Mi nombre es Annie Rose de Cornwell, y hasta hace un año nunca imagine que podía ser capaz de asesinar a nadie, aunque todo fue un accidente.
Nos habíamos prometido con Archie y con nuestros padres fijamos la fecha del matrimonio.
Desde el momento en que la argolla comenzó a brillar en mi dedo, ella comenzó a hacerme la vida imposible, la respetable tía abuela Elroy
Aquella noche de boda la señora se las arregló para enfermarse y comenzó a gritar por toda la casa el nombre de Archie
—Archie, por favor, no quiero estar sola, tengo miedo.
Y yo la comprendí.
Al otro día tomábamos un barco en dirección a Europa por nuestra luna de miel, y se las arregló para ir con nosotros, en la misma cabina.
Nunca nos dejó solos, dejaba las luces prendidas, no había noche que no gritara, que sentia sola, o que yo fuera por un te, quería que Archi la acompañara a todos lados.
Una vez que nos quedamos a solas en el cuarto, me dio un sermón de que las "damas de alcurnia" nunca se comportaban como mujerzuelas de cabaret.
Ya no podía tolerarla más, mi matrimonio se estaba volviendo un infierno y no podía permitirlo, no después de todo lo que tuve que hacer para casarme con Archie, por eso, al volver a Chicago busqué una forma de vengarme de la matriarca.
Después de mucho pensarlo, pensé que dándole una buena lección entendería mi lugar en la familia, me dirigí a un local de la ciudad y de forma anónima compré un laxante. E inmediatamente puse a andar el plan.
Como siempre le serví le serví su taza de té, puntualmente, solo que esta vez tenía algo adicional. Sonreí como cuando una niña hace una pequeña travesura y es que tan solo de imaginarla en apuros corriendo al baño, tuve que cubrirme la boca para que mi risa no la alertara. Sin embargo, por ese descuido Mary, la cocinera, si pudo ver que le echaba algo al te.
—¿Qué le está poniendo en el té de la señora? Señora Annie, ¿necesita ayuda con eso? — pregunto mientras observaba bien que sostenía en la mano la pelinegra.
—No, Mary, no te preocupes, solo estoy dándole unas gotas para la constipación, ya sabes que es renuente a tomar medicamentos por eso lo hago sin que sepa, además esto es un remedio natural, que yo misma tomo —dije con una sonrisa en mi rostro con natural inocencia. —bueno, ya que estás aquí lleva por favor esto a la tía abuela.
Ya me regodeaba con lo que pasaría a continuación, pero nada paso.
Al día siguiente aumente la dosis y esta vez sí que hizo efecto, pero no salió como lo esperaba, pues aquella noche en que "casi-casi" habíamos consumado el acto, llamó más que de costumbre, entonces lo decidí y vaciaría todo el frasco en la taza de té.
Ella estuvo en la taza del baño toda una tarde y quedó tan débil que no podía gritar a nadie, yo me paseaba en mi cuarto, y en el pasillo la escuche quejarse. Entré a su cuarto y con cara de inocencia me dirigí a ella;
—¿Por qué no toma un poco de aire desde el balcón, tia abuela? Venga, yo le ayudare.
Ella ni siquiera tuvo el ánimo de responder, salí y volví con un té de manzanilla “especial” Después de beberlo le ayudé a que se levantara, ella quiso ir hacia el barandal y yo no la detuve, tal vez muy en el fondo si deseaba lo que pasó, se acercó a paso lento pero trastabillo y perdió el equilibrio cayendo al vacío. Yo me quede impávida por lo que acababa de presenciar.
Abajo estaban los jardineros trabajando y la señora Elroy cayó sobre una horqueta muriendo atravesada como anticucho. Mary la cocinera que en ese momento había llegado para ver a la patrona se me quedo mirando
—Señora Annie, usted le puso algo en el té de la señora Elroy lo sé, se lo diré a don William —dijo mientras caminaba apurada hacia la escalera.
—Tú no vas a hablar —dije dándole alcance y sujetándola fuertemente.
ella se asustó se dio a la vuelta y por la rapidez pisó mal, y yo, bueno, la ayude empujando un poco, solo un poquito.
Se desnuco cayendo por la escalera. Fue una muerte instantánea.
¿Y qué hice yo? Grité y cuando empezaron a llegar los empleados hice lo que estaba acostumbrada a hacer, fingí desmayo.
Yo le había dedicado mi vida a Archie, incluso era media virgen cuando me casé con él . En el colegio supe escuchando en el baño que cuando uno lo hacía de pie seguía siendo virgen. Y eso fue lo que me dijo el hermano de Eliza cuando cogimos en el salón de música apoyando mi trasero desnudo en la pared.
Actualmente estoy recluida en la casa de campo, todos creen que estoy desquiciada por presenciar las dos muertes. Pero yo solo me hago la enferma.
Archie viene seguido a cumplir sus deberes de esposo, lo vuelvo loco de pasión.
También viene el hermano de Eliza, de el son mis tres hijos pero nadie lo sabe.
A.C