Capítulo 6
Cerró los ojos y espero que no la escucharan decir sus palabras en voz alta supo que era demasiado tarde al sentir alguien atrás de ella caminando pisando las hojas secas. Ella volteó para descubrir quién era.
Terry Granchester tenía planeado un viaje a la villa Lagan a mediados de semana. Había hablado con Tom Stevenson, debía seguir con la investigación en curso sobre la muerte de James Miller, el esposo de la hermana de su colega y amigo.
La muerte de su madre y meses después la muerte de su cuñado, lo de su madre había sido un accidente fatal «nunca volveré a pararme abajo de un gran candelabro» se dijo mientras veía las fotos del expediente de Sarah Lagan. Solo que había algo que no le cuadraba totalmente, y era que la muerte haya sido tan estúpidamente tonta. Investigó a la compañía que estaba haciendo remodelación en la mansión que había adquirido meses atrás la señora Lagan, todo había sido hecho conforme a la ley de vivienda. El empleado que hizo la instalación eléctrica desde el comienzo de la investigación cooperó y lejos de ser sospechoso era una persona que se veía muy afectada por lo sucedido.
Pero James Miller era otro caso totalmente separado al de Sarah, no tenían conexión por ninguna parte había llegado a esa conclusión. Al menos eso era lo que él pensaba.
Su colega el detective Michael Sanders, en el área de narcóticos le hablo sobre que hace vario tiempo seguían la pista de una banda de narcotraficantes sabían muy bien de donde provenían las drogas y los distribuidores, pero no habían querido proceder con una redada los arrestos serían mínimos, lo que querían era al pez gordo, si ellos se podían mover con sus negocios seguramente hacían el lavado de dinero y alguien poderoso los estaba ayudando. Recordó ese día la plática que tuvo con él.
—James Miller, era un maldito, él lavaba dinero por medio de los negocios Lagan.
—¡Cómo! ¿Entonces la familia Lagan está involucrada?
—No y no digas nada de esto a Neil yo lo haré en su momento, su esposa mandó hacer una auditoría sin que él se diera cuenta ella a su vez pidió ayuda a William Albert Ardlay, hace tiempo que lo conozco somos viejos amigos.
—Mira quien lo dijera tienes buenas amistades —mencionó en modo burlón Terry.
—A mi me encanta el senderismo una vez encontré a un perro perdido resultó ser de él y a partir de ahí hicimos una buena amistad, él investigó más a profundidad y descubrió lo del esposo de Eliza, se sintió con la confianza de buscarme y preguntarme qué hacer sobre James Miller, le eche un vistazo a los documentos que el me dio y voila todos los desvíos de dinero eran para la empresa San Reinaldi en Europa, era la empresa que yo estaba investigando por lavado de dinero, no teníamos pruebas ni acceso a todas sus cuentas bancarias si lo hacíamos obviamente era dar aviso que estábamos tras él, fue como recibir un regalo de navidad.
—Pero no crees que su esposa pudiera ser la asesina.
—No lo creo, siempre ha cooperado conmigo en todo y ella fue la que sospecho algo andaba mal en su empresa.
—Mmm pues conmigo se ha negado a hablar, le estoy dando un plazo razonable.
—Ponte en su lugar, descubrir que su esposo utilizó su empresa como fachada de lavado de dinero, y que era un cabecilla de los grandes, después su muerte el acoso de la prensa, la muerte de su madre. Además teníamos alguien encubierto trabajando en el bar del narco Gracia, él nos informó sobre la aparición de una chica pelinegra que dejó un sobre, ella salió de ese lugar sin dejar rastros, no supimos qué contenido tenía, Garcia lo quemó.
Semanas después supimos que habían asesinado a James Miller y todo indica que fue un ajuste de cuentas. Ese hombre robaba a narcos, solo se puso la soga al cuello, el pobre diablo pagó su ambición.
—Te doy la razón en esperar, me siento un poco incómodo por todo lo que implica y saber que es la hermana de mi compañero y amigo.
—Te entiendo es muy difícil cuando tenemos en nuestras manos los casos de amigos o conocidos y se que Neil terminó siendo tu amigo pese que al principio no se soportaban —río de recordarlos. Pero todo saldrá bien ya lo verás. Solo sigue tus instintos.
—Es lo que estoy haciendo y algo no está bien, pero puede ser que yo veo cosas donde no las hay.
Después de esa plática Terry fue nuevamente a las dos escenas del crimen. En la mansión de Sarah Lagan toda la casa estaba teniendo reparaciones tanto eléctricas, de plomería y de diseño, uno de esos era es candelabro de cristalería moderno en la entrada de su casa, constató que si todo había sido un penoso accidente.
Después fue al sendero donde había sido hayado el cuerpo de James Miller, aún la sona de árboles seguía acordonada por el listón amarillo que impedía el paso en el momento del crimen, solo habían sido encontrados dos casquillos de un revólver treinta y ocho, investigaron numeración y eran balas muy comunes cualquiera pudo comprarlas no se había encontrado abosolutamente nada más. Dio un suspiro y decidió irse del lugar pero al dar unos pasos algo llamó su atención era un botón de piel. Lo tomó entre sus manos no era muy común y de hecho había acertado al investigar sobre esos botones solo eran creación de los abrigos Burberry, cuantos abrigos podría haber con esos botones es una respuesta que no pudo obtener pues al investigar le dijeron que era un abrigo vintage y llevar registro de las ventas de hace más de diez años sería absurdo.
Eran pequeños rayos en medio de la oscuridad pero al final siempre se topaba con algo que no lo dejaba avanzar. Su amigo Michael le dijo que a veces los casos suelen ser simples de resolver.
—Si es así, acéptalo y dale carpetazo al expediente pero eso sí, habla con la señora Eliza Lagan para que ya dejes de darle vueltas a todo eso. Debe darte su versión de los hechos
Le había hecho bien hablar con Michael, el caso estaba resuelto por lo que se podía ver era solo un ajuste de cuentas, pero él quería saber la coartada de ella e interrogarla. Michael solo le recomendó hablar con Tom Stevenson también, es por eso que ya había quedado de acuerdo a mediados de semana con él. Pero al hablar con su amigo Neil las cosas cambiaron.
