.
—¿Qué dices? —respondió extrañada ante su pregunta.
Él iba a tocar el diario cuando ella se lo arrebató.
—Es algo muy privado.
—Entiendo —se puso su jeans y se atrevió a decirle—: Espero que nunca te arrepientas por tus decisiones y que sea feliz señora Eliza. Adiós.
—¡Espera! —él se volvió con la esperanza de escucharla responder, Sí acepto. Solo la miró y ella añadió—: Por favor no digas al detective Grandchester, ni a mi hermano que mi madre y mi esposo eran amantes, yo lo haré en su momento ahora solo despertará sospechas y me acusaron de ser tal vez la asesina de mi esposo.
—Eso es imposible, tú estuviste conmigo esa noche e hicimos el amor como hoy, no tienes nada que preocuparte, es un secreto que me llevaré a la tumba si tú me lo pides.
El chico salió de la habitación cabizbajo, por mucho tiempo se imaginó un futuro al lado de la pelirroja, en todos sus encuentros pensó que ella sentía lo mismo que él, pero no había sido así, claramente había sido solo una aventura para ella.
Eliza se quedó en su cama abrazando el diario en su pecho. Se sentía confundida cerró sus ojos y unas lágrimas resbalaban por sus mejillas, pudo sentir un dolor en su corazón «Que me está pasando, que es este dolor, no no puedo bajar la guardia no después de todo lo que hecho, me condenaría y lo condenaría a él, mi soledad será la paga de mis actos» se dijo.
Miró el reloj en su celular, eran casi las seis de la mañana, trataría de dormir un poco antes de que Joan preparara el desayuno a las ocho de la mañana.
Daba vueltas en la cama y como no pudo conciliar el sueño decidió leer una parte más del diario de su madre.
15 de diciembre del 2015.
Eliza vio la fecha eran dos años después de haberse casado con su esposo James.
Después de que mi hija se casara con James, lo he seguido viendo a escondidas nuestros encuentros son más pasionales y excitantes y alguna que otra vez el deja la puerta entreabierta de su habitación, me dice que vaya y cuando entro sin hacer ruido veo como toma a mi hija con brusquedad, eso me enciende la sangre, después voy a mi habitación a satisfacerme yo misma. Hemos pensado cómo deshacernos de mi esposo, teníamos planeado matarlo pues al morir él, yo sería su única heredera pero hace unos días me ha pedido el divorcio y me salió el muy estupido que está enamorado. Hace tiempo que se tiene una amante como yo lo tengo, pero a esta edad se quiere divorciar para casarse con otra mujer. No, no lo permitiré, tantos años lo he soportado que mi paga es todo el dinero que él tiene. Así que mandé a James a investigar quién es esa estúpida mujer.
Eliza solo cubrió su boca con su mano y dio vuelta a la siguiente página.
Hemos descubierto quién es la mujercita de la que se enamoró mi esposo, es nada menos que la actriz Eleanor Beaker, el primer paso era deshacernos de mi esposo, pero hoy he cambiado de parecer, a la primera persona que mataré será a esa estúpida actriz, esto es más fácil de lo que imagine, hay tantos admiradores obsesionados con su simple belleza, no se que le ven, sinceramente a de ser muy buena en la cama supongo, no creo que Lean Lagan sea su único amor, una cualquiera como ella no me va quitar lo que me pertenece por derecho. Ya tenemos todo planeado para hacerla desaparecer.
Cada vez Eliza se sorprendía más de saber quien había sido su madre. Ella y su esposo eran cómplices del asesinato de la famosa actriz Eleanor Beaker.
1 de febrero del 2016
Disfruto tanto ver como mi esposo sufre por la estúpida muerte de esa actriz, hemos matado dos pájaros de un tiro, le llora en secreto a esa ramera, es perfecto para empezar a envenenarlo. Es el momento de una gran depresión, para él será la causa de su muerte. El quiere cambiar su testamento pero no lo permitiré soy yo su única heredera. Pronto mi querido James todo será nuestro.
Eliza aventó el diario al suelo, no podía creer lo que acababa de descubrir su madre había asesinado a su padre. Se levantó, se puso su bata, tomó el diario y bajó las escaleras. La cocina estaba todavía vacía dio gracias por estar sola, empezó a buscar en los cajones el encendedor debía quemar ese maldito diario, no debía quedar nada de su madre. Como no encontró el encendedor prendió el piloto de la estufa y encendió la llama, puso la esquina del cuaderno en la flama y empezó arder el interior que cubría cubierta de cuero.