—Porque no vienes a pasar unos días conmigo aquí, esta es una mansión muy grande con muchas habitaciones, a mi hermana no le molestara y así sirve matas dos pájaros de un tiro y me cuentas qué has averiguado de mi cuñado.
—No lo sé, no creo que sea correcto, no quiero que tu hermana me saque a patadas.
—¡Oh vamos! eres mi invitado y sabrás lo que es comida de hogar, que buena falta nos hace, siempre comemos porquerías en la calle.
—Esa voz me agrada, creo que me estás convenciendo.
—Ay ya deja hacerte del rogar, que no soy de esas mujeres que andan detrás de ti o más bien no soy esa rubia de ojos verdes de la cual sigues esperando su llamada.
—Eres un cabrón Neil, por que tienes que sacar ese tema.
—Esta bien me pase de la raya, ya no hay opción aquí te espero el domingo —colgó sin que Terry tuviera oportunidad de responder.
Empaco una maleta pequeña y llego a la Villa de los Legan.
Para su sorpresa estaba Tom Stevenson con maleta en mano apunto de marcharse.
—Hola Terry, que bueno que llegas —mencionó Neil, ya no tuve oportunidad de hablarte, debo salir de emergencia con Tom, me acaba de decir que mi tío Albert está en el Hospital, debo empacar mis cosas mientras tanto hablen en el despacho, me comentó que querían interrogarlo por el caso de mi cuñado, supongo que es si lo vio por aquí.
Tom daba gracias a Dios los dejara solos, no podría responder enfrente de su amigo era él la coartada de Eliza. Pasen al despacho están en su casa, me doy una ducha rápida y nos vamos Tom.
—Está bien Neil, aquí te espero.
Ambos hombres tomaron asiento, el primero en hablar fue Tom.
—Bien detective Granchester, en que puedo ayudarle, sé que ha venido dos veces a buscarme, yo no trabajo aquí, bueno si lo hago cuando puedo ayudo a mi padre. Yo soy empleado del Señor Ardlay.
—Quería preguntarte sobre James Miller Smith, dicen tus padres él solía venir muy a menudo, alguna vez lo viste con una mujer que no fuera su esposa.
—No, siempre venía con su suegra y esposa, nunca vi algo fuera de lo común.
—Oh ya veo.
—¿La señorita Eliza se encuentra aquí?
—Si, la vi hace como una hora caminando hacia el pequeño lago aledaño a la propiedad.
—¿La vas a interrogar?
—Si, es necesario, no es que ella sea sospechosa pero debo saber dónde estaba y con quien a la hora que se cometió el asesinato. Solo es rutina.
—Ya veo, bueno té lo voy a decir porque sé que al enterarte querrás corroborar si es falso o verdad y seguramente ella te dirá con quien estuvo esa noche.
—¡¿Tú lo sabes?! —preguntó sorprendido ante su declaración.
—Si, ella estuvo toda la noche conmigo, tuvimos un romance, nos vimos un par de veces. Ese día estuvo conmigo desde la mañana y hay testigos en el edificio donde ella tiene su penthouse, su esposo tenía una amante. No se quien era, eso no me lo preguntes yo nunca quise indagar sobre ese tema.
—¿Entonces tienen una relación ahora?
—No, solo fui una persona cualquiera con la cual ella sacó su despecho por el engaño de su esposo. Si no era yo seguramente sería otro, yo hubiese querido ser el algo más pero ella no quiso. —declaró amargamente.
—Entiendo —respondió Terry—. Y Neil lo sabe.
—No y te pido si no es necesario que lo sepa prefiero que se quede entre nosotros, él es mi amigo y sé que no lo entenderá.
—Está bien, debo hablar con Eliza Lagan, si después algo no me queda claro té buscaré nuevamente ¿está bien por ti?
—Si, no hay problema, pensaba irme a vivir en Londres en dos semanas, pero supongo tendré que postergarlo un tiempo con lo de mi jefe Albert Ardlay me quedaré hasta que él se recupere.
Neil abrió la puerta del despacho sin tocar todo apresurado —Estoy listo, vámonos Tom, me hablaron del hospital tuvieron que operar a mi tío espero que no sea nada grave. Perdón Terry después seguirás hablando con Tom.
—No te preocupes ya había terminado, esperare por tu hermana afuera que valga la pena mi vuelta ya que ella está aquí. Le he mandado un texto a su teléfono, pero no responde; quédate esta noche el regreso es largo, descansa amigo y sirve le explicas porque Tom y yo hemos tenido que salir de emergencia.
—Está bien, saldré a buscarla, Tom me dijo la vio caminar hacia el lago, veré si puedo encontrarla.
—Gracias amigo estamos en contacto le dijo Neil.
—Nos vemos detective Granchester, cualquier cosa estoy a sus órdenes sabe dónde encontrarme.
Así es como Terry había salido en busca de Eliza Lagan, la vio a lo lejos sentada en el césped abrazando sus piernas. La miró tan vulnerable y frágil. Sus rizos rojizos ondeaban con el viento decidió dar unos pasos con los que ella reaccionó y volteó mirándolo sorprendida.
—¿Quién eres? Y ¿qué haces aquí? Esta es propiedad privada —le dijo poniéndose de pie.
—Hola Eliza, soy el detective Terry Granchester, amigo y colega de tu hermano.
—¡¿Granchester?! Ah eres el detective que ha ido a mi oficinas dos veces, te pido disculpas por no haberte atendido, ni siquiera mi hermano pudo hablar conmigo en esos días.
—Venías a buscar a mi hermano, vayamos a la casa el debe estar ahí.
—Si vine porque él me lo pidió, pensaba venir el miércoles para interrogar a Tom Stevenson, pero tú hermanito me convenció de venir a probar una comida maravillosa con calor de hogar.
—La comida de Joan, sí es maravillosa, siempre nos consiente con lo que más nos gusta. —le decía mientras caminaban—. Eres bienvenido a cenar seguramente nos tendrá algo delicioso.
—Muchas gracias, tu hermano tuvo que volver a Chicago, él y Tom salieron de emergencia.
—¿Qué fue lo que pasó? —se paró en seco —¡mi hermano está bien! ¿tuvieron un accidente al montar?
—Ellos están bien, parece que fue tu tío Albert, tuvieron que operarlo de emergencias, trato de llamarte.
—Mi celular está en la cama de mi habitación.
Entra estás en tu casa siéntate, voy por mi teléfono para marcarle a mi hermano.
Eliza llamó a su hermano se enteró que su tío estaba en quirófano cuando terminara la cirugía le avisaría cómo salió todo y le pidió que por favor tratara bien a su amigo Terry Granchester. Seguramente le interrogaria sobre las muertes de su madre y esposo.
Ella sabría qué hacer y era lo que siempre hacía desde que descubrió la traición de su madre y James, sonreír y fingir que no pasaba nada.
Bajo las escaleras y encontró a Terry observando fotos de su familia.
—Así que él era tu padre —Si lo extraño tanto, nos ha hecho tanta falta. —Unas lágrimas genuinas salieron de los ojos de Eliza— En estos momentos lo necesito más que nunca. Se sentó en uno de los sillones y empezó a llorar cubriendo su rostro.
Terry se sentó a su lado y en un impulso la abrazó para consolarla, se veía tan frágil y vulnerable. Mientras lo hacía recordó de dónde había visto al padre de Eliza y Neil.
Cuando su madre fue asesinada, y limpiara sus cosas encontró una carta dirigida a alguien que le decía solo “Mi querido amor” una foto estaba al lado de esa carta y era el padre de los Lagan. El nunca juzgó a su madre, quien era el para hacerlo por amar a alguien.
—Tranquila entiendo como te sientes, yo perdí a mi madre hace varios años es algo que nunca se supera siempre nos harán falta.
Eliza trató ponerse de pie pero su cuerpo se desvaneció, él la levantó en brazos y preguntó — ¿Cuál es tu habitación? necesitas descansar —ella solo señaló las escaleras y después la puerta de su habitación, él entró y la depositó en su cama.
—¿Tienes un botiquín?
—Si, está en el estante debajo del lavabo —masculló ella.
Se le había bajado la presión, la impresión de lo leído en el diario de su madre le había afectado, la presencia del detective, el adiós de Tom y para rematar su tío la única persona que se preocupaba por ella y su hermano estaba mal.
Terry salió con alcohol y algodón se lo dio a oler.
—Voy por un vaso de agua a la cocina. En la cocina se había encontrado a Joan y le dijo que no se preocupara ella atendería a la señorita.
Él había pasado la tarde en el jardín tomando un té y se debatía entre quedarse o irse. Tal vez era mejor dejar las cosas así era claro como había pasado todo.
Joan le ofreció de comer y efectivamente supo por qué Neil elogiaba tanto su comida.
—He alistado una de las habitaciones de huéspedes me pidió la señorita Eliza, ella estará mejor mañana me pidió le dijera que se sienta como en su casa y que mañana podrán hablar —ante la declaración de Joan aceptó quedarse.
El no podía dormir daba vueltas en la cama así que decidió ir a buscar un trago tal vez un whiskey, recordó ver una botella en el despacho tal vez eso lo haría descansar no podía dejar de pensar en el padre de Eliza. Era el hombre al cual había amado a su madre después de la muerte de su padre.
Escucho ruidos en el pasillo pero no presto mucha atención supuso tal vez era Joan, así que permaneció sentado a oscuras tomando su whiskey cuando terminó camino hacía las escaleras, la puerta de la cocina estaba abierta, entró y vio a Eliza dormida frente a una taza de té. La melena rizada pelirroja caía sobre su brazo, su rostro se veía apacible, no pudo evitar mirar sus labios sonrojados y el camisón de tirantes de satín que la cubría muy apenas.
No podía negar que era muy hermosa cualquier hombre la desearía, pero lo que a él en ese momento le atraía era su vulnerabilidad y fragilidad.
Eliza no recordó haberse quedado dormida y abrió los ojos. Sintió la turbadora presencia de Terry Granchester mirándola. El solo atinó a decir:
—Por fin despertaste, estaba apunto de llevarte a tu recámara —Te sientes bien.
—Si me siento mucho mejor, iré a mi habitación —se puso de pie y él no pudo evitar ver que debajo de aquel camisón no tenía sujetador «estupido contrólate» se dijo al no poder evitar e imaginar lo redondo de sus pechos.
Eliza trago saliva al sentir su mirada tan azul profundo, y de inmediato cruzó sus brazos para tratar de cubrirse y mencionó —Tengo frío es mejor que vuelva a la cama, tú deberías hacer lo mismo.
—No podía dormir y quise tomar un whiskey pero déjame acompañarte a tu habitación, estás muy débil aún.
Ella aceptó y dejó que caminara detrás de ella.
Abrió la puerta de su habitación y le dijo:
—Se que esto es completamente absurdo y se lanzó enredando sus brazos a su cuello y lo besó. Él sabía que era absurdo, irreal y peligroso pero se estremeció al sentir los labios de ella, respondió a su beso. Era una mujer muy hermosa de igual modo la abrazó estrechándole contra sí. Era una extraña sensación para ambos.
El por un momento quiso detenerse y ella le pidió
—No pares —murmuró. Fue recompensada con un beso más, él deslizó la lengua entre sus labios abiertos.
Ella no se cansaba de acariciar su espalda, es como si tratara de reconocer a alguien más y sin pensarlo subió las manos y hundió sus dedos en el cabello castaño de él.
Necesitaba más, quería comprobar que podía estar con cualquier otra persona que no fuera Tom. «pero porque piensas en él en estos momentos»
Los latidos salvajes de Terry respondían a las caricias de ella. Acaricio su derrière y después subió sus manos para acariciar sus pechos por encima de la bata de satin.
Pero en esos instantes vino a la mente de Terry unos ojos verdes y una piel blanca llena de diminutas pecas.
No hubo palabras, simplemente ambos se comunicaban con desesperación tratando de necesitar de demostrar con esos besos sus corazones no le pertenecían a alguien más.
El se separó y la miró. Ella abrió los ojos en ese momento y él mencionó:
—Esto no está bien, no es correcto para empezar eres la hermana de mi compañero y mejor amigo, estoy investigando el caso de tu esposo.
En otras circunstancias Eliza tal vez hubiera dejado caer aquella bata de satin y lo hubiese provocado aún más, pero en su interior sabía que estaba malditamente enamorada de Tom. No conocía por completo a Terry Grandchester, pero al mirar su rostro sabía que él lidiaba con la misma situación alguien más tenía su corazón en algún lugar.