—¡¿Qué hace señorita Eliza?! Mencionó a Joan, su ama de llaves y cocinera cuando ella solía ir a pasarse unos días ahí. Le hizo gritar y pegar un brinco haciendo caer el diario.
La mujer corrió y empezó a pisar lo que a ella le pareció un libro para apagar el fuego.
—Si quiere quemar algo le digo a mi esposo que prenda la chimenea de la casa, pero no haga esto es muy peligroso —Levantó el diario y se lo dio a Eliza y añadió—: dejé voy por Steven o por mi hijo, él se encuentra aquí.
—No, no déjalo está bien, fui una tonta no sé en qué estaba pensando. Ella volvió a su habitación y guardó aquel cuaderno entre la ropa de uno de sus cajones, tal vez era mejor no destruirlo en algún momento podría servirle.
Neil Lagan llegaba a la villa Lagan, tenía gratos recuerdos de su infancia igual que su hermana, sabía que llegaría justo para el desayuno tan delicioso que preparaba Joan, desde que ella trabajara para la familia Lagan, siempre lo procuraba a él y a su hermana. Les preparaba lo que más les gustaba de comer, desde ese entonces ese dicho de “nada como la comida hecha en casa” para él era en ese lugar.
Ese era el lugar que sentía como su hogar, sobre todo después de la muerte de su padre. Joan era una mujer muy cariñosa, y qué decir de su hijo Tom, él era como su hermano, tenía la misma edad que él, fueron cómplices de parrandas.
Tenía tiempo de no verlo, hace más de un año lo había estado buscando pero él sonaba diferente en sus llamadas, era un sensación rara en sus últimas conversaciones por teléfono, Tom solo trataba de cortar la llamada excusándose con algún pretexto tonto.
—Neil, sabes debo colgar me están llamando del trabajo, este sí parece que quieren que vaya a trabajar. —fue el último pretexto que le dio. Pero lo que más le causó extrañeza es que le hablara por su nombre “Neil”
Cuando desde que se hicieron amigos le decía Bro.
«Ojalá que pueda verte amigo, estoy preocupado por ti, la muerte de mi madre y el trabajo no me permitió irte a buscar» —Pero hoy le preguntaré a tu mamá por ti —declaró en voz alta.
El no se había equivocado al entrar a la casa dirigió sus pasos hacia la cocina ahí estaba Eliza desayunando. —Ese olor a pancakes es lo mejor del mudo —Mencionó haciendo que ambas mujeres lo mirarán .
—Joven Neil, ya está listo su desayuno —señaló la torre hecha de los pancakes—. Yo se que usted si se come todo esto, no es como su hermana que come como pajarito, mire le hice toda una dotación de cinnamon rolls, y solo se ha comido uno y un café, no quiere nada más.
—Ay Joan, ya sabes cómo es mi hermanita siempre con la presión de conservar la figura —miro a Eliza y le hizo burla.
—Eres un tonto Neil, yo no se como puedes comer tanto y no engordar, las mujeres engordamos hasta por oler.
Neil soltó la carcajada igual que Joan.
—Como no está aquí Tom, de seguro él y yo acabaríamos con todo estos pancakes y los roles de canela.
—Él sí está aquí, llegó hace tres días, uno de los peones se accidentó y quiso venir a ayudar a su papá.
—Que bien, entonces voy por él para que desayune con nosotros —Eliza se atragantó con el sorbo de su café.
—¡Qué te pasa Eliza! ¿estás bien?
Si, si estoy bien, es solo que tengo un poco te tos —mintió —y dio un sorbo más a su café y después mencionó—: Oh mira me he ensuciado la pijama, debo cambiarme tomaré un baño y más tarde nos vemos, te dejo desayunar en paz, estás en tu casa hermanito.
Para Neil, no fue nada extraña la actitud de su hermana, seguramente no quería estar en la mesa con su amigo Tom.
—Ese estupido elitismo —pensó en voz alta Neil.
—Disculpe Joven dijo algo.
—No Joan, olvídalo anda ve por tu hijo dile que estoy aquí.
Tom no había ido de muy buena gana, casi que su madre lo había llevado arrastrando.
—Yo no sé cuál es el problema entre ustedes Tom, pero más te vale que lo resuelvan, el joven Neil siempre te ha brindado su amistad así que no te estoy preguntando es una orden, él está esperando por ti.
—Hola Tom, me alegra encontrarte aquí, qué te parece si competimos a ver quien come mas como los viejos tiempos, no podemos desairar a tu mamá con tanta comida.
—Eh.. este…, si está bien —respondió serio.