—Terry necesito… voy al baño. Déjame vestirme y hablaremos, ve a la cocina estaré ahí en unos minutos
—Eliza yo.. lo siento.
—Solo dame cinco minutos soy una estúpida no sé en qué pensaba.
Terry bajó a la cocina «soy un verdadero imbécil como pude dejarme llevar» Será mejor hablé con ella y me marché.
Eliza después de unos minutos bajó las escaleras y se dirigió al despacho y tomó la botella de whiskey, entró a la cocina y depositó el licor en la mesa.
—Creo que necesitamos un trago, sacó dos vasos y sirvió.
—No deberíamos —mencionó Terry.
—Relájate, no pasó nada, claramente creo que estás en la misma condición que yo, se que pensabas en alguien más. El dio un sorbo a su vaso y hablo:
—Antes de preguntarte sobre el caso de tu esposo quiero preguntarte sobre algo mas. —Dime.
—Tu padre amaba a tu madre verdaderamente.
A Eliza le causó extraño que preguntará sobre sus padres pero respondió a lo que pedía.
—Ellos se casaron por arreglo de las familias adineradas, siempre los intereses de poder y dinero, en ellos no había una pizca de amor siempre se peleaban incluso podría decirte que se odiaban. Es por eso que en cierta manera Neil y yo amamos esta casa, ellos formaban una especie de tregua y dejaban de pelear cuando veníamos a este lugar, pero nunca los vi decirse un té amo o un té quiero.
—Comprendo.
—¡Pero por qué esa pregunta! —A Eliza le pareció extraño.
—Hace un par de años asesinaron a mi madre, Eleanor Beaker.
—¡Tu madre fue la actriz Eleanor Beaker! —Sorprendida repitió.
—Cuando murió en una caja encontré recuerdos de ella y varias cartas pero en uno de los sobres estaba la foto de tu padre lo reconocí en tus fotos familiares. Claramente ellos se amaban. Soy Granchester Beaker, pero no suelo usar el apellido de mi madre.
Eliza supo que no mentía, lo sabía por los escritos de su madre de aquel diario.
—Pues no culparía a mi padre por haber amado a otra mujer. Tu madre era muy hermosa y si mi padre fue capaz de amarla supongo que tenía un gran corazón él era un hombre bueno.
—Perdóname sólo quería… —No hay nada de qué pedir disculpas, me alegra saber que mi padre encontró el amor en su vida, gracias por decírmelo. Pero anda se que veniste a interrogarme también, que es lo que quieres saber.
—No hay nada que preguntar se que Tom Stevenson estuvo contigo el día de la muerte de tu esposo, es mejor que me vaya, lo sucedido con tu esposo fue provocado por la mafia, le robo a muchos de ellos y eso se paga con la muerte. Es mejor que me vaya —dio el último trago a su whiskey.
—Puedes quedarte e irte por la mañana.
—No, ya casi amanece. Solo quiero preguntarte cuando llegue traía una chamarra de cuero.
—Oh seguramente Joan la guardó en el pequeño closet debajo de las escaleras ahí están los abrigos.
—Gracias por todo Eliza, me voy.
Se dirigió al pequeño closet saco su chamarra y algo llamó su atención una abrigo vintage Burberry, lo sacó para observar y vio que le faltaba un botón.
—¡Fue ella! —Regreso a la cocina y declaró—: Fuiste tú, tú mataste a tu esposo.
Eliza sintió un hueco en el estómago trató de controlarse y respondió:
—No te estoy entendiendo ¿de qué hablas?
En la escena del crimen de tu esposo había un botón idéntico al de esta gabardina.
—Es en serio, sabes cuántas de esas gabardinas o abrigos hay, me vas a culpar por tener buen gusto y conservar un regalo de mi padre de hace años, tú me lo acabas de decir, tengo una coartada estuve con Tom esa noche y hay testigos.
—No, algo escondes lo sé .
—Vamos detective Granchester, no permitas que un estupido botón nuble tu juicio, el lugar donde encontraron a mi esposo, fue el lugar a donde nos conocimos, solíamos ir ahí a platicar y tomar una copa de vino nos gustaba disfrutar de la vista del lago Michigan supongo ahí perdí ese botón hace mucho tiempo, no me puedes culpar por eso.
—Si fuiste tú, lo descubriré y pagarás por lo hecho.
—Mira para que veas que soy una persona que no tengo nada que esconder, te entregaré algo que deje en la caja fuerte de la oficina, acompáñame —se puso de pie y él la siguió.
Este fin de semana decidí venir para dejar de pensar en muchas cosas entre a la habitación de mi madre y sin querer dejé caer un jarrón, al recoger las piezas descubrí una tarima floja y ahí estaba esto —Sacó el cuaderno de la caja fuerte, y lo entregó en sus manos y añadió—: Joana es testigo de cómo estaba ese escondite de mi madre. Lo leí sin parar y es por eso que no me sentía bien, descubrir todo lo que hay en él es terrible, estuve a punto de quemarlo del enojo e irá, Joan también lo puede constatar. Al entregártelo te estaría dando un móvil de mi asesinato según tu, pero yo no sabía nada hasta hace dos dias.
Subiré a mi recamara si después de leer decides arrestarme, lo aceptaré. Es tuyo, haz con él lo que mejor te parezca.
Eliza esperó sentada en el diván de su recámara, después de una hora escuchó el motor de un auto afuera, se asomó por la ventana de su habitación y miró que Terry Granchester se marchaba —respiró aliviada.
Eliza sabía que en el juego de ajedrez la Reina se acababa de comer al rey “jaque mate” había aprendido de los mejores su madre y esposo. Tal vez y solo tal vez si él encontraba pruebas para incriminarla se detendría de hacerlo, pues le acababa de entregar la verdad de la muerte de su madre, ya no tendría que vivir toda su vida con la incertidumbre de encontrar una verdad que seguramente lo carcomía. La Reina había jugado con la debilidad del Rey. Sonrió de lado al momento de ver alejarse el auto de él.
—Acaso se me podría culpar por hacerle un bien a la humanidad al deshacerme de dos seres despreciables que no le hacían ningún bien a nadie.
Fin.
Terry Granchester tenía planeado un viaje a la villa Lagan a mediados de semana. Había hablado con Tom Stevenson, debía seguir con la investigación en curso sobre la muerte de James Miller, el esposo de la hermana de su colega y amigo.
La muerte de su madre y meses después la muerte de su cuñado, lo de su madre había sido un accidente fatal «nunca volveré a pararme abajo de un gran candelabro» se dijo mientras veía las fotos del expediente de Sarah Lagan. Solo que había algo que no le cuadraba totalmente, y era que la muerte haya sido tan estúpidamente tonta. Investigó a la compañía que estaba haciendo remodelación en la mansión que había adquirido meses atrás la señora Lagan, todo había sido hecho conforme a la ley de vivienda. El empleado que hizo la instalación eléctrica desde el comienzo de la investigación cooperó y lejos de ser sospechoso era una persona que se veía muy afectada por lo sucedido.
Pero James Miller era otro caso totalmente separado al de Sarah, no tenían conexión por ninguna parte había llegado a esa conclusión. Al menos eso era lo que él pensaba.
Su colega el detective Michael Sanders, en el área de narcóticos le hablo sobre que hace vario tiempo seguían la pista de una banda de narcotraficantes sabían muy bien de donde provenían las drogas y los distribuidores, pero no habían querido proceder con una redada los arrestos serían mínimos, lo que querían era al pez gordo, si ellos se podían mover con sus negocios seguramente hacían el lavado de dinero y alguien poderoso los estaba ayudando. Recordó ese día la plática que tuvo con él.
—James Miller, era un maldito, él lavaba dinero por medio de los negocios Lagan.
—¡Cómo! ¿Entonces la familia Lagan está involucrada?
—No y no digas nada de esto a Neil yo lo haré en su momento, su esposa mandó hacer una auditoría sin que él se diera cuenta ella a su vez pidió ayuda a William Albert Ardlay, hace tiempo que lo conozco somos viejos amigos.
—Mira quien lo dijera tienes buenas amistades —mencionó en modo burlón Terry.
—A mi me encanta el senderismo una vez encontré a un perro perdido resultó ser de él y a partir de ahí hicimos una buena amistad, él investigó más a profundidad y descubrió lo del esposo de Eliza, se sintió con la confianza de buscarme y preguntarme qué hacer sobre James Miller, le eche un vistazo a los documentos que el me dio y voila todos los desvíos de dinero eran para la empresa San Reinaldi en Europa, era la empresa que yo estaba investigando por lavado de dinero, no teníamos pruebas ni acceso a todas sus cuentas bancarias si lo hacíamos obviamente era dar aviso que estábamos tras él, fue como recibir un regalo de navidad.
—Pero no crees que su esposa pudiera ser la asesina.
—No lo creo, siempre ha cooperado conmigo en todo y ella fue la que sospecho algo andaba mal en su empresa.
—Mmm pues conmigo se ha negado a hablar, le estoy dando un plazo razonable.
—Ponte en su lugar, descubrir que su esposo utilizó su empresa como fachada de lavado de dinero, y que era un cabecilla de los grandes, después su muerte el acoso de la prensa, la muerte de su madre. Además teníamos alguien encubierto trabajando en el bar del narco Gracia, él nos informó sobre la aparición de una chica pelinegra que dejó un sobre, ella salió de ese lugar sin dejar rastros, no supimos qué contenido tenía, Garcia lo quemó.
Semanas después supimos que habían asesinado a James Miller y todo indica que fue un ajuste de cuentas. Ese hombre robaba a narcos, solo se puso la soga al cuello, el pobre diablo pagó su ambición.
—Te doy la razón en esperar, me siento un poco incómodo por todo lo que implica y saber que es la hermana de mi compañero y amigo.
—Te entiendo es muy difícil cuando tenemos en nuestras manos los casos de amigos o conocidos y se que Neil terminó siendo tu amigo pese que al principio no se soportaban —río de recordarlos. Pero todo saldrá bien ya lo verás. Solo sigue tus instintos.
—Es lo que estoy haciendo y algo no está bien, pero puede ser que yo veo cosas donde no las hay.
Después de esa plática Terry fue nuevamente a las dos escenas del crimen. En la mansión de Sarah Lagan toda la casa estaba teniendo reparaciones tanto eléctricas, de plomería y de diseño, uno de esos era es candelabro de cristalería moderno en la entrada de su casa, constató que si todo había sido un penoso accidente.
Después fue al sendero donde había sido hayado el cuerpo de James Miller, aún la sona de árboles seguía acordonada por el listón amarillo que impedía el paso en el momento del crimen, solo habían sido encontrados dos casquillos de un revólver treinta y ocho, investigaron numeración y eran balas muy comunes cualquiera pudo comprarlas no se había encontrado abosolutamente nada más. Dio un suspiro y decidió irse del lugar pero al dar unos pasos algo llamó su atención era un botón de piel. Lo tomó entre sus manos no era muy común y de hecho había acertado al investigar sobre esos botones solo eran creación de los abrigos Burberry, cuantos abrigos podría haber con esos botones es una respuesta que no pudo obtener pues al investigar le dijeron que era un abrigo vintage y llevar registro de las ventas de hace más de diez años sería absurdo.
Eran pequeños rayos en medio de la oscuridad pero al final siempre se topaba con algo que no lo dejaba avanzar. Su amigo Michael le dijo que a veces los casos suelen ser simples de resolver.
—Si es así, acéptalo y dale carpetazo al expediente pero eso sí, habla con la señora Eliza Lagan para que ya dejes de darle vueltas a todo eso. Debe darte su versión de los hechos
Le había hecho bien hablar con Michael, el caso estaba resuelto por lo que se podía ver era solo un ajuste de cuentas, pero él quería saber la coartada de ella e interrogarla. Michael solo le recomendó hablar con Tom Stevenson también, es por eso que ya había quedado de acuerdo a mediados de semana con él. Pero al hablar con su amigo Neil las cosas cambiaron.
—Porque no vienes a pasar unos días conmigo aquí, esta es una mansión muy grande con muchas habitaciones, a mi hermana no le molestara y así sirve matas dos pájaros de un tiro y me cuentas qué has averiguado de mi cuñado.