Para Tom no había peor día que ese para ver a Neil Lagan nuevamente . Tenía el corazón destrozado por Eliza, ella lo había rechazado, y todas las otras veces que su amigo lo buscará había sido cortante por una gran razón, era el amante de su hermana con qué cara lo iba ver, Eliza se metió en su piel como el veneno de una serpiente, volviéndose adicto a ella. Lo mejor era evitarlo para que así no sintiera culpa, ni tampoco se le fuera la lengua. Neil era muy persuasivo, por algo era detective y seguro al verle la cara de idiota enamorado sabria que estaba saliendo con una chica.
Después de desayunar Neil soltó: —¿Qué está pasando contigo ? Hice algo que te molestara, todas mis llamadas simplemente buscabas el pretexto para cortarme
Háblame con la verdad. Tienes algo que decirme.
Continuará…
—Haz lo que tengas que hacer, di toda la verdad, por mi no hay problema, yo misma tendré que decirle a mi hermano donde estaba cuando mataron a mi esposo que era contigo. Se tendrá que enterar que tuve un amante.
Lo de mi madre fue un trágico y bizarro accidente creo que su historia podría llevarse al programa donde hay más de mil formas de morir, mira que caerle encima el gran candelabro de la estancia de su nueva nueva casa. —dio una risa sarcástica haciendo que él la observara con extrañeza por su reacción.
La tormenta se había calmado y solo se escuchaban pequeñas gotas estrellándose contra el ventanal de su recámara.
—Eliza —mencionó él, sabes que lo que dije cuando estábamos haciendo el amor es cierto, yo te amo.
—Por favor Tom, para de decir tonterías.
—Cásate conmigo, se mi esposa te prometo…
—No digas estupideces —lo interrumpió—. Yo no podría…
—¡Que! Casarte con un peón, soy mucho más de lo que imaginas, en todas las veces que nos hemos visto nunca preguntaste nada sobre mi, quien soy, que estudie.
Siempre haz dado por sentado muchas cosas, creí que la persona clasista de tu familia era tu madre, tu padre me trató con cariño y afecto. Y si soy alguien hoy es por él.
—¡Que! Mi padre, ¿de qué hablas?
—El señor Lagan y Albert Ardlay, confiaron en mí desde más joven, me ayudaron a pagar mis estudios estamos hablando de mi estadía en la UCLA libros y residencia, por porque fui con beca completa y me gradué con honores en negocios internacionales, tengo varios años trabajando para el consorcio Ardlay, y si coincidimos hace más de un año es porque me gusta ayudar a mi padre y amo a los caballos.
Toda mi vida estaré agradecido con tu padre.
Eliza se quedó sin palabras al escuchar todo aquello.
—Sabía que debía esperar un tiempo razonable para buscarte después de la muerte de tu esposo.
Hoy llegue de visita y mi madre mencionó que estabas aquí y que debía alistar todo para prepararte el desayuno que tanto te gusta. Esperé que se durmieran y vine a buscarte, lo siento no resistí.
—Tom, esta es la despedida para nosotros.
—Pero no tiene que ser así, casate conmigo y ven al Reino unido a vivir conmigo.
—¡Que! Te vas —masculló con voz casi audible, sintió un dolor en el pecho al escuchar la noticia.
—Este viaje lo he pospuesto desde hace un año, quería verte y decirte lo que siento por ti, pero entiendo que no es recíproco.
El alba estaba a punto de despuntar, ambos habían platicado en la cama. El se levantó y observó el cuaderno de cuero en la mesita al lado de la cama de Eliza.
—No sabía que te gustaba escribir.
—¿Qué dices? —respondió extrañada ante su pregunta.
Él iba a tocar el diario cuando ella se lo arrebató.
—Es algo muy privado.
—Entiendo —se puso su jeans y se atrevió a decirle—: Espero que nunca te arrepientas por tus decisiones y que sea feliz señora Eliza. Adiós.
—¡Espera! —él se volvió con la esperanza de escucharla responder, Sí acepto. Solo la miró y ella añadió—: Por favor no digas al detective Grandchester, ni a mi hermano que mi madre y mi esposo eran amantes, yo lo haré en su momento ahora solo despertará sospechas y me acusaron de ser tal vez la asesina de mi esposo.
—Eso es imposible, tú estuviste conmigo esa noche e hicimos el amor como hoy, no tienes nada que preocuparte, es un secreto que me llevaré a la tumba si tú me lo pides.