—No lo sé, no creo que sea correcto, no quiero que tu hermana me saque a patadas.
—¡Oh vamos! eres mi invitado y sabrás lo que es comida de hogar, que buena falta nos hace, siempre comemos porquerías en la calle.
—Esa voz me agrada, creo que me estás convenciendo.
—Ay ya deja hacerte del rogar, que no soy de esas mujeres que andan detrás de ti o más bien no soy esa rubia de ojos verdes de la cual sigues esperando su llamada.
—Eres un cabrón Neil, por que tienes que sacar ese tema.
—Esta bien me pase de la raya, ya no hay opción aquí te espero el domingo —colgó sin que Terry tuviera oportunidad de responder.
Empaco una maleta pequeña y llego a la Villa de los Legan.
Para su sorpresa estaba Tom Stevenson con maleta en mano apunto de marcharse.
—Hola Terry, que bueno que llegas —mencionó Neil, ya no tuve oportunidad de hablarte, debo salir de emergencia con Tom, me acaba de decir que mi tío Albert está en el Hospital, debo empacar mis cosas mientras tanto hablen en el despacho, me comentó que querían interrogarlo por el caso de mi cuñado, supongo que es si lo vio por aquí.
Tom daba gracias a Dios los dejara solos, no podría responder enfrente de su amigo era él la coartada de Eliza. Pasen al despacho están en su casa, me doy una ducha rápida y nos vamos Tom.
—Está bien Neil, aquí te espero.
Ambos hombres tomaron asiento, el primero en hablar fue Tom.
—Bien detective Granchester, en que puedo ayudarle, sé que ha venido dos veces a buscarme, yo no trabajo aquí, bueno si lo hago cuando puedo ayudo a mi padre. Yo soy empleado del Señor Ardlay.
—Quería preguntarte sobre James Miller Smith, dicen tus padres él solía venir muy a menudo, alguna vez lo viste con una mujer que no fuera su esposa.
—No, siempre venía con su suegra y esposa, nunca vi algo fuera de lo común.
—Oh ya veo.
—¿La señorita Eliza se encuentra aquí?
—Si, la vi hace como una hora caminando hacia el pequeño lago aledaño a la propiedad.
—¿La vas a interrogar?
—Si, es necesario, no es que ella sea sospechosa pero debo saber dónde estaba y con quien a la hora que se cometió el asesinato. Solo es rutina.
—Ya veo, bueno té lo voy a decir porque sé que al enterarte querrás corroborar si es falso o verdad y seguramente ella te dirá con quien estuvo esa noche.
—¡¿Tú lo sabes?! —preguntó sorprendido ante su declaración.
—Si, ella estuvo toda la noche conmigo, tuvimos un romance, nos vimos un par de veces. Ese día estuvo conmigo desde la mañana y hay testigos en el edificio donde ella tiene su penthouse, su esposo tenía una amante. No se quien era, eso no me lo preguntes yo nunca quise indagar sobre ese tema.
—¿Entonces tienen una relación ahora?
—No, solo fui una persona cualquiera con la cual ella sacó su despecho por el engaño de su esposo. Si no era yo seguramente sería otro, yo hubiese querido ser el algo más pero ella no quiso. —declaró amargamente.
—Entiendo —respondió Terry—. Y Neil lo sabe.
—No y te pido si no es necesario que lo sepa prefiero que se quede entre nosotros, él es mi amigo y sé que no lo entenderá.
—Está bien, debo hablar con Eliza Lagan, si después algo no me queda claro té buscaré nuevamente ¿está bien por ti?
—Si, no hay problema, pensaba irme a vivir en Londres en dos semanas, pero supongo tendré que postergarlo un tiempo con lo de mi jefe Albert Ardlay me quedaré hasta que él se recupere.
Neil abrió la puerta del despacho sin tocar todo apresurado —Estoy listo, vámonos Tom, me hablaron del hospital tuvieron que operar a mi tío espero que no sea nada grave. Perdón Terry después seguirás hablando con Tom.
—No te preocupes ya había terminado, esperare por tu hermana afuera que valga la pena mi vuelta ya que ella está aquí. Le he mandado un texto a su teléfono, pero no responde; quédate esta noche el regreso es largo, descansa amigo y sirve le explicas porque Tom y yo hemos tenido que salir de emergencia.
—Está bien, saldré a buscarla, Tom me dijo la vio caminar hacia el lago, veré si puedo encontrarla.
—Gracias amigo estamos en contacto le dijo Neil.
—Nos vemos detective Granchester, cualquier cosa estoy a sus órdenes sabe dónde encontrarme.
Así es como Terry había salido en busca de Eliza Lagan, la vio a lo lejos sentada en el césped abrazando sus piernas. La miró tan vulnerable y frágil. Sus rizos rojizos ondeaban con el viento decidió dar unos pasos con los que ella reaccionó y volteó mirándolo sorprendida.
—¿Quién eres? Y ¿qué haces aquí? Esta es propiedad privada —le dijo poniéndose de pie.
—Hola Eliza, soy el detective Terry Granchester, amigo y colega de tu hermano.
—¡¿Granchester?! Ah eres el detective que ha ido a mi oficinas dos veces, te pido disculpas por no haberte atendido, ni siquiera mi hermano pudo hablar conmigo en esos días.
—Venías a buscar a mi hermano, vayamos a la casa el debe estar ahí.
—Si vine porque él me lo pidió, pensaba venir el miércoles para interrogar a Tom Stevenson, pero tú hermanito me convenció de venir a probar una comida maravillosa con calor de hogar.
—La comida de Joan, sí es maravillosa, siempre nos consiente con lo que más nos gusta. —le decía mientras caminaban—. Eres bienvenido a cenar seguramente nos tendrá algo delicioso.
—Muchas gracias, tu hermano tuvo que volver a Chicago, él y Tom salieron de emergencia.
—¿Qué fue lo que pasó? —se paró en seco —¡mi hermano está bien! ¿tuvieron un accidente al montar?
—Ellos están bien, parece que fue tu tío Albert, tuvieron que operarlo de emergencias, trato de llamarte.
—Mi celular está en la cama de mi habitación.
Entra estás en tu casa siéntate, voy por mi teléfono para marcarle a mi hermano.
Eliza llamó a su hermano se enteró que su tío estaba en quirófano cuando terminara la cirugía le avisaría cómo salió todo y le pidió que por favor tratara bien a su amigo Terry Granchester. Seguramente le interrogaria sobre las muertes de su madre y esposo.
Ella sabría qué hacer y era lo que siempre hacía desde que descubrió la traición de su madre y James, sonreír y fingir que no pasaba nada.
Bajo las escaleras y encontró a Terry observando fotos de su familia.
—Así que él era tu padre —Si lo extraño tanto, nos ha hecho tanta falta. —Unas lágrimas genuinas salieron de los ojos de Eliza— En estos momentos lo necesito más que nunca. Se sentó en uno de los sillones y empezó a llorar cubriendo su rostro.
Terry se sentó a su lado y en un impulso la abrazó para consolarla, se veía tan frágil y vulnerable. Mientras lo hacía recordó de dónde había visto al padre de Eliza y Neil.
Cuando su madre fue asesinada, y limpiara sus cosas encontró una carta dirigida a alguien que le decía solo “Mi querido amor” una foto estaba al lado de esa carta y era el padre de los Lagan. El nunca juzgó a su madre, quien era el para hacerlo por amar a alguien.
—Tranquila entiendo como te sientes, yo perdí a mi madre hace varios años es algo que nunca se supera siempre nos harán falta.
Eliza trató ponerse de pie pero su cuerpo se desvaneció, él la levantó en brazos y preguntó — ¿Cuál es tu habitación? necesitas descansar —ella solo señaló las escaleras y después la puerta de su habitación, él entró y la depositó en su cama.
—¿Tienes un botiquín?
—Si, está en el estante debajo del lavabo —masculló ella.
Se le había bajado la presión, la impresión de lo leído en el diario de su madre le había afectado, la presencia del detective, el adiós de Tom y para rematar su tío la única persona que se preocupaba por ella y su hermano estaba mal.
Terry salió con alcohol y algodón se lo dio a oler.
—Voy por un vaso de agua a la cocina. En la cocina se había encontrado a Joan y le dijo que no se preocupara ella atendería a la señorita.
Él había pasado la tarde en el jardín tomando un té y se debatía entre quedarse o irse. Tal vez era mejor dejar las cosas así era claro como había pasado todo.
Joan le ofreció de comer y efectivamente supo por qué Neil elogiaba tanto su comida.
—He alistado una de las habitaciones de huéspedes me pidió la señorita Eliza, ella estará mejor mañana me pidió le dijera que se sienta como en su casa y que mañana podrán hablar —ante la declaración de Joan aceptó quedarse.
El no podía dormir daba vueltas en la cama así que decidió ir a buscar un trago tal vez un whiskey, recordó ver una botella en el despacho tal vez eso lo haría descansar no podía dejar de pensar en el padre de Eliza. Era el hombre al cual había amado a su madre después de la muerte de su padre.
Escucho ruidos en el pasillo pero no presto mucha atención supuso tal vez era Joan, así que permaneció sentado a oscuras tomando su whiskey cuando terminó camino hacía las escaleras, la puerta de la cocina estaba abierta, entró y vio a Eliza dormida frente a una taza de té. La melena rizada pelirroja caía sobre su brazo, su rostro se veía apacible, no pudo evitar mirar sus labios sonrojados y el camisón de tirantes de satín que la cubría muy apenas.
No podía negar que era muy hermosa cualquier hombre la desearía, pero lo que a él en ese momento le atraía era su vulnerabilidad y fragilidad.
Eliza no recordó haberse quedado dormida y abrió los ojos. Sintió la turbadora presencia de Terry Granchester mirándola. El solo atinó a decir:
—Por fin despertaste, estaba apunto de llevarte a tu recámara —Te sientes bien.
—Si me siento mucho mejor, iré a mi habitación —se puso de pie y él no pudo evitar ver que debajo de aquel camisón no tenía sujetador «estupido contrólate» se dijo al no poder evitar e imaginar lo redondo de sus pechos.
Eliza trago saliva al sentir su mirada tan azul profundo, y de inmediato cruzó sus brazos para tratar de cubrirse y mencionó —Tengo frío es mejor que vuelva a la cama, tú deberías hacer lo mismo.
—No podía dormir y quise tomar un whiskey pero déjame acompañarte a tu habitación, estás muy débil aún.
Ella aceptó y dejó que caminara detrás de ella.
Abrió la puerta de su habitación y le dijo:
—Se que esto es completamente absurdo y se lanzó enredando sus brazos a su cuello y lo besó. Él sabía que era absurdo, irreal y peligroso pero se estremeció al sentir los labios de ella, respondió a su beso. Era una mujer muy hermosa de igual modo la abrazó estrechándole contra sí. Era una extraña sensación para ambos.
El por un momento quiso detenerse y ella le pidió
—No pares —murmuró. Fue recompensada con un beso más, él deslizó la lengua entre sus labios abiertos.
Ella no se cansaba de acariciar su espalda, es como si tratara de reconocer a alguien más y sin pensarlo subió las manos y hundió sus dedos en el cabello castaño de él.
Necesitaba más, quería comprobar que podía estar con cualquier otra persona que no fuera Tom. «pero porque piensas en él en estos momentos»
Los latidos salvajes de Terry respondían a las caricias de ella. Acaricio su derrière y después subió sus manos para acariciar sus pechos por encima de la bata de satin.
Pero en esos instantes vino a la mente de Terry unos ojos verdes y una piel blanca llena de diminutas pecas.
No hubo palabras, simplemente ambos se comunicaban con desesperación tratando de necesitar de demostrar con esos besos sus corazones no le pertenecían a alguien más.
El se separó y la miró. Ella abrió los ojos en ese momento y él mencionó:
—Esto no está bien, no es correcto para empezar eres la hermana de mi compañero y mejor amigo, estoy investigando el caso de tu esposo.
En otras circunstancias Eliza tal vez hubiera dejado caer aquella bata de satin y lo hubiese provocado aún más, pero en su interior sabía que estaba malditamente enamorada de Tom. No conocía por completo a Terry Grandchester, pero al mirar su rostro sabía que él lidiaba con la misma situación alguien más tenía su corazón en algún lugar.