El chico salió de la habitación cabizbajo, por mucho tiempo se imaginó un futuro al lado de la pelirroja, en todos sus encuentros pensó que ella sentía lo mismo que él, pero no había sido así, claramente había sido solo una aventura para ella.
Eliza se quedó en su cama abrazando el diario en su pecho. Se sentía confundida cerró sus ojos y unas lágrimas resbalaban por sus mejillas, pudo sentir un dolor en su corazón «Que me está pasando, que es este dolor, no no puedo bajar la guardia no después de todo lo que hecho, me condenaría y lo condenaría a él, mi soledad será la paga de mis actos» se dijo.
Miró el reloj en su celular, eran casi las seis de la mañana, trataría de dormir un poco antes de que Joan preparara el desayuno a las ocho de la mañana.
Daba vueltas en la cama y como no pudo conciliar el sueño decidió leer una parte más del diario de su madre.
15 de diciembre del 2015.
Eliza vio la fecha eran dos años después de haberse casado con su esposo James.
Después de que mi hija se casara con James, lo he seguido viendo a escondidas nuestros encuentros son más pasionales y excitantes y alguna que otra vez el deja la puerta entreabierta de su habitación, me dice que vaya y cuando entro sin hacer ruido veo como toma a mi hija con brusquedad, eso me enciende la sangre, después voy a mi habitación a satisfacerme yo misma. Hemos pensado cómo deshacernos de mi esposo, teníamos planeado matarlo pues al morir él, yo sería su única heredera pero hace unos días me ha pedido el divorcio y me salió el muy estupido que está enamorado. Hace tiempo que se tiene una amante como yo lo tengo, pero a esta edad se quiere divorciar para casarse con otra mujer. No, no lo permitiré, tantos años lo he soportado que mi paga es todo el dinero que él tiene. Así que mandé a James a investigar quién es esa estúpida mujer.
Eliza solo cubrió su boca con su mano y dio vuelta a la siguiente página.
Hemos descubierto quién es la mujercita de la que se enamoró mi esposo, es nada menos que la actriz Eleanor Beaker, el primer paso era deshacernos de mi esposo, pero hoy he cambiado de parecer, a la primera persona que mataré será a esa estúpida actriz, esto es más fácil de lo que imagine, hay tantos admiradores obsesionados con su simple belleza, no se que le ven, sinceramente a de ser muy buena en la cama supongo, no creo que Lean Lagan sea su único amor, una cualquiera como ella no me va quitar lo que me pertenece por derecho. Ya tenemos todo planeado para hacerla desaparecer.
Cada vez Eliza se sorprendía más de saber quien había sido su madre. Ella y su esposo eran cómplices del asesinato de la famosa actriz Eleanor Beaker.
1 de febrero del 2016
Disfruto tanto ver como mi esposo sufre por la estúpida muerte de esa actriz, hemos matado dos pájaros de un tiro, le llora en secreto a esa ramera, es perfecto para empezar a envenenarlo. Es el momento de una gran depresión, para él será la causa de su muerte. El quiere cambiar su testamento pero no lo permitiré soy yo su única heredera. Pronto mi querido James todo será nuestro.
Eliza aventó el diario al suelo, no podía creer lo que acababa de descubrir su madre había asesinado a su padre. Se levantó, se puso su bata, tomó el diario y bajó las escaleras. La cocina estaba todavía vacía dio gracias por estar sola, empezó a buscar en los cajones el encendedor debía quemar ese maldito diario, no debía quedar nada de su madre. Como no encontró el encendedor prendió el piloto de la estufa y encendió la llama, puso la esquina del cuaderno en la flama y empezó arder el interior que cubría cubierta de cuero.
—¡¿Qué hace señorita Eliza?! Mencionó a Joan, su ama de llaves y cocinera cuando ella solía ir a pasarse unos días ahí. Le hizo gritar y pegar un brinco haciendo caer el diario.
La mujer corrió y empezó a pisar lo que a ella le pareció un libro para apagar el fuego.
—Si quiere quemar algo le digo a mi esposo que prenda la chimenea de la casa, pero no haga esto es muy peligroso —Levantó el diario y se lo dio a Eliza y añadió—: dejé voy por Steven o por mi hijo, él se encuentra aquí.
—No, no déjalo está bien, fui una tonta no sé en qué estaba pensando. Ella volvió a su habitación y guardó aquel cuaderno entre la ropa de uno de sus cajones, tal vez era mejor no destruirlo en algún momento podría servirle.