—Terry necesito… voy al baño. Déjame vestirme y hablaremos, ve a la cocina estaré ahí en unos minutos
—Eliza yo.. lo siento.
—Solo dame cinco minutos soy una estúpida no sé en qué pensaba.
Terry bajó a la cocina «soy un verdadero imbécil como pude dejarme llevar» Será mejor hablé con ella y me marché.
Eliza después de unos minutos bajó las escaleras y se dirigió al despacho y tomó la botella de whiskey, entró a la cocina y depositó el licor en la mesa.
—Creo que necesitamos un trago, sacó dos vasos y sirvió.
—No deberíamos —mencionó Terry.
—Relájate, no pasó nada, claramente creo que estás en la misma condición que yo, se que pensabas en alguien más. El dio un sorbo a su vaso y hablo:
—Antes de preguntarte sobre el caso de tu esposo quiero preguntarte sobre algo mas. —Dime.
—Tu padre amaba a tu madre verdaderamente.
A Eliza le causó extraño que preguntará sobre sus padres pero respondió a lo que pedía.
—Ellos se casaron por arreglo de las familias adineradas, siempre los intereses de poder y dinero, en ellos no había una pizca de amor siempre se peleaban incluso podría decirte que se odiaban. Es por eso que en cierta manera Neil y yo amamos esta casa, ellos formaban una especie de tregua y dejaban de pelear cuando veníamos a este lugar, pero nunca los vi decirse un té amo o un té quiero.
—Comprendo.
—¡Pero por qué esa pregunta! —A Eliza le pareció extraño.
—Hace un par de años asesinaron a mi madre, Eleanor Beaker.
—¡Tu madre fue la actriz Eleanor Beaker! —Sorprendida repitió.
—Cuando murió en una caja encontré recuerdos de ella y varias cartas pero en uno de los sobres estaba la foto de tu padre lo reconocí en tus fotos familiares. Claramente ellos se amaban. Soy Granchester Beaker, pero no suelo usar el apellido de mi madre.
Eliza supo que no mentía, lo sabía por los escritos de su madre de aquel diario.
—Pues no culparía a mi padre por haber amado a otra mujer. Tu madre era muy hermosa y si mi padre fue capaz de amarla supongo que tenía un gran corazón él era un hombre bueno.
—Perdóname sólo quería… —No hay nada de qué pedir disculpas, me alegra saber que mi padre encontró el amor en su vida, gracias por decírmelo. Pero anda se que veniste a interrogarme también, que es lo que quieres saber.
—No hay nada que preguntar se que Tom Stevenson estuvo contigo el día de la muerte de tu esposo, es mejor que me vaya, lo sucedido con tu esposo fue provocado por la mafia, le robo a muchos de ellos y eso se paga con la muerte. Es mejor que me vaya —dio el último trago a su whiskey.
—Puedes quedarte e irte por la mañana.
—No, ya casi amanece. Solo quiero preguntarte cuando llegue traía una chamarra de cuero.
—Oh seguramente Joan la guardó en el pequeño closet debajo de las escaleras ahí están los abrigos.
—Gracias por todo Eliza, me voy.
Se dirigió al pequeño closet saco su chamarra y algo llamó su atención una abrigo vintage Burberry, lo sacó para observar y vio que le faltaba un botón.
—¡Fue ella! —Regreso a la cocina y declaró—: Fuiste tú, tú mataste a tu esposo.
Eliza sintió un hueco en el estómago trató de controlarse y respondió:
—No te estoy entendiendo ¿de qué hablas?
En la escena del crimen de tu esposo había un botón idéntico al de esta gabardina.
—Es en serio, sabes cuántas de esas gabardinas o abrigos hay, me vas a culpar por tener buen gusto y conservar un regalo de mi padre de hace años, tú me lo acabas de decir, tengo una coartada estuve con Tom esa noche y hay testigos.
—No, algo escondes lo sé .
—Vamos detective Granchester, no permitas que un estupido botón nuble tu juicio, el lugar donde encontraron a mi esposo, fue el lugar a donde nos conocimos, solíamos ir ahí a platicar y tomar una copa de vino nos gustaba disfrutar de la vista del lago Michigan supongo ahí perdí ese botón hace mucho tiempo, no me puedes culpar por eso.
—Si fuiste tú, lo descubriré y pagarás por lo hecho.
—Mira para que veas que soy una persona que no tengo nada que esconder, te entregaré algo que deje en la caja fuerte de la oficina, acompáñame —se puso de pie y él la siguió.
Este fin de semana decidí venir para dejar de pensar en muchas cosas entre a la habitación de mi madre y sin querer dejé caer un jarrón, al recoger las piezas descubrí una tarima floja y ahí estaba esto —Sacó el cuaderno de la caja fuerte, y lo entregó en sus manos y añadió—: Joana es testigo de cómo estaba ese escondite de mi madre. Lo leí sin parar y es por eso que no me sentía bien, descubrir todo lo que hay en él es terrible, estuve a punto de quemarlo del enojo e irá, Joan también lo puede constatar. Al entregártelo te estaría dando un móvil de mi asesinato según tu, pero yo no sabía nada hasta hace dos dias.
Subiré a mi recamara si después de leer decides arrestarme, lo aceptaré. Es tuyo, haz con él lo que mejor te parezca.
Eliza esperó sentada en el diván de su recámara, después de una hora escuchó el motor de un auto afuera, se asomó por la ventana de su habitación y miró que Terry Granchester se marchaba —respiró aliviada.
Eliza sabía que en el juego de ajedrez la Reina se acababa de comer al rey “jaque mate” había aprendido de los mejores su madre y esposo. Tal vez y solo tal vez si él encontraba pruebas para incriminarla se detendría de hacerlo, pues le acababa de entregar la verdad de la muerte de su madre, ya no tendría que vivir toda su vida con la incertidumbre de encontrar una verdad que seguramente lo carcomía. La Reina había jugado con la debilidad del Rey. Sonrió de lado al momento de ver alejarse el auto de él.
—Acaso se me podría culpar por hacerle un bien a la humanidad al deshacerme de dos seres despreciables que no le hacían ningún bien a nadie.
Fin.
Última edición por Saadesa el Jue Mayo 04, 2023 9:43 pm, editado 4 veces