Neil Lagan llegaba a la villa Lagan, tenía gratos recuerdos de su infancia igual que su hermana, sabía que llegaría justo para el desayuno tan delicioso que preparaba Joan, desde que ella trabajara para la familia Lagan, siempre lo procuraba a él y a su hermana. Les preparaba lo que más les gustaba de comer, desde ese entonces ese dicho de “nada como la comida hecha en casa” para él era en ese lugar.
Ese era el lugar que sentía como su hogar, sobre todo después de la muerte de su padre. Joan era una mujer muy cariñosa, y qué decir de su hijo Tom, él era como su hermano, tenía la misma edad que él, fueron cómplices de parrandas.
Tenía tiempo de no verlo, hace más de un año lo había estado buscando pero él sonaba diferente en sus llamadas, era un sensación rara en sus últimas conversaciones por teléfono, Tom solo trataba de cortar la llamada excusándose con algún pretexto tonto.
—Neil, sabes debo colgar me están llamando del trabajo, este sí parece que quieren que vaya a trabajar. —fue el último pretexto que le dio. Pero lo que más le causó extrañeza es que le hablara por su nombre “Neil”
Cuando desde que se hicieron amigos le decía Bro.
«Ojalá que pueda verte amigo, estoy preocupado por ti, la muerte de mi madre y el trabajo no me permitió irte a buscar» —Pero hoy le preguntaré a tu mamá por ti —declaró en voz alta.
El no se había equivocado al entrar a la casa dirigió sus pasos hacia la cocina ahí estaba Eliza desayunando. —Ese olor a pancakes es lo mejor del mudo —Mencionó haciendo que ambas mujeres lo mirarán .
—Joven Neil, ya está listo su desayuno —señaló la torre hecha de los pancakes—. Yo se que usted si se come todo esto, no es como su hermana que come como pajarito, mire le hice toda una dotación de cinnamon rolls, y solo se ha comido uno y un café, no quiere nada más.
—Ay Joan, ya sabes cómo es mi hermanita siempre con la presión de conservar la figura —miro a Eliza y le hizo burla.
—Eres un tonto Neil, yo no se como puedes comer tanto y no engordar, las mujeres engordamos hasta por oler.
Neil soltó la carcajada igual que Joan.
—Como no está aquí Tom, de seguro él y yo acabaríamos con todo estos pancakes y los roles de canela.
—Él sí está aquí, llegó hace tres días, uno de los peones se accidentó y quiso venir a ayudar a su papá.
—Que bien, entonces voy por él para que desayune con nosotros —Eliza se atragantó con el sorbo de su café.
—¡Qué te pasa Eliza! ¿estás bien?
Si, si estoy bien, es solo que tengo un poco te tos —mintió —y dio un sorbo más a su café y después mencionó—: Oh mira me he ensuciado la pijama, debo cambiarme tomaré un baño y más tarde nos vemos, te dejo desayunar en paz, estás en tu casa hermanito.
Para Neil, no fue nada extraña la actitud de su hermana, seguramente no quería estar en la mesa con su amigo Tom.
—Ese estupido elitismo —pensó en voz alta Neil.
—Disculpe Joven dijo algo.
—No Joan, olvídalo anda ve por tu hijo dile que estoy aquí.
Tom no había ido de muy buena gana, casi que su madre lo había llevado arrastrando.
—Yo no sé cuál es el problema entre ustedes Tom, pero más te vale que lo resuelvan, el joven Neil siempre te ha brindado su amistad así que no te estoy preguntando es una orden, él está esperando por ti.
—Hola Tom, me alegra encontrarte aquí, qué te parece si competimos a ver quien come mas como los viejos tiempos, no podemos desairar a tu mamá con tanta comida.
—Eh.. este…, si está bien —respondió serio.
Para Tom no había peor día que ese para ver a Neil Lagan nuevamente . Tenía el corazón destrozado por Eliza, ella lo había rechazado, y todas las otras veces que su amigo lo buscará había sido cortante por una gran razón, era el amante de su hermana con qué cara lo iba ver, Eliza se metió en su piel como el veneno de una serpiente, volviéndose adicto a ella. Lo mejor era evitarlo para que así no sintiera culpa, ni tampoco se le fuera la lengua. Neil era muy persuasivo, por algo era detective y seguro al verle la cara de idiota enamorado sabria que estaba saliendo con una chica.
Después de desayunar Neil soltó: —¿Qué está pasando contigo ? Hice algo que te molestara, todas mis llamadas simplemente buscabas el pretexto para cortarme
Háblame con la verdad. Tienes algo que decirme.
Continuará…
Última edición por Saadesa el Jue Abr 27, 2023 9:04 am, editado 2 veces